Sin pegada no hay Champions

El Betis se aleja de la cuarta plaza mientras la Real Sociedad sostiene al ralentí su posición. Canales no tuvo eficacia y Merino rozó la gloria en el cierre.

Daniel Lagos
As
Betis y Real Sociedad suman un punto que sabe a poco tras una batalla de miedos y de riesgos muy contenidos. Hubo fútbol a ratos, destellos de talento y un puñado de ocasiones para los dos equipos, pero la pegada se ausentó en el Villamarín. Sonríe más la Real, que mantiene la distancia respecto a los verdiblancos en esa cuarta plaza que ve también cómo Villarreal y Athletic asoman con sus candidaturas. Se lamenta el Betis, que ve cómo su sueño se evapora en la misma medida en que su versión brillante de fútbol parece algo desvanecida. No bastó a la Real su ímpetu inicial ni al Betis su verticalidad del cierre.

Comenzó mejor la Real. El equipo de Imanol presionó más y mejor que su rival y vivió en campo contrario durante el primer tramo del duelo. Había nervios en el conjunto verdiblanco: Pezzella temblaba en cada salida de balón, Ruibal sólo encontraba el pase atrás a Rui Silva y ni Canales ni William Carvalho lograban agarrar un amago de posesión. Fue un vendaval de la Real en el Villamarín. Zubimendi era un tormento en la presión y amenazó sin éxito a Rui Silva con una recuperación en tres cuartos y un disparo que se marchó fuera. Había silbidos en Heliópolis y enfado en el rostro de Pellegrini.

Trataba de coger aire el Betis y Ruibal probó a Remiro con un centro-chut que casi se cuela en su portería. Quería respirar el cuadro de Pellegrini, que tenía a Ayoze casi abandonado y a sus bandas únicamente pendientes de cada aparición realista. Pero el esfuerzo físico de la Real se minimizó en el último cuarto de hora del primer tiempo. Ruibal y Miranda estiraron sus alas y Canales tuvo una gran opción tras un pase medido de Rodri, pero su remate no encontró la meta de Remiro. El descanso llegaba bajo un mundo de incertidumbre.

Revolucionó su apuesta Pellegrini en la reanudación. Tiró de Luiz Henrique y Borja Iglesias para lanzar a su rival el mensaje de que iría a por el partido. Así fue por momentos. Canales comenzó a aparecer y Luiz Henrique atemorizó entre espacios. Había verticalidad en el Betis. Y algo más de temor en la arriesgada presión de la Real. Le Normand tuvo una buena opción en un remate de cabeza fallido y Ayoze disfrutó de la suya con una media vuelta que no encontró la definición deseada tras una incursión letal de Miranda. El Betis elevaba sus riesgos. La Real, ya con Merino en el repliegue y Silva en la salida, quería reinar en los multiplicados espacios. Canales tuvo el tanto en otra aparición de Miranda. El lateral era el mejor arma de los locales desde hacía mucho. La revolución de cambios de Imanol, mientras, no pareció entregarle a su equipo ningún atisbo de mejoría.

El cierre presentó a un equipo local insistente y a una Real algo conservadora. La clasificación exponía la realidad de intenciones. Las incisivas apariciones de Luiz Henrique ya no encontraban espacios y Canales tenía la fatiga en su contra. Silva, mientras, trataba de fabricar un fútbol que ya no tenía la posesión de su lado. Todo estaba condenado a la nada hasta que Mikel Merino acarició la gloria con un disparo que detuvo con acierto Rui Silva. Fue el instante de emoción del último suspiro. Fue la historia de un punto perdido. Lamentado por un cuadro de Pellegrini que casi se despide de la Champions. Celebrado por una Real que tiene más cerca la satisfacción de ese ansiado cuarto lugar.


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