El viaje de Lula a China corre riesgo de convertirse en un gol en contra para Brasil
El presidente brasileño ataca al dólar y al FMI, abre la puertas a Pekín en casi todos los ámbitos, se alía con Xi Jinping contra Taiwán y apoya su plan de paz para Ucrania
Por cierto quedan las chocantes declaraciones del Presidente Lula poco antes de embarcar hacia los EAU, cuando declaró sobre el conflicto en Ucrania que “EE.UU. debe dejar de fomentar la guerra”. En Pekín, Lula llevó su proyecto de mediación para la paz, ignorado en realidad por Estados Unidos y Ucrania. Dijo que lo había discutido “largo y tendido” con el Presidente chino Xi Jinping. “Es necesario formar un grupo de países dispuestos a encontrar la manera de hacer la paz. Lo hablé con los europeos, con los estadounidenses y lo hablé aquí en China. Es decir, ¿quién no está en guerra y puede ayudar a acabar con ella? Sólo los que no la defienden pueden crear una comisión de países y discutir el fin de la guerra”, dijo Lula. En cuanto a los acuerdos firmados en su viaje a China, el presidente brasileño afirmó que “fortalecer las relaciones con Pekín no es romper con Estados Unidos”. Además, sobre Taiwán, Lula declaró que Brasil reitera su adhesión “firmemente al principio de una sola China”, justo cuando en Occidente se agita el fantasma del riesgo de una guerra entre potencias mundiales por Taiwán.
Que Pekín sea el mayor socio comercial de Brasil es un hecho desde 2009 y, en 2022, el país latinoamericano registró un superávit en el comercio con China de 157.000 millones de reales, unos 32.000 millones de dólares, casi la mitad de toda la balanza comercial del país latinoamericano. Sin embargo, el viaje de Lula a Pekín parece haber traspasado los límites de la realpolitik. En su reunión con el presidente de la Asamblea Popular China, Zhao Leji, Lula no sólo reforzó la importancia de China en el comercio, calificándola de “socio preferencial” de Brasil, sino que añadió que quiere equilibrar con ella la geopolítica mundial. “Es con China con quien tenemos el flujo más importante de comercio exterior. Es con China con quien hemos tenido la mayor balanza comercial y es con China con quien intentamos equilibrar la geopolítica mundial discutiendo los grandes temas”, dijo Lula.
Por si fuera poco durante la toma de posesión de la ex presidenta de Brasil Dilma Rousseff ahora al frente del banco de los BRICS, la asociación que reúne no sólo a China y Brasil sino también a Rusia, India y Sudáfrica, Lula defendió la idea de una alternativa a la moneda de EEUU en el comercio internacional de todo el grupo. “¿Quién decidió que fuera el dólar?”. Tras criticar también al Fondo Monetario Internacional (FMI), sin despotricar abiertamente contra el “imperialismo yanqui” de memoria chavista, Lula se lanzó con declaraciones como “hemos cambiado la regla”, refiriéndose al bloque Brics, que cuenta con dos regímenes dictatoriales, China y Rusia, de los cinco países que lo integran. Utilizando la palanca de la lucha contra la pobreza, que cada vez más parece ser un pretexto para justificar en realidad su adhesión ideológica a un eje no occidental, Lula pidió también “liberarse de las ataduras y condiciones impuestas por las instituciones tradicionales” que prestan dinero “creyéndose con derecho a interferir en la economía y en los gobiernos de estos países. Quieren gobernarnos sin tener mandato para ello”.
Hace unos días salió la noticia de que Lula y Xi Jinping pretenden realizar sus transacciones comerciales en yuanes y reales en lugar de dólares a partir del próximo mes de julio. Una decisión que, según el experto del Fondo Monetario Internacional (FMI) Nigel Chalk, es posible pero muy difícil “porque la medida exigiría una transformación de las estructuras que sostienen la moneda estadounidense en el centro del tipo de cambio mundial”. Sin embargo, el ministro de Economía, Fernando Haddad, también en China, afirmó que también la petrolera brasileña Petrobras está dentro del nuevo acuerdo monetario con Pekín. Cabe preguntarse qué será de Petrobras en un mercado, el del petróleo, totalmente dolarizado. En una entrevista concedida al diario O Globo, el ex embajador de Estados Unidos en Brasil Thomas Shannon responde a la idea de Lula de forma muy clara. “El dólar no es una moneda global porque Estados Unidos lo impuso, es una moneda global por el poder de la economía americana y por el papel de la economía americana en el sistema financiero y en el orden económico global. Si Brasil, China o los Brics quieren sustituir al dólar, de acuerdo, que lo hagan. ¿Qué moneda utilizarán? ¿La moneda china, la brasileña? Ok, buena suerte”. El pasado mes de julio, el presidente ruso Vladimir Putin propuso incluso que los países del Brics crearan una nueva moneda de reserva mundial. Una estrategia en realidad útil a Moscú para mitigar el efecto de las sanciones impuestas por los países del G7 tras la invasión de Ucrania.
La visita de Lula al centro de innovación tecnológica de Huawei el jueves también suscitó muchas preguntas, además de provocar que una foto del presidente al que los chinos hicieron ponerse unas gafas 3D diera la vuelta al mundo, convirtiéndose en un meme viral y, quizás por eso, retirado posteriormente de las redes del PT y de Lula. “Visitamos Huawei para mostrar que queremos decir al mundo que no tenemos prejuicios contra el pueblo chino y que nadie prohibirá a Brasil fortalecer su relación con China”. Huawei, cuya propiedad se ha considerado opaca y depende del gobierno central de Pekín, ha entrado en la US Entity List, la lista negra estadounidense que impone restricciones comerciales a quienes son nombrados. Desde Estados Unidos, Canadá y muchos países europeos se sospecha que Huawei espíe en nombre del Partido Comunista Chino (PCC). El Consejero Delegado de Huawei, Liang Hua, afirmó estar dispuesto a “trabajar en una perspectiva a largo plazo para el desarrollo sostenible de Brasil”. El gigante chino de las telecomunicaciones citó “logros en proyectos de conectividad digital en zonas remotas de la Amazonia y acciones para crear una red para escuelas públicas y conectar sectores de seguridad”. En el acuerdo número 6 firmado por el Ministerio de Industria de Brasil, el país abre claramente sus puertas a proyectos de cooperación en los sectores de 5G, Internet de las Cosas e Inteligencia Artificial, permitiendo a China crear redes de telecomunicaciones dentro del gigante latinoamericano.
“Estados Unidos ha sido muy claro en que Huawei representa un desafío para los países que quieren construir sus propias redes y su propia infraestructura digital”, dijo el embajador Shannon al diario o Globo. “Huawei utiliza esta infraestructura para acceder a información que puede pasar al gobierno chino. Es una decisión de Brasil y también será un problema de Brasil. Buena suerte”. Preguntado por el descontento estadounidense, el ministro de Economía Haddad respondió que “la reacción que espero es tener más asociación con Estados Unidos. Brasil no puede permanecer aislado de nadie”. Además de una mesa de trabajo conjunta entre China y Brasil para producir semiconductores, Lula también ha abierto la puerta a StateGrid, la compañía eléctrica estatal que podrá participar en las subastas brasileñas previstas para este año, que rondarán los 50.000 millones de reales, uno 10.000 millones de dólares con la primera prevista para junio. Además, un acuerdo firmado con Eletrobras permitirá a los chinos meter mano en el sistema de transmisión de una de las principales hidroeléctricas del país, Itaipú, que en contra debería ser protegida por Golden Power, ya que se trata de una infraestructura de interés nacional. Además a la automotriz china BYD irán las plantas del nordeste dejadas por la estadounidense Ford, un relevo también muy simbólico.
Lula no hizo ninguna declaración al término de la reunión con Xi Jinping a pesar de que estaba prevista. Se firmaron 15 acuerdos, entre ellos uno de cooperación espacial con el satélite CBERS-6, que vigilará la Amazonia. Brasil no se ha adherido formalmente a la Iniciativa de la Franja Económica de la Ruta de la Seda, pero el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social de Brasil (BNDES) recibirá un préstamo de 6.500 millones de reales, más de 1.300 millones de dólares, del banco de desarrollo chino para proyectos de infraestructuras, energía e industrialización. “Se trata de una colaboración muy importante”, declaró el Presidente del BNDES, Aloizio Mercadante, “que mejora nuestras condiciones de financiación para estos sectores”. Sin embargo, Mercadante no especificó ni los términos ni el tipo de interés.
No faltaron momentos surrealistas. Desde la música con la que el dictador Xi Jinping recibió a Lula, ‘Novo Tempo’, compuesta por Ivan Lins y Vitor Martins durante el último régimen militar brasileño para hablar del nuevo mundo que vendría después, hasta un surrealista encuentro de Lula con sindicatos chinos en un país donde está prohibido hasta hacer huelga. Sindicalistas que viajaron con Lula como Miguel Torres, presidente de la Fuerza Sindical, Sérgio Nobre, presidente de la Central Unificada de Trabajadores (CUT) y Ricardo Patah, presidente de la Unión General de Trabajadores (UGT) salieron de la reunión con sus homólogos chinos entusiasmados por el intercambio de actividades sindicales. En China el gobierno obliga a minorías como los uigures a realizar trabajos forzados, pero los trabajadores chinos tampoco están en una situación mucho mejor. Las condiciones de trabajo son extremadamente duras, sobre todo en el sector manufacturero. En el pasado se hicieron virales los intentos luego censurados en las redes sociales de trabajadores que se quejaban de trabajar más de 300 horas al mes. Precisamente este tipo de encuentros que quiso hacer la delegación brasileña imponen una pregunta necesaria. ¿Cui prodest? ¿Cuál es el beneficio para los brasileños de este tipo de relación? ¿Qué precio tendrán que pagar a largo plazo? Brasil, uno de los países más ricos del mundo en materias primas y recursos naturales, lo tiene todo para ser una potencia por sí mismo, sin la ayuda de ninguna otra potencia exterior. Pero para ello debe vencer la corrupción de sus políticos y someter su gestión a un estricto escrutinio.
La lista de acuerdos hizo brillar los ojos de gran parte de la prensa brasileña, permitiendo a China tener pleno éxito en su estrategia de captura de las élites, es decir, atraer a su lado a exponentes de la sociedad gracias al hecho de que tienen poco o ningún conocimiento de las estrategias geopolíticas depredadoras de Pekín. No es casualidad que Lula, siguiendo el ejemplo de Bolsonaro, firmara un acuerdo de asociación entre la Secretaría de Relaciones Institucionales del gobierno brasileño y la principal empresa china de medios estatales, el China Media Group (CMG) sin que ninguna asociación de prensa brasileña planteara dudas ni críticas. Fundada el 21 de marzo de 2018 como una amalgama de todas las empresas de medios estatales, incluyendo la Televisión Central de China, la Radio Nacional de China y la Radio Internacional de China, CMG está bajo el control directo del Departamento Central de Propaganda del Partido Comunista de China. Según el comunicado de prensa, este acuerdo prevé “la cooperación en materia de contenidos para el desarrollo económico, social y sostenible de los dos países”. Buena suerte diría Thomas Shannon.