CHAMPIONS | 1/4 FINAL (VUELTA) / Un bicho para el Madrid

El City, sin demasiado brillo, aguanta las embestidas del Bayern y logra el pase a semifinales. Haaland volvió a estar muy presente: gol y penalti fallado.

José Carlos Menzel
As
La Champions suele deparar noches para el recuerdo y la de ayer no fue una de ellas. No lo fue desde el punto de vista del Bayern, que soñaba con una gesta tras el 3-0 de la ida en Mánchester, pero que se chocó con una realidad llamada City. Sin brillar y siendo más minimalistas que nunca, los pupilos de Guardiola supieron aguantar las embestidas de un cuadro bávaro, rebelde y furioso por momentos, para lograr el pase con un 1-1. El encargado de abrir la lata fue el de siempre, un Haaland que sumó su duodécimo tanto en la Champions y, tras el empate sin consecuencias de Kimmich, ya se centra en su próximo reto ante el rey de la competición: el Real Madrid.

En cuanto al personal, Guardiola optó por no tocar el once que dio la ventaja a los suyos en la ida del Etihad. Saltó al césped del Allianz con toda su artillería. Rodri, autor del tanto inicial en tierras británicas y apoyado por el ‘mediocentral’ Stones, cubrió las espaldas a Gündogan y de Bruyne y, arriba, el tridente formado por Grealish, Bernardo Silva y Haaland amenazaba el marco protegido por Sommer. Mucho poderío que Tuchel trató de frenar introduciendo dos cambios con respecto al equipo que eligió en Mánchester. El míster muniqués cambio a Davies, tocado, por Cancelo en el lateral izquierdo y, en punta, el ya recuperado Choupo-Moting sustituyó a Gnabry para dotar a los locales de físico en el área.

El plan de los bávaros pasaba por no precipitarse. Mantener la calma. Tratar de escalar el Everest mancuniano poniendo un pie detrás del otro. Y fue de esa manera cómo el Bayern comenzó a hacer metros. Muy a pesar del resultado, el hexacampeón de Europa volvió a ser ese equipo reconocible que tantas veces asombró a Europa. Logró tener el balón. Lo sacaba jugado desde atrás cuando la presión alta del City se lo permitía y, cuando no, lograba proyectar en largo a un Coman que fue un auténtico puñal por el costado diestro. Tuvieron que aparecer Stones y compañía para evitar que comenzasen a vislumbrar el milagro unos alemanes a los que, eso sí, les volvió a faltar colmillo arriba. Historia reciente tras la marcha de Lewy al Bayern.

El City, superado por momentos por la intensidad que plasmaron los de rojo tanto sobre el césped como en el graderío, quiso ser pragmático. No es que sea precisamente la virtud de una plantilla diseñada para dominar, algo que se vio reflejado en el rostro de Pep, visiblemente nervioso, pero aun así logró buscar las cosquillas a un Bayern que se lo creía. Upamecano, tal y como ocurrió en la ida, volvió a estar en todas las fotos. Primero se libró de ser expulsado tras derribar a Haaland cuando este encaraba a Sommer porque el kíller estaba en fuera de juego y, luego, provocó un penalti al sacar a pasear el codo en un chut de Gündogan. Tuvo suerte de que Haaland se acordó de sus frustradas visitas con el Dortmund al feudo bávaro y la mandó alta.

Las (pocas) vidas que recuperaron los muniqueses atrás las volvieron a gastar arriba. Las tuvieron de todos los colores pero, tal y como viene siendo habitual este año, ningún jugador anduvo fino arriba. Mucho desborde, poca puntería. A Sané, tras recibir en profundidad de Musiala, se le fue larga la más clara. Pero el que no perdonó su segunda oportunidad fue el de siempre. Después de la enésima del Bayern, Stones oteó el horizonte y vio a un ropero rubio pidiéndola. El cuero le llegó por medio de de Bruyne y, tras aprovecharse de un resbalón de Upamecano para encarar a Sommer, el noruego la clavó en la escuadra y en el corazón alemán para certificar otro cruce del City en semis con el Madrid. El gol del honor para los bavaros, obra de Kimmich desde los once metros tras una mano de Akanji, quedó en mera anécdota.

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