Chukwueze hace magia

El nigeriano decide el partido del Bernabéu con dos goles de exposición. Vinicius le dio la réplica, pero se quedó solo en un Madrid repleto de suplentes y caótico.

Luis Nieto
As
El Madrid disimula que hay Liga de manera poco homogénea. Hace que se lo cree Vinicius, jugador sin límites ni frenos, y le siguen unos más y otros menos. No los suficientes como para que el equipo blanco, con más suplentes que titulares, evitara la derrota ante el Villarreal, que es sol en ataque y sombra en defensa. De esa inestabilidad también se contagió el equipo de Ancelotti. Quedó así un partido desmadre, en el que no pudo faltar el VAR, postre perfecto del desconcierto, que le fue estupendamente a Chukwueze, que con Dembélé y Vinicius forma el trío de duendes de esta Liga. El nigeriano metió dos goles para el recuerdo y liquidó hasta la más remota opción del Madrid al título.

Hace tiempo que la Liga, para el Madrid, es el pan del sandwich, tiempo muerto entre un evento trascendental y el siguiente. Más cuando ese puente imaginario une un Clásico y un partido de cuartos en la Champions, esa competición donde el carácter del equipo cambia a feroz. Así que Ancelotti miró por detrás del Villarreal, se ahorró seis de los que estarán el miércoles defendiendo el fuerte y tiró de sus suplentes de primera necesidad, Nacho, Ceballos y Asensio entre ellos. Tres jugadores que se han acercado tanto a la titularidad como al final de su contrato, asuntos que parecen guardar cierta relación. Así que al italiano le quedó un 4-2-3-1 similar al que goleó al Valladolid, con Asensio de mediapunta y Rodrygo en la derecha.

El autogol

Setién tomó nota y se perdonó el nueve. Ahí puso a Lo Celso, que es otra cosa, con sus extremos de cabecera Chukwueze y Yeremy. Creyó que para atacar desde ahí a este Madrid indescifrable es mejor llegar que estar. Un buen muestrario de centrocampistas para jugar a lo que le gusta a Setién: mucha pelota y pocos latidos. Un fútbol que atonta al contrario. Eso, sumado a la astenia primaveral del Madrid, mantuvo el choque en suspenso durante el primer cuarto de hora. Hasta que apareció Vinicius, el jugador que nunca descansa. Ni de correr ni de regatear ni de discutir. Con ese material explosivo comenzó a avisar el Madrid. Empezó con un gran pase a Nacho, que se atarugó a la hora de la verdad; continuó con un fuera-dentro habitual coronado con un disparo desviado, y acabó con el 1-0. Llegó tras una larguísima carrera de Asensio, con arranque de diez y conducción impecable, pase a Vinicius, devolución de este y centro del balear convertido en autogol por Pau Torres, que no pudo esquivar el pelotazo fatal que no era para él.

Pau Torres lamenta el autogol que adelantó al Madrid.
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Pau Torres lamenta el autogol que adelantó al Madrid.JAVIER GANDULDIARIO AS

Lejos de la banda ha llegado lo mejor de Asensio esta temporada y conviene tomar nota de ello cuando se concrete la oferta de renovación. Esa fue la primera conclusión de la jugada. La segunda es que cuando el Madrid corre, el Villarreal se esfuma. A esos cambios de ritmo, y hasta de humor, debía referirse Setién con lo de rival indescifrable. Al gol sucedió una de esas oleadas blancas que se llevan a cualquiera por delante. Lo evitó Reina ante Benzema y Rodrygo. En este Madrid pegaría Chukwueze, otro de los grandes alborotos de la Liga. Una de sus travesuras, con doble recorte en el área, pudo acabar en insospechado empate, porque cada salida del Madrid, sobrado de espacio, era una amenaza de gol.

Show nigeriano

Sin embargo, según se acercaba el descanso, llegó la emersión del Submarino, torpedeando de lejos: Chukwueze, Baena, dos veces Lo Celso... La razón hubo que buscarla en el centro del campo, donde Tchouameni y Ceballos tenían peores cartas que el cuarteto amarillo. Y acabó por llegar el empate en una diablura de Chukwueze, que en un doble quiebro dejó de piedra a Nacho y fusiló a Courtois. El lateral pasaba una noche de terror ante el nigeriano que era incapaz de mitigar el Bernabéu coreando su nombre, oferta informal de renovación.

Chukwueze hizo así el 1-1.
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Chukwueze hizo así el 1-1.JESUS ALVAREZ ORIHUELADiarioAS

Ese desconcierto del Madrid pudo acabar con la expulsión de Tchouameni, por una entrada naranja sobre el propio Chukwueze. El final de la primera parte estuvo lleno de acción: parada de Courtois a Foyth, pifia de Nacho en boca de gol.

Y el regreso fue de showtime. De Vinicius, en concreto. Empezó con una espaldinha de utilidad, que no de chulería, y acabó con el 2-1. Pasó como una centella entre tres defensas, que se lo permitieron en un exceso de cortesía, y definió con la pericia de un nueve. El área hace tiempo que dejó de atolondrarle.

Este zurdazo de Chukwueze decidió el partido.
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Este zurdazo de Chukwueze decidió el partido.JAVIER GANDULDIARIO AS

El Villarreal, para entonces, defendía con la mirada. El equipo tiene que ingresar demasiado delante, que lo hace, para tapar el agujero de atrás. Como el factor de protección del Madrid también era bajo, la cosa empezó a despendolarse. Antes de que lo hiciera definitivamente Ancelotti quitó a Benzema, gris esta vez, imprescindible siempre. Entró Valverde para poner orden, pero aquello ya era ingobernable. Cada ataque era medio gol, con dos equipos partidos, caóticos. Se generaron ocasiones para llenar media Liga y una de ellas la aprovechó el recién llegado Morales para empatar al resolver una jugada de pinball en el área del Madrid. El VAR corrigió al árbitro, que había anulado el tanto. En el origen de esto y de todo estuvo Chukwueze, que de un zurdazo, poco después, mandó al equipo de Ancelotti definitivamente a la Champions. El tiroteo se alargó hasta el final: Foyth, Asensio, Vinicius... y un penalti que pitó Alberola y anuló el VAR por no-mano de Mandi. La cosa acabó con el Submarino a flote sobre un césped repleto de casquillos.

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