LECCE 1 - NÁPOLES 2 / Una cantada acerca el alirón

El Nápoles ganó sufriendo en Lecce gracias a un error del portero local y está a un paso del scudetto: le faltan cuatro victorias y quedan nueve jornadas.

Mirko Calemme
As
El Nápoles, hasta ahora casi siempre brillante y dominador, necesitó una victoria sufrida y afortunada para acercarse al alirón de manera definitiva. El triunfo a domicilio con el Lecce llegó gracias a una cantada del portero rival y deja a los azzurri a cuatro victorias del scudetto a falta de nueve jornadas. El 0-4 con el Milan quedó atrás y ahora ya toca pensar en la ‘vendetta’ ante los rossoneri, con el que los napolitanos jugarán los dos partidos más importantes de su historia.

Los de Spalletti, que salió de inicio con Raspadori en lugar de Simeone (a la espera de Osimhen, que volverá el miércoles), entendieron enseguida que iba a ser un partido complicado. El equipo giallorosso llegaba de cinco derrotas consecutivas, pero, en este curso, ha batido a Atalanta (dos veces) y Lazio, empatado con Milan y Roma, e hizo sufrir mucho a una Juve que acabó ganando solo por la mínima. El grupo de Baroni, cuya zaga está liderada por Umtiti, cerraba perfectamente los espacios y avisó en el comienzo del encuentro con sus rápidas transiciones, una de las cuales terminó con un disparo de Maleh neutralizado por Meret.

En el 19′, sin embargo, los azzurri abrieron la lata tocando el balón tras un córner y terminando la jugada con un centro de Kim que el capitán Di Lorenzo cabeceó a la red.

El gol no desbloqueó a un Nápoles que rozó el 0-2 con un zurdazo de Lozano neutralizado por Falcone, pero al que le seguía costando mucho crear peligros. Y el Lecce, muy intenso y ordenado, puso las tablas en el 52′, tras un cabezazo al larguero de Ceesay y gracias a un disparo raso en el corazón del área de Di Francesco.

En las temporadas históricas también hace falta algo de suerte y el Nápoles la tuvo 12 minutos después, cuando Gallo intentó rechazar un centro de Mario Rui y una cantada del portero Falcone empujó el esférico entre palos para el 1-2 decisivo.

Los azzurri gestionaron la ventaja y perdieron también su principal arma para sentenciar, Simeone, que sustituyó a Raspadori y tuvo que dejar el campo por un problema en el muslo. Su cara de preocupación no prometía nada bueno.

Los napolitanos tuvieron que terminar el encuentro pidiendo la hora, aunque se enfadaron con el árbitro, que pitó mientras Politano se iba corriendo hacía la portería vacía en el último contragolpe, tras dos saques de esquina de los locales. El 1-3 habría sido la guinda, pero el Nápoles puede celebrar: marcha con 19 puntos de ventaja (y un partido más) respecto a la Lazio y le esperan los cuartos de Champions. No los había vivido ni con Maradona.


Entradas populares