La tarjeta blanca, la revolución pionera de Portugal sobre el juego limpio
Este pasado enero, en el derbi femenino entre Benfica y Sporting de Portugal, un aficionado se sintió indispuesto en la grada y los equipos médicos de los dos grandes de Lisboa dejaron a un lado su histórica rivalidad y unieron fuerzas para asistirle.
El ejemplo de deportividad fue recompensado por la árbitra Catarina Campos, que sacó la blanca a los sanitarios de ambos clubes, un gesto que rápidamente se hizo viral.
Se trata esencialmente de "una tarjeta pedagógica, que pretende valorar el gesto positivo en el juego", explica a EFE José Lima, coordinador del Plan Nacional de Ética en el Deporte (PNED) de Portugal.
Actualmente, "muchas veces de lo que se habla es de lo negativo, de la dimensión más sancionadora de la roja y la amarilla, y de las intrigas que hay en el juego", por lo que la tarjeta blanca pretende contrarrestarlo "premiando lo positivo", afirma.
Innovación portuguesa con orígenes en España
Este proyecto pionero se remonta a 2013 y tiene su origen en España, concretamente en la Copa Coca-Cola, una competición de fútbol de categorías inferiores que aplicaba la tarjeta blanca en sus partidos.
Al trasladar el torneo a Portugal, contactó con el PNED para una colaboración.
A su vez, la entidad, vinculada al estatal Instituto Portugués para el Deporte y la Juventud, decidió asignar a la tarjeta un "reglamento para varios deportes", no solo el fútbol e implicó a diversas entidades y federaciones, recuerda Lima.
El proyecto piloto comenzó en la temporada 2014/2015, sólo en los niveles de formación, y con siete entidades adscritas.
El coordinador del PNED señala que desde aquella campaña "ha sido como una bola de nieve" y actualmente cuenta con 78 organizaciones, como ayuntamientos, clubes e incluso la Federación Portuguesa de Fútbol (FPF), que lo aplica en todas sus competiciones a excepción de la Copa de Portugal masculina.
Una tarjeta para todos
Nadie es inmune a la tarjeta blanca. Puede mostrarse a jugadores, entrenadores, a nivel individual y colectivo o incluso al público.
Así ocurrió el pasado febrero, cuando una enfermera que asistía a un partido de fútbol sala recibió la tarjeta tras entrar en la cancha para atender a una jugadora que se había lesionado.
E incluso puede mostrarse a quienes reciben una roja, como sucedió recientemente en un partido de la tercera división, cuando un jugador expulsado por el árbitro reconoció que la decisión había sido correcta, postura que le valió otra tarjeta, pero esta vez la blanca.
Casos como éste aparecen a diario en la prensa regional y nacional de Portugal, algo que pretendía el proyecto.
"Se habla muy poco de la dimensión positiva del deporte. Esta tarjeta valora este aspecto y lo ha llevado al debate público", declara Lima a EFE.
También se han podido analizar en profundidad sus efectos a través de un estudio que, según el coordinador, ha demostrado que desde su aplicación "se han reducido los incidentes disciplinarios".
Hasta los árbitros, a menudo vilipendiados, se han visto beneficiados con la tarjeta blanca, ya que "es también una forma de presentar al colegiado como un pedagogo, como alguien que no sólo sanciona o castiga".
Este proyecto, que se complementa con una entrega anual de premios, ha despertado el interés de organismos de Estados Unidos e incluso de organizaciones como la Federación Europea de Balonmano, que ya ha iniciado contactos.
Su aplicación en el fútbol profesional masculino es uno de los grandes deseos, aunque Lima admite que es algo "complicado" dadas las rígidas normativas de instituciones como la FIFA y la International Football Association Board (IFAB), que rige las reglas del juego.
Cree que ocurrirá "tarde o temprano", ya que "esta tarjeta se impondrá y se afirmará por sí misma", argumenta.