Por qué fue un puntazo de River

Con uno menos, muchos suplentes y un rival que jugó mejor, el equipo de Demichelis evitó una derrota que podía tener consecuencias indeseadas.

Hay algo que siempre me llama la atención en el fútbol argentino y es la cuestión de la dichosa rotación. Evidentemente, por alguna razón, los futbolistas de nuestro país no pueden jugar en máxima competencia cada tres o cuatro días. A pesar de contar con dos pretemporadas en el año, hecho casi inédito en la mayoría de las ligas, todos los entrenadores deciden "dar descanso", mínimo de una semana, a quienes son los regularmente titulares como para afrontar los partidos que realmente importan en el calendario. A pesar de ser un encuentro sumamente importante el de este viernes en Tucumán, cancha difícil, rival en crecimiento, un liderazgo con una diferencia de puntos para preservar, Demichelis optó por hacer lo se hace habitualmente en nuestro medio y, excepto Armani, puso un equipo plagado de suplentes.

Por empezar, la defensa contó con un par de jugadores que hacía bastante no jugaban, Rojas y Maidana, se notó. En el mediocampo, se decidió no utilizar un volante de contención decidido y Palavecino se sacrificó en esa función. Los puntas, la delantera SA-BOR, si bien alternan en las titularidades, no son primeras opciones a la hora de elegir el ataque. Ergo, difícil tarea. Y si le sumamos el ataque de histeria de José Paradela, con un berrinche insólito por un lateral, -no tenía razón encima-, y una expulsión muy temprana, bueno, la empresa de sumar una nueva victoria en fila se aventuraba imposible.

No obstante, salió bien. Es lo que se suele llamar "puntazo". No confundir con puntito inteligente, por favor. Puntazo, porque en el contexto, un gol en contra de la figura de la cancha, dio un pequeño premio a la búsqueda, algo a lo que River no renunció nunca a pesar de no haber llegado claramente. Puntazo, porque perder, más allá de los momentos, siempre predispone mal, muchas veces una derrota llama a otra derrota. Puntazo, porque es evidente que incluso con inferioridad numérica este River se ha sabido ganar el respeto y por ello su rival, de local, con todo el apoyo enfervorizado de su gente, siendo 11 contra 10, se mete atrás y el técnico saca a dos jugadores muy peligrosos y de buen partido para preservarse. Puntazo porque tampoco se puede ganar siempre, ojalá pero esto es fútbol, es una pésima noticia, sí, pero no se gana siempre.

Podemos volver a la discusión de los recambios, de los desajustes lógicos en un equipo que cambia todos sus nombres en tren de respetar los objetivos que se trazan, en si River construyó antes un equipo que un plantel (a priori queda demostrado que claramente es lo primero, un equipo en el que se van encajando piezas, en cambio un plantel es un equipo extendido donde las piezas ya están todas encajadas), en si Demichelis demoró un poco los cambios o inició un once que podría presentar desajustes lógicos de momentos de futbolistas con presentes diferentes. Podemos volver a esa discusión, pero no hay tiempo. Hay que jugar con un equipazo en Brasil por la Copa y después se viene Boca en el Monumental. Así que, puntazo. Y a otra cosa.

Para terminar, una declaración del técnico de River que se festejó demasiado, ya en la conferencia de prensa. Ante la pregunta de cómo se motivaba a Palavecino para jugar en la posición que ocupó en Tucumán, Demi respondió: "Se tiene que motivar solo, juega con la camiseta de River". Me permito interpretar la pregunta del periodista y me animo a decir que fue una buena indagación, sólo que quizás hubiera utilizado otro verbo. Podría haber sido: "¿Qué cosas le indicaste a Palavecino para que jugara en esa posición?" Como vimos y escuchamos, el DT contestó: "Se tiene que motivar solo, juega con la camiseta de River". Pensándolo bien, me resulta una gran respuesta pero con un sayo que, esta vez, no le cabía a Agustín Palavecino, que jugó un buen y sacrificado partido. Me resulta una gran respuesta porque es una buena indirecta para aquellos jugadores que quizás todavía no están del todo conscientes de lo afortunados que son por vestir esa camiseta. Construir un plantel también necesita de este tipo de mensajes. Puntazo del coach. 

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