NBA | PLAYOFFS 2023 | KNICKS 102 - 93 CAVS (3-1) / Brunson deja a los Cavs al borde del abismo

Partido extraordinario del base y paupérrimo de Mitchell. Los Knicks vuelven a ganar impulsados por el Madison y ponen el 3-1. Los Cavs rozan la eliminación.

Alberto Clemente
As
Más sufrimiento, pero mismo resultado. Los Knicks vuelven a ganar a los Cavs, se ponen 3-1 y se acercan a las semifinales de Conferencia de forma inexorable. El Madison Square Garden volvió a ser el epicentro del mundo para envalentonar a los suyos, que pueden pisar la segunda ronda por primera vez desde 2013 y por segunda desde el 2000. Impulsados por unas ganas de ganar incontestables, se aprovecharon del objetivo bajón de sus rivales, que dan la sensación de que la temporada se les está haciendo larga. Jalen Brunson fue el capitán general, RJ Barret su segundo al mando y la afición parte del protagonismo por pleno derecho. La eliminatoria, una de las más difíciles de predecir de la primera ronda, se empieza a aclarar. Así lo ponía en un rótulo al final del encuentro: el 95% de los equipos que lideran una serie 3-1, salen campeones. Una estadística que insufla ánimos y confianza para los Knicks, que pueden cerrar la serie por la vía rápida en Ohio o, en caso de caer, hacer lo propio en un hipotético sexto encuentro en el Madison. Ya es un win or go home para los Cavs. Que están al borde del abismo, claro.

De inicio, los Knicks no variaron ni un ápice el plan del tercer partido: un esfuerzo defensivo brutal y un ataque en el que el balón pasara de forma insistente por las manos de Brunson. El que sí cambió, y parece haber cambiado, es Tom Thibodeau, un entrenador que tradicionalmente ha tenido un solo plan pero que se ha sabido adaptar a la perfección a esta temporada, que empezó con muchas dudas para los Knicks... y a esta serie. No tuvo problemas en sentar a un nefasto Julius Randle al final, cambiando a un quinteto de menos centímetros, asegurándose más defensa e impidiendo que se precipitara en una ofensiva en la que no ha entrado en ningún momento: 7 puntos, con 3 de 10 en tiros de campo, 0 de 4 en triples y sin ayudar ni en el rebote (2) ni en la distribución. Gran decisión la de Thibs, que suma en eso un motivo más para que seamos conscientes en cómo le está ganando la partida a J. B. Bickerstaff, que hizo justo lo contrario: mantuvo a Donovan Mitchell hasta la saciedad y su equipo lo pagó: 11 puntos para el escolta con 5 de 18 en tiros de campo, 1 de 9 en la segunda mitad, 0 de 4 en triples y 6 pérdidas. Día para olvidar el suyo.

Los Cavs, eso sí, tuvieron opciones. Llegaron a ir 15 abajo y perdían de 9 al descanso (54-45), pero salieron muy bien del túnel de vestuarios y llevaron el partido hasta la extenuación. A 10 minutos del final, el choque estaba en tablas (75-75). A 6, todavía había partido (86-81). También a 2 (94-87). Un triple de Jalen Brunson socavó el conato de remontada y encumbró una noche, la suya, mágica: 29 puntos, 6 rebotes y 6 asistencias. Y el Madison vibró de ebullición mientras los Cavs se olvidaban del guion que les llevó a ganar el segundo asalto: un Mitchell distribuidor y un Darius Garland más ejecutor. Mientras que la estrella consolidada fallaba un lanzamiento tras otro, la que quiere serlo en un futuro cercano se iba a 23 tantos y 10 asistencias, pero en sólo 16 lanzamientos, un síntoma de que uno asume demasiado y le quita lanzamientos al que tendría que tirar más. Un sainete que lleva vivo toda la temporada, pero que ha explotado en playoffs, donde no se pueden permitir errores y los sistemas planos y predecibles acaban sentenciados.

En el cobijo que da la protectora ala del Madison, los Knicks apabullaron a sus rivales en la lucha por el rebote (59-42) y fueron fieles al estilo Thibodeau, con poco movimiento de balón en ataque (15 asistencias totales), mucha asunción de responsabilidades de Brunson, constante uno contra uno y una defensa absolutamente brillante. Los Cavs, que han promediado en regular season más de 112 puntos por noche, no han llegado a esa cifra y en 3 de esos encuentros se han quedado por debajo de la centena. Bickerstaff no mueve el banquillo, sólo ha introducido a Cedi Osman en una verdadera rotación (21 minutos para 10 puntos), no sabe qué hacer con Isaac Okoro, ya definitivamente suplente detrás de Caris LeVert; y tiene a Ricky Rubio (algo más de 6 minutos) y Danny Green (más de 3) en una situación inexplicable. Del quinteto titular, Mitchell fue el que lanzó más y anotó menos, Evan Mobley se fue a 12 puntos, LeVert a 14 y Jarret Allen a los mismos, pero con 4 pobres rebotes, perdiendo totalmente la partida contra un poderoso Mitchell Robinson (12+11).

Ahora, la serie se va a Ohio. Veremos si Bickerstaff cambia algo o se dedica a hacer lo mismo y ver cómo la temporada llega a su fin, algo que a veces parece que los Cavs desean. También si tiene soluciones ante RJ Barret (espléndido hoy con 26 tantos) y Josh Hart (muy activo, para un 19+7). Pero, sobre todo, si hace algo para parar a un Brunson que se pasea a sus anchas ante las dificultades defensivas que ya de por sí tiene un backourt formado por Mitchell y Garland. Se necesitan cosas nuevas, ideas frescas y cierta fe para alargar una serie que no tiene pinta de que se vaya a alargar demasiado. Al menos, es lo que nos dicen las sensaciones de unos Cavs que se han conformado con entrar en playoffs y no han sido lo que prometían cuando ficharon a un Mitchell que ha sufrido lo indecible por una mezcla de precipitación y responsabilidad defensiva neoyorquina. Los Knicks, 3-1, sonríen. El Madison vuelve a vibrar. Y los Cavs tienen un pie en un precipicio bien grande. Y con una pierna es muy difíciles mantener el equilibrio. El funambulismo es lo que tiene: que si no sabes hacerlo, te caes. Es así

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