ESPANYOL 1 - ATHLETIC 2 / Los Williams enmudecen al Espanyol

Bailó Iñaki por su banda y abrió el marcador. Entró Nico, sentenció y volvió a sonreír. Se repone el Athletic, que descompone el efecto Luis García en un Espanyol con dos goles, uno anulado.

Iván Molero
As
Duró el efecto Luis García, designado esta semana sustituto de Diego Martínez al frente del Espanyol, lo que quisieron los Williams. Primero Iñaki, que dio un recital desde la banda diestra. Y en la segunda parte, entrando desde el banquillo, un Nico Williams que volvió a sonreír, como el Athletic al completo, tras quedarse el martes a las puertas de la final copera. El que no sonríe, ni apenas puede ya articular palabra, es un Espanyol que aun con cambio de entrenador enlaza su quinta derrota, se hunde en la tabla y se envuelve en un silencio atronador, casi de funeral, el que experimentó el RCDE Stadium en el tramo final del encuentro y hasta la reacción baldía de Darder.


Dio paso el cántico “¡Luis, Luis!” previo al pitido inicial a un Espanyol más propositivo de lo habitual, insistente en salir con el balón jugado pese a su improductividad por falta de costumbre, y con Expósito y Gragera como novedades en detrimento, sobre todo, de Vinicius Souza, quien era fijo con Diego Martínez. Pero acaso las buenas intenciones de los pericos le convenían a un Athletic cansado por la Copa, que se limitó a aguantar y a buscar a Iñaki Williams, volcado por la banda de su hermano Nico, suplente tras su ajetreada semana. Con él celebró el 0-1, que nació de un ataque directo, un pase al espacio de Dani García que el el internacional ghanés interpretó de maravilla, ganando por velocidad a Óscar Gil y resolviendo con un zurriagazo ante Pacheco.

Con el ‘nerviosómetro’ de Cornellà ya por las nubes, aún tuvo el segundo el Athletic en un disparo de Vesga y otro de Sancet, a centro del omnipresente Iñaki Williams. Apenas merodeaban los pericos el área de Unai Simón, reaparecido tras mes y medio de lesión, salvo un cabeceo de Gragera y un tiro lejano de Joselu. Hasta que al filo del descanso, se desató la euforia, tan efímera como lo son las alegrías en el Espanyol.

Peinaba el ‘pichichi’ blanquiazul un centro lateral para que Braithwaite fusilara al meta rojiblanco. Un éxtasis que detuvo Martínez Munuera desde el VAR, al observar mano –aunque involuntaria– en la asistencia de Joselu, agarrado a su vez por Vivian. Anuló el tanto sobre el césped, y tras revisar la acción en el monitor, Munuera Montero para constatar, una vez más, que a perro flaco todo son pulgas.

Continuó Iñaki haciendo de las suyas en la reanudación, primero derivando en un tiro de Guruzeta blocado por Pacheco y otro a bocajarro que el guardameta del Espanyol envió a córner. El colmillo del Athletic no era correspondido por los pericos a pesar de las urgencias, salvo en remates timoratos de Darder y Montes.

Lo que le faltaba a los locales fue la entrada de Nico Williams, quien primero bailó a la defensa para servir a Guruzeta un gol casi cantado, para acto seguido anotar por toda la escuadra un golazo, el 0-2, que le propició la ovación de los seguidores del Athletic, en el sector visitante, máxime cuando el resto del RCDE Stadium quedó enmudecido.

Y así siguió hasta el 1-2 de Darder, que metió inesperadamente a los pericos sobre la bocina, tanto que era el primer tiro a puerta del partido. A la desesperada, en la siguiente jugada se ganaba Aleix Vidal la expulsión por doble amarilla, y subía a rematar hasta Pacheco en la última del partido. La penúltima de un Espanyol en caída libre, que se aferra a su nuevo entrenador a falta de diez jornadas, ante un Athletic que tras la Copa vuelve a mirar a Europa.

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