Un ‘culo di ferro’ que busca LaLiga

El Barcelona logra sumar un punto más de ventaja y descontar una jornada para el final de LaLiga. Le lleva 13 al Real Madrid, pero su juego sigue muy plano.

Santi Giménez
As
El Barcelona suma un punto más de ventaja y descuenta una jornada para el final de LaLiga. La manera de hacerlo recuerda a los históricos negociadores marxistas, como el italiano Enrico Berlinguer, apodado ‘culo di ferro’. Un hombre capaz de conseguir cualquier acuerdo a base de aburrir al contrario. Puntito a puntito, el Barcelona de Xavi llegará a la orilla del campeonato porque no hay nadie que en el curso doméstico le discuta su capacidad dialéctica. En sus días malos, el Barça puede aburrir a cualquiera. El equipo de Xavi estuvo espeso ante el Girona y consiguió lo que lleva haciendo toda la temporada: resguardar su portería (21 jornadas sin encajar no es poca cosa) pero esta vez no salió nada ante la rival. Un empate a cero y 13 puntos de ventaja a falta de quince jornadas que, si se sigue jugando así, garantizarán el título y también una sensación de que el publico, en vez de ir a un partido, acabará asistiendo a la negociación de un convenio marco en el que el que se levante antes de la mesa, pierde.

Tras el empate a cero, el Barça sale contento, porque suma un punto más que el Real Madrid. El Girona, lo mismo, porque se aleja de la zona del descenso, que parece el metro de Tokio, pero al espectador le falta algo para poder animarse. Sólo Araújo, Balde y Gavi se salen del guión y tratan de ganar el campeonato por la vía rápida. El resto, da la sensación de que con cumplir el horario, ya basta.

El miércoles el Real Madrid le gripó el motor a un Barça que regresó a LaLiga con la tranquilidad que da saber que tu perseguidor en la competición de la regularidad y verdugo en la Copa había caído en su casa. Pero los motores de estos equipos tractor, que tienen que calentarse para volver a coger velocidad de crucero necesitan tiempo.

Mientras se espera que lleguen esas piezas de recambio que el encargado del taller te prometió para la semana siguiente, pero que se han quedado en la aduana (De Jong, Pedri, Dembélé y Christensen) el Barça buscó ayer de encontrar su punto ante un equipo como el Girona que hace tiempo que ha encontrado su punto.

Contrapuntos

Los de Míchel, que gozan de una envidiable posición (de momento, porque en este campeonato nada puede darse por supuesto) podían permitirse el lujo de salir al Camp Nou a jugar cara a cara al equipo blaugrana y en los primeros minutos le dieron un susto a Ter Stegen mediante Tsygankov e Iván Martín.

El Barça, abusaba de un recurso que esta temporada no se había previsto, pero que dada las circunstancias (y lo que tardan en llegar las piezas para arreglar el tractor) se está convirtiendo en hábito: el Baldesistema.

Insistió en la primera parte una y otra vez el equipo barcelonista en atacar por la banda de Balde, quien miraba de encontrar como socio principal a Ansu, que en la elección de tercer delantero le ganó la mano a Ferran Torres como acompañante de Raphinha y Lewandowski.

El brasileño y el polaco, dos primeras espadas en lo suyo fueron los jugadores del Barça que iniciaron el encuentro de manera más parecida a como acabaron el de Copa. Raphinha se fue entonando a medida que pasaban los minutos e incluso tuvo una buena ocasión tras un gran pase de Ansu, pero Lewandowski empezó ya fallando una clara ocasión tras un error en la salida de pelota de Borja y luego sus acciones eran poco menos que desesperantes.

Las opciones del Barcelona para decantar el partido en una primera parte movida, pero sin argumento futbolístico alguno se reducían a las jugadas a balón parado. Y ahí, en un remate de espuela de Araújo ante un lanzamiento lamentable de Raphinha, Gazzaniga sacó el balón con su cuerpo dentro de la portería pero con las manos estiradas sobre la línea de gol. El poste, evitó ver con certeza si el balón había entrado completamente o no. La tecnología de gol para la mejor Liga del mundo si eso para otra temporada.

¿Soluciones?

En el descanso, Xavi retiró a Sergi Roberto, otro que seguía en el bucle del Clásico de Copa, y dio entrada a Kessié, que sorprendentemente no salió como titular. En el Girona, una mala noticia y una buena: se retiró Borja con molestias, pero regresó al campo Aleix tras su lesión.

El que les siguió camino del vestuario fue Tati Castellanos, que dejó su puesto a Stuani después de fallar un gol cantado en un uno contra uno ante Ter Stegen que volvía a desnudar a la defensa de un Barcelona que cada vez estaba más claro que no sabía como meterle mano a un partido que no acababa de arrancar.

A falta de veinte minutos y en medio de la nada, Xavi cambió su apuesta inicial en el casting de delanteros: se fue Ansu e ingresó Ferran Torres.

Pero la solución en ataque para el Barça estaba en un defensa. Jordi Alba entró en el sitio de Raphinha, se colocó como extremo izquierda, llevando a Ferran a la derecha en busca de un Lewandowski desesperante. El Barça buscó el gol mediante los creyentes -Balde, Araújo y Gavi-, el resto, decidieron hacer el ‘culo di ferro’.


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