Las reliquias sagradas que atesora Roma de la Pasión y muerte de Cristo: de la corona de espinas a la Escalera Santa

En la Ciudad Eterna son dos los lugares específicos que recuerdan y guardan objetos sagrados: el Santuario Pontificio de la Escalera Santa y la Basílica de la Santa Cruz en Jerusalén. Cómo llegaron hasta allí y son veneradas por cientos de miles de fieles

Infobae
Para los cristianos la Pascua no culmina el domingo en el cual se celebra dicha festividad, sino que el fin de esta conmemoración ocurre 50 días después, el Día de Pentecostés (del griego πεντηκοστή, pentēkostḗ, que significa ‘quincuagésimo’) en el cual se celebra la venida del Espíritu Santo y el inicio de las actividades de la Iglesia. Por tanto la celebración, por lo menos en el campo litúrgico, es bastante larga.

Todo este tiempo, se recuerda el triunfo de Jesús sobre la muerte corporal y como su Padre-Dios lo rescató de las ligaduras de la muerte. Muerte que se llevó a cabo en la cruz, en Jerusalén.

En Roma hay dos lugares específicos que recuerdan y guardan reliquias del juicio de Cristo y su muerte en el Gólgota: el Santuario Pontificio de la Escalera Santa y la Basílica de la Santa Cruz en Jerusalén.

El Santuario Pontificio de la Escalera Santa (la Santa Scala) que se encuentra frente a la Basílica de San Juan de Letrán, custodia dentro de sí dos piezas muy importantes: el icono del Santísimo Salvador Aquiropoeta y la escalera por la cual subió Jesús al palacio de Poncio Pilato. Son 28 peldaños de mármol que pertenecían al Pretorio donde fue juzgado Jesús y por esa misma escalera subió a este lugar.

Dos mujeres suben de rodillas por la Escalera Santa, por la que según la tradición subió Jesús de Nazaret para ser juzgado. (EFE/ Alessandro Di Meo)
Dos mujeres suben de rodillas por la Escalera Santa, por la que según la tradición subió Jesús de Nazaret para ser juzgado. (EFE/ Alessandro Di Meo)

Fue desmontada y llevada a Roma, por orden de Santa Helena, la madre del emperador Constantino, en el año 326. La escalera en un primer momento se ubicaba en el patriarchium, la antigua residencia de los papas, situada en el complejo de los palacios lateranenses. En el año 1589, el Papa Sixto V Peretti (nacido como Srečko Perić, de origen serbio, pero traducido al Italiano como Felice Peretti) ordenó que se trasladase en el espacio actual e hizo que el arquitecto Domenico Fontana realizase la instalación de cuatro tramos de escaleras, disponiendo en el medio la Escalera Santa. El primer testimonio conocido de su existencia es de un pasaje del Liber Pontificalis en la época de Sergio II

Estos peldaños están cubiertos de madera y poseen un pequeño orificio por el cual se puede ver el mármol. No se pueden subir caminando pisando los escalones, sino solo de rodillas. En el año 2019 los listones de madera de nogal que la cubrían y protegían desde 1723 por orden del papa Inocencio XIII, fueron retirados para su restauración (quien estas líneas escribe, tuvo la oportunidad de ver y estar en ese momento) y gran sorpresa de todos se encontraron talladas en el mármol cruces donde, según la tradición, cayeron gotas de sangre de Cristo y en el último peldaño un cruz de bronce. También se pudo notar el desgaste del mármol sufrido a través de los siglos, por cientos de miles de peregrinos que subieron de rodillas por esta escalera.

Escena que retrata cuando Jesús fue juzgado por Poncio Pilato
Escena que retrata cuando Jesús fue juzgado por Poncio Pilato

Al llegar al punto superior de la “Scala Santa” nos encontramos con una capilla enrejada denominada: Chiesa di San Lorenzo in Palatio ad Sancta Sanctorum (Iglesia de san Lorenzo en el palacio y el santo de los santos). Sobre el altar hay una inscripción latina con el texto: “non est in tot sanctior orbe locus” (“no existe en todo el mundo más santo lugar”) y uno de sus más preciados tesoros es el icono del Santísimo Salvador Aquiropoeta. Según el Diccionario Akal del color: “aquiropoeta o aquiropoético. Adjetivo que se aplica al colorido cuyo origen se ha considerado tradicionalmente milagroso, o bien de origen divino, como es el caso de la policromía de ciertas imágenes religiosas”. Los últimos análisis dictaminaron que es de origen bizantino del siglo VIII. La capilla ha sido enriquecida y ennoblecida con el tiempo gracias a los diversos Pontífices, y en particular a Nicolás III que hizo realizar los frescos de la escuela romana del siglo XIII, la elaboración del mosaico situado en lo alto del altar y el suelo de estilo cosmatesco.

Muchas de las reliquias que se guardan aquí, son ciertamente, improbables o solo objetos de devoción antiquísima, pero que no poseen grado de autenticidad plena, según lo revelan los estudios que sobre estos objetos se realizaron. Estas se ubican bajo el altar papal, protegidas por una enorme jaula de hierro, se encuentran las dos puertas de bronce (con bajorrelieves e inscripciones del siglo XIII), que cubren el arca de ciprés encargada por León III y que contiene el tesoro y las reliquias del Sancta Sanctorum. En 1903 se permitió a Florián Jubaru abrir el arca donde están las reliquias, identificando, al menos, la cabeza de Santa Inés. Entre 1905 y 1906 se realizó un estudio e inventario por Hermann Grisar y Philippe Lauer. Durante algunos siglos aquí también se guardaron las cabezas de los santos apóstoles Pedro y Pablo, que el papa Urbano V, había transportado sobre el altar mayor de la basílica de san Juan de Letrán. A los pies de la santa Scala, se ubican dos esculturas: el beso de Judas y Pilato entrega a Jesús. Este santuario en 1980 fue incluida en la lista del Patrimonio de la humanidad en Europa por la Unesco, con el número de identificación 91-003.

Interior de la Basílica di Santa Croce in Gerusalemme, en Roma (Grosbygroup)
Interior de la Basílica di Santa Croce in Gerusalemme, en Roma (Grosbygroup)

La otra basílica que guarda reliquias de la Pasión de Cristo es la Basílica di Santa Croce in Gerusalemme (Basílica de la santa Cruz en Jerusalén), que fue construida en el lugar donde se encontraban los palacios de Helena de Constantinopla, la madre de Constantino I el Grande. Una sala de este edificio, de 21,8 m de largo y 36,5 m de ancho, fue adaptada en el 350 para la construcción de la iglesia. En el siglo XII, a partir del pontificado del papa Lucio II, el templo romano de la Santa Cruz en Jerusalén recibe una serie de modificaciones, anexándose la torre, y más adelante la fachada y el atrio de forma ovalada.

Con el paso de los tiempos recibió más restauraciones, ampliaciones y modificaciones, siendo las más importantes las realizadas por Borromini y en una urna de basalto del altar mayor se conserva el cuerpo de San Cesáreo, diácono y mártir, y San Anastasio.

El craneo de Santa Inés en la Basílica di Santa Croce in Gerusalemme
El craneo de Santa Inés en la Basílica di Santa Croce in Gerusalemme

La tradición cuenta que la base de la construcción de esta basílica fue realizada con tierra que la emperatriz santa Helena trajo desde Jerusalén, de allí su nombre. En ella podemos encontrar en una capilla anexa, reliquias de la Pasión de Jesús, como partes de la Vera Cruz, la cruz de uno de los dos ladrones, la esponja empapada en vinagre, la corona de espinas, clavos, y la inscripción del sobrescrito que Jesús tenía sobre la cruz : “Jesús Nazareno Rey de los Judíos”, conocida como Titulus Crucis. También en una capilla lateral, junto a la de las reliquias de la Pasión, es posible admirar una reproducción moderna de la Síndone de Turín o Santo Sudario y un crucifijo realizado según las marcas que se encuentran en el sudario. Los peregrinos en la Edad Media consideraban a esta capilla no apta para el acceso a las mujeres, prohibición que también se aplicaba a la capilla del Sancta Sanctorum

Cabe destacar que un fragmento de la verdadera cruz de Cristo también se conservó en uno de los cuatro pilares de la Basílica de San Pedro del Vaticano, sobre la escultura de Santa Elena, en un cuarto acondicionado para tal reliquia. Allí se puede leer: “Partem Crucis, quam Helena Imperatrix è Calvario in Vrbem adduxit, Vrbanus VIII. Pont. Max è Sessoriana Basilica desumptam, additis ara, et Statua, hic in Vaticano collocauit”. (Parte de la Cruz que la emperatriz Helena llevó del Calvario en el tiempo de Urbano VIII pontífice máximo –desde la basílica- Sessoriana quitando –un trozo- y agregó el altar y la estatua, y la colocó aquí en el Vaticano). La Basílica de la Santa Cruz, es conocida también como “Basílica Sessoriana”.

Titulus Crucis de Jesús Nazareno Rey de los Judíos
Titulus Crucis de Jesús Nazareno Rey de los Judíos

Pero hay otras reliquias de la Pasión de Cristo en algunas iglesias de Roma. En la catedral de Roma, es decir la Basílica de San Juan de Letrán, en el lateral izquierdo del altar principal, hay una capilla que alberga un trozo de la mesa donde Cristo celebró la Última Cena. En la basílica romana de Santa Práxedes, alberga la columna donde Jesucristo fue flagelado. Un fragmento de la parte superior de la columna fue entregado a Luis IX de Francia a cambio de tres de las espinas de la Corona de Cristo. Dos de ellas se encuentran en la Santa Cruz de Jerusalén y el paradero de la tercera todavía se desconoce.

Otra de las reliquias de la Pasión de Cristo es un fragmento de la lanza con la que el centurión Longinos atravesó el costado de Jesús. Está bañada en oro y se guarda en otro de los cuatro pilares de la basílica de San Pedro. Del mismo modo que la reliquia de la Santa Cruz, sobre la estatua de San Longinos. También, en San Pedro del Vaticano en otra de las capillas se custodia el velo de la Verónica, y debajo del nicho la escultura de Santa Verónica.

Como pudimos observar, también Roma es una pequeña Jerusalén, repleta de reliquias de la pasión y muerte de N. S. Jesucristo.

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