Rodrygo, estrella mundial
El brasileño está firmando los mejores datos de su carrera. Contra el Almería convirtió un callejón sin salida en un autopase para enmarcar.
En el triunfo ante el Almería, Rodrygo marcó su decimocuarto gol y entregó su décima asistencia. Topes ambos de su carrera. Participación directa en 24 tantos, uno cada 134 minutos, y con un mínimo de nueve partidos por delante (diez si el Madrid llega a la final de Champions). Tiempo suficiente para elevar aún más su techo. Y todo ello abrazado a una regularidad con la que hasta ahora no había estrechado lazos. Siete de sus goles llegaron antes del Mundial y los otros siete después. Ídem en asistencias: cinco pre y cinco postQatar. Un pico de forma balanceado. También ha guardado en la zona profunda del baúl el traje de revulsivo para afianzar el tallaje del chaqué de titular. De los 49 partidos que ha disputado esta temporada, 34 han sido de inicio. Un 69,4% frente al 49,5% (53 de 107) de sus primeras tres temporadas de blanco.
“Ha llegado mi momento”
“Estoy muy contento con mi rol. Es fruto de mi trabajo en el día a día. Siempre trabajo para ser titular. Ha llegado mi momento”, resumía nuestro protagonista tras su estupenda actuación contra el Almería. Un encuentro donde completó, además de La Jugada, otros dos regates más que elevan su cuenta hasta los 95 esta temporada. Sólo por detrás de Vinicius (170), Rafael Leão (108), Messi (103), Frimpong (102) y Bellingham (96) entre jugadores de las cinco grandes ligas. Porque Rodrygo está creciendo en el desborde y compite con los mejores regateadores del mundo, sólo alejado de un Vinicius que no es terrenal en el arte del uno contra uno. El mejor aderezo para una ensalada cargada de ingredientes ya conocidos: comprensión del juego, imaginación, capacidad combinativa en una baldosa, capacidad de remate...
A medida que la temporada ha ido avanzando, Rodrygo ha ido creciendo, potenciando esas cualidades y ganando confianza. Al amanecer era alternativa a todos. A Vinicius en la izquierda, a Benzema en el centro, a Valverde en la derecha. Ahora no es una opción de guardia, ahora aparece en el once de gala de Ancelotti. Para eliminar al Chelsea y remontar al Barça, el Halcón da picotazos en el centro del campo y Rodrygo se ha asentado como la tercera asta de un tridente de cuyo colmillo se nutren las opciones del Madrid de terminar con la Decimoquinta en la vitrina y recuperar el cetro de una Copa del Rey que se resiste desde 2014. Resulta osado pensar en el Madrid sin él como titular. Como ocurrió con Vinicius la temporada pasada, ahora es Rodrygo el que ha cambiado de estatus. Ha llegado su momento.