Champions |1/4 Final (Vuelta) / Fiesta en Milán: habrá derbi en semifinales

El Inter empata con el Benfica también en la vuelta y se enfrentará al Milan por una plaza en la final de la Champions. La reacción portuguesa llegó en los minutos finales, con todo decidido.

Ignacio Camacho
As
La fiesta de la Champions no termina en Milán. Todo parecía indicar que la discoteca cerraría pronto para los dos equipos de la ciudad de la moda, pero han pasado las horas y los porteros han ido evacuando a casi todos menos a cuatro clubes, entre ellos Inter y Milan, que siguen bailando en el centro de la pista. Un reto de baile en el doble Derby della Madonnina que disputarán en semifinales decidirá quién se irá a casa y quién seguirá de after en la final de Estambul.


Poco tardó el Inter en mantener encarrilada la eliminatoria ante el Benfica, que ya había quedado prácticamente decidida tras el 0-2 de la ida. La hora feliz empezó a los quince minutos de partido. El infravalorado Barella invitó a todos los presentes en San Siro a una ronda de chupitos de felicidad con un zurdazo a la escuadra. En Da Luz, el italiano también abrió el marcador de cabeza y ayer aprovechó un balón aéreo ganado por Dzeko y bajado al césped por Lautaro, que asistió al centrocampista, para decirle al DJ de la Champions que la canción del Benfica tocaba a su fin.

Bailaba el Inter con la mirada desafiante ya fijada en su vecino Milan, que esperaba acompañante al otro lado de la pista, cuando llegó Aursnes, poco antes del descanso, y pidió la penúltima copa de esperanza para el Benfica mandando el balón a la red de un cabezazo tras un centro de Rafa Silva desde la derecha.

Lautaro entra en escena

La canción que sonó en la segunda parte comenzó como una balada demasiado lenta para el Inter y como un reggaeton de ritmo vertiginoso para el Benfica, que se lanzó al perreo. El equipo de Schimdt, sin nada que perder, fue valiente y tuvo la iniciativa del juego, pero le faltó, como en la ida, la chispa de Gonçalo Ramos, João Mario y compañía, escondidos por los rincones oscuros.

Junto a ellos parecía estar Lautaro, pero el delantero argentino, cuando nadie lo esperaba, pidió que le sujetaran la copa, saltó al escenario, pidió el foco y remató en el interior del área un centro raso de Dimarco que desataba la locura y la euforia nerazzurra en San Siro. Correa, con un derechazo en el interior del área, pagó la última, aunque Antonio Silva, de cabeza, y Musa, en el descuento, se resistieron a abandonar la sala hasta el final, con todo ya decidido. Habrá Derby de la Madonnina en semifinales, fiesta en Milán y un finalista de la Champions italiano.


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