El
City quiere hacer bueno el 3-0 de la ida ante un Bayern que cree en la
remontada. Haaland, terror alemán. Tuchel recupera a Mané tras su
castigo.
As
Parece imposible. Una utopía. Salvo milagro en el Allianz Arena, el Real Madrid se verá las caras con el City de Pep en las semifinales de la Champions. Todo se inclina hacia el lado mancuniano, no sólo por el 3-0 de la ida en el Etihad, sino también porque el Bayern atraviesa su momento más delicado en mucho tiempo (sigue el partido en directo en AS.com). La destitución de Nagelsmann, la eliminación en la Pokal y la agresión de Mané contra Sané fueron tan sólo algunos fogonazos del incendio que amenaza con calcinar la capital bávara. Pero Pep, técnico de los alemanes entre 2013 y 2016, sabe que cuanto más herido está el Bayern, más peligroso puede ser. No se fía. Ni
un pelo. Y justo a esa épica, que es lo único que le queda, es a lo que
se aferran los de Tuchel para resurgir de sus cenizas.
Ya
lo dijo De Ligt cuando fue preguntado acerca de qué era lo que le
transmitía esperanzas de cara al partido de vuelta ante el City el
pasado sábado tras el
empate a uno contra el Hoffenheim, tercer choque de cinco bajo las órdenes de Tuchel
sin victoria: la
cosa sólo puede ir a mejor.
Upamecano es un mar de
dudas atrás.
Choupo-Moting, que llega a tiempo tras unos problemas de rodilla,
no moja desde
principios de
marzo.
Y Kimmich, director de orquesta en el centro del campo bávaro, parece
una sombra de sí mismo. De Ligt y Pavard, ambos en un estado de forma
soberbio últimamente, son las
únicas noticias positivas antes de
enfrentarse a la máquina mancuniana que suma un total de 27 goles en sus
últimos 6 compromisos, 13 de ellos con el sello de Haaland.
La historia tampoco le sonríe a los muniqueses, que jamás fueron capaces de remontar un 3-0 en una eliminatoria de Champions, pero sí saben lo que es golear a los grandes del continente en su estadio. Durante el curso pasado, el hexacampeón de Europa anotó en un total de 6 ocasiones 3 goles o más, incluyendo dos victorias por 3-0 ante el Barcelona y un 7-1 al Salzburgo. Un 4-0 ante el Atleti y un 4-1 ante el Chelsea,
ambos en 2020, también dan fe del poderío bávaro en el Allianz. Sin
obviar el baile al PSG (3-0 en el global) este año en octavos. Es lo
único a lo que puede aferrarse el coloso alemán. A eso y a la indumentaria de un City que vestirá de negriamarillo en Múnich, los colores de un Dortmund al que el Bayern barre por tradición, la última vez hace 3 semanas por 4-2. Y si no pregúntenle a Haaland.