CHELSEA 0-LIVERPOOL 0 / ¿Era Potter el problema?
La nula capacidad anotadora del Chelsea vuelve a condenar a los ‘Blues’. Los de Bruno Saltor, con dos tantos anulados, pudieron golear al Liverpool, pero se llevan un punto que sabe a poco.
Casi 30 disparos fueron los que realizaron los londinenses ante el Aston Villa, pero es que, ante los Reds, volvieron a superar la decena. Mil y un ocasiones que la nula capacidad anotadora impidió a los locales volver a la senda de la victoria. El Chelsea pudo anotar goles de todos los colores, tamaños y formas, pero ni siquiera pudieron batir a la versión más pobre del Liverpool. Los Blues siguen 11º. El Liverpool, 8º. Y los puestos europeos, cada vez más lejos.
La historia de nunca acabar
Los primeros 45 minutos del Chelsea dan a entender que Graham Potter no era el problema de este equipo. O al menos no el único. Al igual que le ocurrió en la derrota ante el Aston Villa, partido que le costó el puesto al técnico inglés, los Blues generaron infinidad de ocasiones para adelantarse en el marcador, a cada cual más clara, pero el resultado fue el mismo: cero goles.
Fue João Félix, nada más arrancar el encuentro, quien dispuso de la primera gran ocasión. Un eslalon impresionante del atacante portugués, recorte en el interior del área incluido, le dejó solo ante Alisson, pero Joel Matip llegó a tiempo para taponar el disparo. Ni tres minutos de encuentro y los pupilos de Bruno Saltor ya habían tenido la primera. Pero es que el segundo intento no tardó en llegar. En esta ocasión fue Mateo Kovacic el que, tras recortar al arquero brasileño en el interior del área, se topó con el defensor Red sobre la línea de gol. Otra vez se llevaban las manos a la cabeza los futbolistas locales.
Mientras el técnico interino español pedía calma a sus jugadores desde la banda, las indicaciones de Jürgen Klopp a su despobladísima zaga eran continuas. Cada robo y contragolpe de los Blues se convertía en un problema para la defensa del Liverpool, viéndose Alisson obligado a hacer intervenciones como la del minuto 12. El portero del Liverpool paró el disparo a bocajarro de Kai Havertz tras un pase de la muerte de Ben Chilwell.
La sensación de peligro era constante. Las llegadas, continuas. No obstante, el no disponer de un finalizador nato en la punta del ataque volvía a lastrar al equipo de Stamford Bridge. La mala fortuna era tal que, el gol anotado por Reece James antes de la media hora de partido sería anulado por un fuera de juego previo.
Aunque pudo ser peor, ya que, en la última jugada de la primera mitad, Kepa Arrizabalaga tuvo que volar para evitar el tanto del Liverpool. En el tiempo de descuento, una gran parada del meta español a disparo de Joe Gomez desde fuera del área y un tiro de Fabinho en el saque de esquina posterior que se fue rozando el palo pudieron frustrar aún más a los aficionados locales.
El gol, una misión imposible
Pero la tortura del Chelsea no había hecho más que empezar. Aunque fue Mateo Kovacic el encargado de mandar al limbo la primera de la ocasiones Blues en los segundos 45 minutos, Kai Havertz se llevó la palma.
Minuto 50 de partido, gol del Chelsea y fiesta en Stamford Bridge. Por fin, pero no. El alemán se midió a Alisson en el mano a mano y, tras fallar en primera instancia, marcó de rebote. El problema fue que se ayudó de la mano para anotar el 1-0 que habría inaugurado el marcador. Mientras los jugadores locales celebraban en piña el tanto del germano, el VAR revisaba la acción para, a la postre anularla. Otro varapalo más para los Blues.
Con el Liverpool totalmente fuera del partido, la única manera que encontraron los pupilos de Jürgen Klopp de frenar el aluvión de acercamientos locales fue frenar a João Félix. ¿Cómo? A patadas. Una detrás de otra. No obstante, el Liverpool consiguió su cometido: deprimir al Chelsea. Las ocasiones de cayeron, la sensación de peligro desapareció, y el resultado, a pesar de que los de Bruno Saltor lo intentaron, no se movió.