COPA SUDAMERICANA / Newell's le ganó a Audax en la última jugada
En un ataque rápido, Brian Aguirre definió bárbaro y le dio un triunfo trabajoso a NOB en el debut por la Sudamericana.
Nicolás Montalá, OléLo que no le había salido en todo el partido, Newell’s lo produjo en la última jugada. Con lo que le quedaba de combustible, después de una noche en la que todo le costó demasiado, tuvo un instante de sintonía fina. En su mejor acción colectiva del encuentro combinó precisión con velocidad y abrió la puerta del gol. Se llevó tres puntos muy valiosos de Chile, en su debut por la Sudamericana, y de la manera que más se disfrutan las victorias: con el último suspiro. Ideal para llegar fortalecido anímicamente nada menos que al clásico del domingo.
El curso del juego llevaba a un empate que parecía inexorable. No había señales de otro destino posible. El partido, algo más entretenido en el primer tiempo, había sido una invitación a dormirse en el segundo. Lleno de imperfecciones, sin imaginación de ninguna de las dos partes, con intentos que se desvanecían en tres cuartos de cancha.
Pero el fútbol puede encenderse con apenas un chispazo. La Lepra lo provocó con esos cinco toques elaborados tras un ataque de Audax. Fue una acción que arrancó en campo propio, tuvo una buena conducción de Sordo y una cesión a Brian Aguirre: este último controló de derecha y definió de zurda. A los 48’ del ST, NOB rubricaba un éxito que lo premió por haber buscado hasta el ocaso.
Había tenido otra clara con ese cabezazo de Ditta que el arquero de Audax le tapó bárbaro. Yno mucho más que eso. El equipo de Heinze falló en gran parte de las ejecuciones. Se equivocó mucho con la pelota cuando estaba cerca del área rival. Perdía en los duelos individuales, no conectaba con fluidez, no detectaba pases entre líneas. Sin profundidad se le hacía muy difícil.
Audax, con poco, en el PT le llegaba con un juego directo. En pocos pases aparecía en las proximidades de Hoyos. Y a diferencia de su rival, en ese período, solía ganar en los uno contra uno por las puntas. Sin necesidad de manejar más tiempo el balón, podía amenazar. Como lo hizo con un remate de Michael Fuentes que tapó Hoyos -mano a mano- o con ese cabezazo de Gonzalo Sosa que se fue pegado al palo izquierdo del arquero leproso.
Pese a la cercanía del clásico, Heinze se la jugó con mayoría de titulares en Chile. Yle salió bien: volvió a Rosario con tres porotos.