Shelley Duvall y la tortuosa filmación de “El Resplandor”, un viaje a la oscuridad del que no pudo salir jamás
Cuando la actriz llegó al set para filmar la célebre película de Stanley Kubrick, no sabía que ingresaba en una pesadilla no la dejaría en paz
Lo que hizo Stanley Kubrick con El Resplandor fue entregar una cinta donde no hay máscaras de hockey, no hay posesiones demoníacas; si acaso, una fuerza sobrenatural conocida como “El Resplandor” cuyo único fin es potenciar la caída a la locura de un hombre común, un hombre que el alcoholismo, la soledad, el aislamiento y sus demonios internos han terminado por quitarle todo rastro de humanidad.
Un hacha en mano y el psicótico rostro del actor Jack Nicholson interpretando al personaje de Jack Torrance, fueron suficientes para que miles de personas quedaran heladas frente a las pantallas de cine en 1980 cuando El Resplandor salió en cartelera. Por supuesto, no puede existir un psicópata sin una víctima, descripción más que precisa de lo que la actriz Shelley Duvall, en la piel de la esposa de Jack, Wendy, terminó por ser a lo largo del rodaje de esta película que marcaría su vida para siempre.
¿Quién era Shelley Duvall antes de “El Resplandor”?
Cuando Duvall llegó al set de El Resplandor, la actriz ya tenía una trayectoria bien consolidada en Hollywood por papeles de drama y comedia. Su debut actoral se dio en 1970 en la cinta Brewster McCloud del director Robert Altman, quien la descubrió tan sólo un año antes cuando esta se encontraba en una fiesta. Sus enormes y expresivos ojos, su particular sonrisa y su figura delgada y larguirucha, la hacían destacar de inmediato, y abandonando sus estudios en nutrición, Duvall se embarcó en un viaje sin retorno hacia la actuación.
En el período de una década, Duvall participó en ocho largometrajes, de los cuales, se pueden destacar dos: Annie Hall de 1977 donde colaboró con el controversial director Woody Allen y 3 Mujeres, interpretando al personaje de Mildred “Millie” Lammoreaux que la hizo acreedora del premio a Mejor Actriz en el festival de Cannes de 1977.
Duvall se estaba consagrando rápidamente como actriz, por lo que trabajar con Stanley Kubrick, el director de moda de la época, era el paso lógico en su carrera (o al menos eso pensaban todos).
Cine al estilo Kubrick
Por su parte, para el momento en que la propuesta de adaptar al cine una de las obras literarias más personales de Stephen King llegó a las manos del director, este ya tenía cintas consolidadas con gran éxito como La Naranja Mecánica, Odisea en el espacio y Dr. Insólito o: Cómo aprendí a dejar de preocuparme y amar la bomba (considerada por Rotten Tomatoes como la mejor cinta del director).
Ya con La Naranja Mecánica, Kubrick había demostrado su poco respeto por las obras originales en favor de explotar al máximo el lenguaje cinematográfico, situación que muchos aplaudieron y otros vieron con muy malos ojos (uno de ellos fue el mismo Stephen King).
Su más reciente cinta para entonces, Barry Lyndon, fue bien recibida por la crítica, pero no tanto por la taquilla. El Resplandor era una apuesta segura al tratarse de un libro que ya era un éxito, sin embargo, eso no quería decir que Kubrick arriesgaría su visión artística por una obra preestablecida, sino todo lo contrario.
Para asegurarse de que la película se llevara a cabo como él quería, Kubrick compró los derechos del libro, y de esta forma, ni el mismo Stephen King podría reclamar ninguno de los cambios que presentara la película en comparación del libro, los cuales fueron muchos.
Un personaje hecho para sufrir
Los personajes de Jack y Wendy son los que más cambios presentaron en favor de una historia más humana y visceral. La influencia de la fuerza conocida como El Resplandor es prácticamente mínima; desde antes de entrar al Hotel Overbrook, Jack ya es un personaje despreciable, con una mirada y un lenguaje corporal que hace pensar al espectador que en cualquier momento atentará contra la vida de su esposa y de su hijo.
Es aquí donde Jack Nicholson se lleva las aplausos, pues el gran manejo de sus facciones de una manera casi caricaturesca en combinación y contrapunto de la composición visual creada por Kubrick, hicieron que su actuación quedara grabada en piedra.
En el libro, Wendy es una mujer de carácter fuerte, molesta y frustrada por la vida a la que se ha reducido debido a los problemas de alcohol de su pareja; está inconforme con su situación, pero no odia a su marido, al contrario, lo ama y está dispuesta a quedarse encerrada por meses en un hotel en las montañas con tal de que él pueda terminar de escribir su libro, además, cree que su hijo Danny disfrutará mucho de correr en los pasillos del hotel y por sus inmensas hectáreas de áreas verdes.
En contraste, Shelley Duvall interpretó a una mujer tímida, con un notable miedo a la bipolaridad de su esposo; su adicción al cigarro refleja la ansiedad que es vivir con alguien que es una bomba parlante, y cuando fue orillada al extremo, la desesperación y el terror se apoderaron de ella.
El terror detrás del lente de Kubrick
Todos los involucrados en esta cinta sufrieron mucho. Desde los guionistas por los constantes cambios que Kubrick hacía de último momento, el equipo de iluminación por la obsesión del director de usar sólo luces naturales, el equipo de fotografía quienes fueron pioneros de varias técnicas audiovisuales para que el espectador se viera completamente inmerso en el universo de El Resplandor, la secretaria de Kubrick que tuvo que llenar 500 páginas con la frase All work and no play makes Jack a dull boy cuando sólo se necesitaban cinco para las tomas, los camarógrafos que tuvieron que editar 400 mil metros de cinta, la más larga en la historia del cine, de la cual sólo se usó el 1%.
Pero sin lugar a dudas, sobre todos ellos estuvo Duvall, a quien Kubrick torturó hasta el cansancio con la intención de que todo ese dolor emocional se viera reflejado en pantalla.
En el mismo año que la película llegó a los cines, Vivian Kubrick, hija de Stanley Kubrick, lanzó el documental Making of The Shining, donde la también cineasta recopiló material de rodaje y entrevistas con los protagonistas. Esta es la muestra más fidedigna de lo que Duvall vivió durante la grabación de la película.
Vivian rescató tomas donde Duvall estaba tumbada en el piso envuelta en cobijas por un ataque de ansiedad. Posteriormente, la actriz dijo con toda naturalidad que su cabello estaba cayéndose a pedazos, y al ver una de las escenas más icónicas de la película junto a Nicholson, la actriz se mostró completamente alterada, agitada y con lágrimas en los ojos.
Kubrick tampoco quería que nadie se le acercara a Duvall, manteniéndola aislada del grupo como si se tratase de un leproso en la edad media. Esto se refleja también en el documental cuando el director le ordenó a un colaborador que no le hablara a Shelley pues “no obtendría nada de ello”.
“De mayo a octubre, tuve problemas de salud constantemente. La tensión a la que me sometió el papel fue tan grande, y la tensión por estar lejos de casa, arrancada de mi hogar. Acababa de terminar una relación, todo fue muy tumultuoso”, confesó Duvall en el documental.
Varias tomas de las entrevistas en este documental hacia Duvall sugieren un llanto ahogado, que el contexto le obligaba a superar y sustituir con una sonrisa ante la cámara. Duvall declaró entonces que no guardaba rencor contra Kubrick e incluso lo admiraba y respetaba a pesar de los roces, pero con el tiempo, su mente y su cuerpo revelarían lo contrario.
“A veces sentí rencor hacia Stanley por someterme a tanta presión y eso dolía, le guardé rencor por eso. Pensaba: ¿Por qué me haces esto? ¿Cómo puedes hacerme esto? Es una situación donde sufres mucho. Es un mal necesario para obtener lo que necesitas. Lo cierto es que lo respeto mucho. Me agrada mucho como director y como persona”, reflexionó más adelante.
Duvall dijo adiós a la actuación
La actriz estuvo muy satisfecha con su trabajo en la cinta, al igual que el resto del equipo, sin embargo, las primeras reacciones ante El Resplandor no fueron las esperadas. Después de la tortura psicológica que la actriz vivió asegurando que era por un bien común, Shelley Duvall se llevó un razzi a la peor actriz, mientras que Kubrick hizo lo propio como peor director.
Parecía que el desgaste mental y físico no habían valido la pena, por lo que Duvall regresó a la comedia para interpretar a Oliva Olivo, el eterno interés amoroso de Popeye en su película live action con Robin Williams en el papel estelar. La crítica hizo pedazos la actuación de Duvall, lo cual fue muy duro para la actriz después de vivir la terrible experiencia con Kubrick sumado a traumas previos con el personaje de Oliva, con quien la relacionaron por mucho tiempo durante su juventud.
Duvall dejó el set de grabación de manera definitiva en 2002. Entre 1980 y 1990, tuvo apariciones esporádicas en producciones como Frankenweenie de Tim Burton, Suburban Commando junto a Hulk Hogan y Manna From Heaven, su último proyecto frente a cámaras por mucho tiempo.
Paralelamente, Duvall comenzaba a dedicarse a la producción y al trabajo como guionista, teniendo una vida relativamente estable.
En el año 2011, la actriz brindó una entrevista a Lee Gambin para el medio Fangoria, en la que continuó recordando con cariño su paso por el set de El Resplandor, pero también destacó una escena que la agotó mental y físicamente: su confrontación con Jack.
“Estaba tan cansada y harta de las numerosas tomas que casi me voy del set. Recuerdo concretamente la toma 99, el tipo se acercó con la claqueta, dijo la toma 99 y yo le dije a Jack: “¿Me estás tomando el pelo?”. - No podía creer que ya fueran tantas tomas, pensé que sólo lo había hecho 10 u 11 veces en ese momento, simplemente me desconecté”.
“Stanley se estaba enfadando conmigo, me gritaba, el equipo estaba cansado, llevábamos todos en el plató desde las 5 de la mañana rodando esta ÚNICA escena, ¡y al final lo hice bien! Fue uno de los peores días de mi vida rodando una película, ¡parecía mucho más fácil en el guion! Pero mira lo que me sacó Stanley, ¡a la gente le encanta esa escena!”.
La actriz se mostraba lúcida, cuerda y serena, sin embargo, en 2016 se celebró otra conversación con Phil McGraw del programa Dr. Phil. En esta, Duvall se presentó ante cámaras con una apariencia muy deteriorada, pero sobre todo, con su estado mental por demás afectado.
Duvall aseguró que Robin Williams aún estaba con vida, sólo que cambiaba de forma. Más adelante, Duvall dijo tener un artefacto alienígena insertado en la pierna, para finalmente confesar que estaba muy enferma y necesitaba ayuda.
Esta entrevista fue muy criticada, sobre todo por la misma Vivian Kubrick quién consideró que se había abusado del estado de Duvall para ganar rating. Productores del programa trataron de comunicarse con ella nuevamente pero la madre de la ex-actriz lo impidió.
Ryan Obermeyer, el salvador de Shelley
En 2018, un artista de Texas llamado Ryan Obermeyer se contactó con Duvall, esto con la intención de ayudarla tras todos los rumores que había sobre su salud.
Ryan se encargó de ayudar a Duvall a reconectarse con sus amigos de juventud, de mantener sus recuerdos vivos y su mente en el presente. Aparentemente, hasta el día de hoy se encuentra ayudándola.
El final de una vida en la oscuridad
En 2021, una nueva entrevista llegó con el medio Hollywood Reporter, donde la actriz de 71 años se mostró mucho más centrada que en 2016. Aquí, Duvall volvió a recordar El Resplandor, pero ya no como un momento icónico de su vida, sino por lo que fue: un completo abuso por parte de Stanley Kubrick.
“No utilizaba nada hasta la toma 35. Tantas tomas corriendo, llorando y cargando a un niño es muy duro. Y toda la actuación al completo desde el primer ensayo... eso es difícil. Después de eso, tu cuerpo se rebela y dice: ‘Deja de hacerme esto, no quiero llorar cada día’. A veces, solo ese pensamiento me hacía llorar más”.
Contra todo pronóstico, Duvall regresó a la pantalla grande este 2023 en una cinta titulada The Forest Hills, una cinta de terror que sigue la historia de un hombre que sufre de alucinaciones tras haber vivido un duro golpe en la cabeza. La cinta tuvo una calificación de 8.0 por el portal IMDb, por lo que se puede decir que a pesar de todo lo que la industria de Hollywood la hizo vivir, Duvall podrá decir adiós con la frente en alto y con el respeto y amor de todos aquellos que encontraron en su actuación una experiencia única.