Boca - Racing: la credibilidad de los entrenadores, la urgencia por ganar y los liderazgos cada día más cuestionados
En la Bombonera, se citan este sábado, con la tradición de un clásico caliente y con las necesidades de este tiempo; además, Almirón y Gago juegan su propio partido
El clásico se jugará este sábado a partir de las 21.30 en la Bombonera, será arbitrado por Andrés Merlos y televisado por la señal TNT Sports. Boca tiene apenas 15 puntos en la Liga Profesional y no gana desde hace casi un mes, cuando venció el 31 de marzo pasado a Barracas Central como visitante por 3-0, con Mariano Herrón como DT interino en reemplazo del despedido Hugo Ibarra. Entre unos y otros, hay cinco puntos centrales, cinco claves para entender este histórico duelo.
La credibilidad de los DT, en juego
El ciclo de Jorge Almirón apenas avanza y precisa ganar en la Bombonera. Más allá de que quebró el maleficio milagrosamente en el choque copero ante Deportivo Pereira (perdía y se impuso 2-1 en el minuto 100), suma en el torneo doméstico tres derrotas en serie. Parece que incluso sorprenderá con la inclusión de Luis Advíncula como wing derecho. Eso probó en la práctica de este viernes, sumando al peruano a la línea de ataque con Luis Vázquez y Sebastián Villa.
Fernando Gago atraviesa su peor versión, cuestionado por los resultados (un poco) y rendimientos (sobre todo). Símbolo xeneize, supo ganarle dos finales seguidas a Boca hace no demasiado tiempo. El reciente entrenador xeneize necesita despegar, el conductor de la Academia está de capa caída, en el ojo de la tormenta de un equipo que siempre debe (puede) aspirar a mucho más.
Los liderazgos
Con Marcos Rojo en el tiempo de espera y Pipa Benedetto en otra sintonía física, Pol Fernández es el dueño de la cinta en Boca. Almirón lo expuso en el último encuentro y quedó marcada a fuego la impronta del líder: hasta dónde el volante puede ser la voz de mano de un equipo que avanza y retrocede, sufre de altibajos anímicos, producto de la ausencia de referentes de ley. Sin embargo, no es un problema exclusivo de Boca. Del otro lado de la frontera, más allá de recordar que en la definición del torneo doméstico pasado a todos les pasó la responsabilidad al tener que patear un penal decisivo frente a Franco Armani, el presente no es mucho mejor. Gabriel Arias y Leonardo Sigali, por caso, símbolos de la experiencia y de los últimos años ciertamente exitosos, fallan en el aspecto deportivo y no reaccionan con toda la energía desde el otro factor, el humano, el más influyente.
Lejos de River
River es el líder de la Liga Profesional, con 33 puntos. Racing suma 18 y Boca, 15: el abismo también se presenta en los rendimientos, más allá de que los tres gigantes mantienen la ambición intacta de alcanzar los octavos de final de la Copa Libertadores. En el torneo doméstico, la deuda interna es enorme. Deben ganar, no sólo para no alejarse exageradamente de la punta, sino aspirar, al menos, a un puesto copero, sea la Libertadores o la Sudamericana 2024. Van apenas 13, 14 capítulos del campeonato y la tabla de posiciones es una fotografía demasiado dolorosa para los hinchas de unos y otros. Es más: son los dos grandes protagonistas de los últimos festejos locales. Contemplarlos tan lejos, resulta toda una declaración.
Falta de gol de los delanteros
Boca suma 15 goles a favor y Racing, 16. El equipo xeneize no suele ser un puñal en ese rubro, mientras que el conjunto de Avellaneda tenía un poder de fuego mucho mayor. Ahora, se les suma un problema mayúsculo: sus delanteros no convierten. Chocan contra el arco rival, al menos, en el terreno vernáculo. En la Academia, con la excepción del descuento de Maximiliano Romero en el 1-3 contra Atlético Tucumán, en el Cilindro, a los atacantes les cuesta pisar con firmeza el área rival. Romero, Paolo Guerrero, Gabriel Hauche, el Príncipe Reniero: todos están peleados con el arco. Y hasta algunos empiezan a extrañar a Enzo Copetti, que debió irse del club luego de la electrizante definición del torneo anterior, que derivó en el título xeneize.
En Boca, desde que regresó de Europa, más allá de un par de sutilezas y de goles, Benedetto sigue en deuda. Miguel Merentiel aporta sacrificio y confusión, Nicolás Orsini (casi) nunca estuvo a la altura de la camiseta, Luis Vázquez juega muy poco, aunque ahora tendrá otra vez la chance de ser titular; Beto Briasco siempre es una incógnita. Y el piberío sufre de lesiones repetidas.
El laberinto de los 10
Oscar Romero es un jugador de selección. Tiene panorama, gambeta, buena pegada. Pero le falta todo lo demás: cambio de ritmo, pisar el área, vestirse de conductor. Juega con la hipótesis de lo que puede hacer (o hizo alguna vez, sobre todo, en aquellos buenos viejos tiempos de Racing). Actúa, además, demasiado lejos de la zona de influencia y siempre se le pide más que al resto por obvias razones: tiene capacidad. Su contrato vencerá a fines de 2023 y cuando parecía que iba a tener su chance como titular volvería a ser suplente. No significa que no tenga minutos ante Racing, pero está en baja consideración para Almirón.
Matías Rojas, del otro lado del mostrador, es el intérprete más desequilibrante del fútbol argentino. Soportó críticas externas, cuestionamientos internos y les ganó la pulseada a todos, sostenido por el olfato clínico de Gago. Ahora, su futuro está en suspenso, puede quedar en libertad de acción en junio próximo y… lo quiere Boca.