La vara altura: River, Demichelis y el desafío de la Copa

El camino en la Libertadores empieza con una parada brava en La Paz. El reto de Micho, sostener la mística internacional.

Ariel Cristófalo, Olé

Y llegó la hora nomás. Cuando Martín Demichelis todavía soñaba con ser entrenador y con hacerlo en River, habrá proyectado rápidamente partidos de Copa Libertadores. Y es que no sólo son los más importantes de todos por la dificultad y la valía del torneo, sino porque son los que marcaron la última década del CARP. Buena parte del enorme desafío sucesorio que asumió Micho al reemplazar a Marcelo Gallardo después de la hermosísima historia que comandó el Muñeco tenía que ver justamente con sostener la mística copera que su antecesor le imprimió a un club que durante más de 100 años no había conseguido ese intangible sostenido en el tiempo. O al menos no lo había conseguido tal y como lo consiguió Gallardo con sus distintos equipos.


En todo caso, hay elementos de los que agarrarse para seguir creyendo, como pidió el propio MD en su primera conferencia de prensa. Uno es que al cabo de una decena de presentaciones a nivel local empieza a advertirse que River levanta vuelo no sólo en la tabla de posiciones de una Liga que ya lidera por cuatro puntos sino que lo hace también en términos de juego. El otro punto del que aferrarse es, claro, que tiene puntales dentro y fuera de la cancha que debieran funcionar como guardianes de aquella mística por la que River es uno de los cucos de esta Copa: Armani, Enzo Pérez y Nacho Fernández son líderes que saben de esto de la misma manera que Pinola o Ponzio en sus nuevas funciones. Para lo demás, la cabeza del grupo que es Demichelis tendrá que dejar su impronta también en el plano internacional y en las paradas bravas. La de este martes sin dudas será una de ellas.

Mucho más por los 3.600 metros de altura de La Paz (a los que llegará sobre la hora: el lunes descansó en el llano de Santa Cruz) que por la jerarquía de su rival, el debut de este martes ante The Strongest es un partido de riesgo para un River que no gana en la capital administrativa de Bolivia desde hace más de medio siglo (53 años desde aquel 2-0 a Universitario de La Paz en 1970). Las dificultades de jugar tan cerca de las nubes no cambiaron aunque las diferencias de jerarquía entre el fútbol boliviano y el argentino se extendieron tanto en los últimos tiempos que los efectos de la altura empezaron a diluirse en términos de resultados en esta era: el propio River de Gallardo estuvo a un puñado de segundos de llevarse tres puntos en la edición 2016 de la CL.

Aún así, el partido supone un desafío en sí mismo para un Demichelis que sufrió en primera persona en el Hernando Siles aquella pesadilla que fue el 1-6 de la Selección de Maradona en 2009. El cordobés no podrá repetir el equipo que le ganó muy bien a Unión el viernes por la baja de De la Cruz: en cualquier otro contexto su reemplazo más a mano sería Esequiel Barco, pero por las particularidades que tiene la altura no habría que descartar otras opciones. Micho demostró que es un entrenador pragmático, estudioso de los rivales y de los contextos, por lo que no sería extraño entonces un cambio de esquema: ¿puede reemplazar a DLC con Robert Rojas para armar una línea de cinco en posición defensiva que pueda transformarse en un 4-4-1-1 en fases de ataque con Casco sumándose al medio? No habría que descartarlo, así como tampoco bajarle el pulgar a Barco o a un Palavecino que en la altura podría aportar remates de media y larga distancia. Por lo demás, la actitud y la inteligencia será lo más importante para empezar bien alto en la Libertadores. En el torneo que más importa.

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