BARCELONA 3 - MALLORCA 0 / Un patoso estropeó la fiesta perfecta
El Barça jugó bien y ganó, Ansu marcó dos goles. Gran despedida a Busquets, Alba y el Camp Nou. Lástima de la entrada de Amath a Balde.
La mayoría de fiestas, tienen un tonto que las estropea. La fiesta preparada en el Camp Nou, con todo decidido en la clasificación, en un partido que debía servir para homenajear al viejo estadio y para despedir a dos mitos como Busquets y Jordi Alba. El rival era un Mallorca que tenía una opción remota de acceder a la Conference, pero que pronto se le puso cuesta arriba por los goles de Osasuna y Girona en sus partidos respectivos y el gol que Ansu había marcado a los 52 segundos de partido.
Es decir, que el ambiente era el propicio para una fiesta tranquila, pero apareció el patoso habitual que no sabe comportarse y se carga el buen rollo. En esta ocasión, la vergüenza recayó en Amath, que a los doce minutos cometió una entrada criminal al tobillo de Balde cuando el joven defensa del Barça iniciaba desde su campo un contragolpe que el senegalés decidió cortar con una escalofriante plancha con los tacos por delante al tobillo del internacional, que cayó al suelo consciente de la gravedad de su lesión.
El árbitro, que vaya a usted qué debía estar mirando, tuvo que ser llamado por el VAR para que viera a cámara lenta el estropicio y fue entonces cuando le sacó la roja al jugador del Mallorca. En esos momento, Balde ya estaba en el vestuario. Los médicos y sus compañeros del Barcelona habían visto ya con claridad la gravedad de la situación. No tuvo que salir ni la camilla. Los asistentes culés sin esperar se llevaron enseguida en brazos al futbolista.
En la media parte el club informó de una rotura parcial del ligamento lateral externo del tobillo derecho.
A partir del estacazo de Amath, el partido ya sobraba más que cuando en la primera jugada del partido, Busquets ofreció a su gente uno de esos pases que tanto echará de menos su técnico. El caramelo lo prolongó Lewandowski de espuela, para que Gavi le regalara el gol a puerta vacía a Ansu.
Que el delantero canterano también se tomó el partido como algo personal. Está por ver si era una reivindicación personal para demostrar que tiene sitio en un club donde cada día hay gente que le ve más como un activo económico que como un recurso deportivo.
Lewandowski le cedió a Ansu la ejecución de una falta peligrosa al borde del área (que no entró, lo que no es noticia desde hace dos años) y el joven delantero fue el argumento más revoltoso del ataque blaugrana junto a un Dembélé que alegró al respetable con su colección de regates imposibles seguidos de resbalones más propios del cine cómico.
Marcó Ansu el segundo en el minuto 24 de nuevo a pase de Lewandowski como consecuencia lógica de un partido que era un monólogo blaugrana ante un rival que jugaba con uno menos.
Tuvieron el tercero Koundé, lewandowski y Dembélé, pero fue Gavi quien logró marcar con un disparo tremendo. El partido pasó a jugarse ya más pendiente de los cambios de Alba y Busquets, así como de que Ter Stegen mantuviera su portería a cero.
El primero en irse fue Alba, que no pudo contener las lágrimas en el momento de dirigirse a la banda. Tres minutos después, se fue Busquets. Acababa una época.