Los Raptors se pierden en el laberinto
Toronto ha terminado su temporada tras caer en el ‘play-in’ ante Chicago. Las piezas no encajan en una franquicia que no ha dado el salto que se esperaba.
La vuelta a casa de Poeltl, por Khem Birch, una primera ronda de 2024 y dos segundas
no era la solución. En un equipo donde abundan los jugadores altos con
poca capacidad de lanzamiento, la llegada del austriaco apenas ha
cambiado el escenario. Como fondo de banquillo y destinado a su rol cerca del aro es bueno, pero no es la mecha que tiene que encender el cambio de mentalidad y juego en el Scotiabank Arena.
La
conferencia Este presenta el nivel más alto de las últimas temporadas, y
cualquier mínimo error puede dejarte fuera de la postemporada. Así ha
sido. La irregularidad les ha mandado al partido de vida o muerte, y no
supieron salir victoriosos de él. Equipos como Boston, Milwaukee, Philadelphia y Cleveland lideran
el oligopolio que se ha ido creando en las últimas campañas. Las
esperanzas estaban puestas en que Toronto siguiese su estela, aumentando
su importancia con el paso de los años y consagrándose como uno de los proyectos más interesantes de la competición, no se han cumplido.
Las sensaciones invitaban a ello. Con un All-NBA como Siakam, un jugador cercano a la barrera del All-Star como VanVleet, uno de los mejores defensores (si no el mejor) de la NBA como Anunoby y Scottie Barnes, flamante rookie del año, el núcleo estaba formado. Cuatro jugadores de presente y futuro comandaban un entramado ofensivo y defensivo organizado por uno de los mejores entrenadores de la liga, Nick Nurse.
Este verano no es solo para mirar el mercado. Es hora de saber si el proyecto camina en la dirección indicada o es hora de cambiar algunas cosas.
Los problemas parecen ser varios, lo que complica la búsqueda de soluciones antes de que sea demasiado tarde para seguir el ritmo a los de delante. En primer lugar, la multitud de jugadores que comparten similitudes y cubren áreas semejantes. Barnes, Siakam y, en menor medida Anunoby, hacen daño por dentro, pero tienen poca presencia exterior. Su envergadura no tapa las habilidades que tienen con el balón y la facilidad para producir cerca del aro, pero son prototipos parecidos.
A estos se les suman Chris Boucher, Precious Achiuwa, Christian Koloko y el recién llegado Poeltl, que también tienen presencia interior y carecen de potencial exterior. Piezas similares para un número limitado de puestos y minutos. Antes de hablar de los titulares, merece la pena echar un ojo al banquillo. Malachi Flynn, Thaddeus Young, Dalano Banton o Jeff Dowtin apenas han producido.
Las expectativas también han jugado una mala pasada a los secundarios. El desarrollo de Flynn, Banton y Precious Achiuwa no ha sido el esperado. No han terminado de hacer suyo el sistema, de sentirse cómodos en cancha y sacar todo su potencial, sobre todo los dos primeros. Achiuwa ha tenido destellos, pero más de lo mismo con Barnes, Siakam y Poeltl. Con poca aportación del banquillo y similitud de amenazas ofensivas de los titulares, el poder atacante se reduce.
Volviendo a los principales, Siakam ha tenido partidos donde ha demostrado por qué es una de las estrellas de la liga (52 puntos, 9 rebotes y 7 asistencias ante Nueva York el pasado mes de diciembre; 38 puntos, 15 rebotes, 6 asistencias ante Philadelphia dos días antes) y por qué los canadienses han hecho bien en confiar en él como piedra angular del proyecto. Desde el anillo de los Raptors (2019), el camerunés se ha consagrado como uno de los astros de la competición.
Del segundo, el flamante novato del año, hay varias cosas que comentar. Encargado de subir el balón y organizar la ofensiva, Barnes ha demostrado que la versatilidad le hace diferente, pero que quizá no puede explotar algunas áreas del juego debido a que está limitado por ser el único que hace otras. Sus asistencias han subido (de 3,5 a 4,8), no como sus porcentajes (49 a 46% TC, 28% desde el triple).
VanVleet y Gary Trent Jr completan un backcourt interesante. Mientras que el primero, que llegó a ser all-star, está rindiendo por debajo de lo esperado, el segundo, el, sobre el papel, mejor tirador que tiene el equipo (y está en un 37% desde el triple), puede ser utilizado como moneda de cambio. Realmente, ambos. Los dos han estado en la rampa de salida mientras el mercado estaba activo. No es descabellado pensar que cambiarán de camiseta en pocos meses.
El caso de Anunoby es especial. Si está en el mercado, los Raptors no aceptarían cualquier oferta. El traspaso entre Minnesota y Utah por Gobert subió el listón a cada gran pieza de la liga, y no sabemos lo que estarían dispuestos a dar los equipos. Su aportación en defensa es imprescindible. No se entiende nada sin él, pero sigue sin explotar en el lado ofensivo, aunque la mejora es evidente.
Los números hablan por sí mismos. Las cifras muestran un equipo irregular, sin grandes virtudes y que tapa de alguna manera sus defectos. El problema es que, en un equipo donde el esfuerzo ha sido el primer mandamiento, el sacrificio parece haberse evaporado. La actitud no es la misma, y era la seña de identidad del equipo en las últimas temporadas.
A pesar de que sus tres jugadores principales (dejando a VanVleet a un lado) y varios secundarios mencionados anteriormente estén por encima del 2′01m de altura, los Raptors han sido el peor equipo de la liga en rebote defensivo (30,3).
Suspenso en la temporada
Los canadienses han concluido la temporada regular en la posición 29º en anotación del banquillo: 28 puntos de los secundarios por noche. La falta evidente de profundidad en la segunda unidad se une a que el banco no ha producido en sus totalidad debido a que alguno de sus miembros ha sido forzado a tener un rol mayor del esperado. La llegada de Poeltl obliga a cambiar los esquemas, pero no ha trastocado el rumbo.
Poeltl ha ayudado y ayudará en esta faceta para aumentar el impacto en canasta propia. Los canadienses apretaron en las últimas semanas y terminaron con el 11º defensive rating de la competición (113,1 ptos/100 posesiones). La ausencia de Otto Porter Jr durante toda la campaña impidió a Toronto reforzar la faceta defensiva.
En ataque las cosas podrían ser mejor. A pesar de que finalizaron en la mitad de la tabla en eficiencia: 11º en offensive rating (114,6), son el 8º peor ataque de la competición con 112,9 puntos por encuentro. A nivel de dirección, los Raptors ocupan la 23ª posición en pases de canasta repartidos por encuentro (23,9).
Las canastas vienen de jugadas aisladas, de individualidades. Toronto es el segundo equipo que más rebotes ofensivos ha capturado por noche (12,7), un peldaño por encima de los Knicks (12,6), en la segunda plaza. La llegada del interior austríaco (3,2 segundas oportunidades), ha dado un soplo de aire fresco al trabajo en los tableros.
En el plano de acierto exterior llega el principal problema. Los Raptors han sido el tercer peor porcentaje de triple en la NBA (33,5%). La soluciones deben llegar por aquí. La llegada de Will Barton, tras haber sido cortado por los Washington Wizards, se materializó en ayudas intermitentes, en menos trascendencia de lo esperado.
Mirando el lado positivo, son el equipo que menos balones ha perdido de la NBA (11,7 por noche) y el que más balones ha conseguido (9,3). La actividad en líneas de pase es inmejorable, y tener a Anunoby, VanVleet y Barnes ayuda a ello. Los problemas se centran en el ataque, en la imposibilidad de generar un Plan B si el A no funciona y la poca variedad sistemática que ofrecen sus quintetos.
La situación parece desesperante en un equipo cuyo destino era ir hacia arriba, mirar de tú a tú a los colosos del Este y que, tras apenas moverse en el mercado, siguen en la misma posición, o incluso por debajo de lo esperado. Se pierden en el laberinto, y la salida parece estar más lejos que nunca.