ATLÉTICO 1 - BETIS 0 / La Champions tiene su Ángel

El Atlético la abrocha tras un gol de Correa en el 86′ que sirvió para superar a un Betis que tuvo grandes ocasiones tras la salida de Joaquín. Los rojiblancos habían salido con chispa pero les faltó acierto.

Patricia Cazón
As
Si hay un futbolista acostumbrado a darle la vuelta al destino ese es Ángel Correa. Y fue Correa quien recibió de rebote esa pelota y, como si corriera en la calle, sorteó rivales para estamparla en la red y no ceder un metro en su persecución al Madrid este domingo, el título que le queda a este equipo que llegó demasiado tarde a esta temporada. Después de Qatar.

Plac. A los dos minutos, Griezmann saltaba para golpear el balón con ese sonido. Plac. El francés buscaba la escuadra pero la pelota fue mansa a Rui Silva con un mensaje: el Atleti había salido como si el parón de selecciones no hubiese pasado. Un Atleti atado a la bota de ese hombre que más que jugar parece flotar: Grizi. Correa, en ese momento, miraba aún desde el banquillo. El partido estuvo lleno de electricidad, con los dos equipos buscando área, balón y dominio. Simeone, de hecho, solo aguantó veinte segundos sentado. Al veintiuno ahí estaba, de pie en el área técnica. Pellegrini ni se sentó. El primero apostaba porque Morata hiciera de Memphis y porque de inicio saliera Lemar y no De Paul. El segundo, sin Canales por esa sanción de cuatro partidos que solo quien se la ha puesto puede entender, sentaba a Juanmi para ubicar a Luiz Henrique en la derecha, Ayoze en la izquierda y así dejarle el carril central a Rodri para nutrir a Borja, solo en punta. Aunque en realidad quien más alimentó al Panda de inicio fue Savic, que salió al partido como poseído por el espíritu de Felipe. Un desastre.

Dos veces se plantó Borja ante Oblak nada más comenzar el partido porque Savic le abría la puerta del área y le invitaba a pasar como si vistieran los mismos colores. Cada vez que pasaba cerca, le regalaba un balón. Pero una vez, Borja se lo cedió a su vez a Ayoze y la ocasión se estropeó. Pero, otra, se entretuvo demasiado y la defensa le cayó sobre la chepa a la vez que el árbitro le pitaba una mano. En el área contraria, Griezmann seguía instalado en su pink party. Si primero rascaba a la espalda del doble pivote del Betis para recibir entre líneas, indetectable para Guido y Carvalho, cuando se plantaba en el área su pelo rosa ardía de puro fuego. Con desmarques, disparos rasos y quiebros de cintura. Pero al final de cada jugada estaba Luiz Felipe y era infranqueable: cortaba todo a su alrededor. Con penalti, incluso. Lo pareció esa zancadilla sobre Morata que ni el árbitro pitó y ni el VAR mandó revisar, que el Atleti sigue siendo el único en Liga sin penalti a favor.

Las entradas de Joaquín y Correa

Plam. De más a menos, el partido se vio en la segunda parte con Griezmann botando un córner que Giménez cabeceaba al larguero. Pum. El partido seguía en el mismo sitio: el Atleti con dominio pero sin profundidad, el Betis más espeso. A la hora, el Cholo quitaba a un Nahuel con amarilla e introducía a De Paul y Correa. Lo celebró Carrasco con un disparo raso, tras destrozar Llorente a Miranda en una carrera, que Rui Silva sacó con el pie. En la jugada siguiente, Pellegrini introdujo a Joaquín, recibido entre un cántico a Luis, que a los mitos no se les mancha, quien despertó al Betis. La electricidad volvió a llenar el aire.

Joaquín salió como Pegaso lanzando puñetazos de meteorito sobre la portería de Oblak. Plas, plas, plas. Primera pelota y pase al espacio a un Miranda que cruza en exceso. Segunda pelota y su propia volea se va fuera rozando el palo. En la tercera, Juanmi no le vio a su lado en el punto de penalti y no se la dejó pasar. El Atleti resistía como tantas otras veces, mirándose el cuerpo tras tanto mordisco y descubrírselo intacto. Y con Correa en el campo, el héroe de LaLiga 2021 que brotó tras llorar en el Villamarín. Ese Correa al que la pelota le llegó de rebote pero supo, como Maradona aquella vez ante los ingleses, que era la pelota del partido. Y corrió y sentó a Ruibal al primer quiebro para cambiar su destino. Y Pezella cayó al segundo. Y cuando lo hizo Luiz Felipe, al tercero, todo el Betis fue detrás. El equipo se abrazó a su ángel en piña, bajo una grada que solo parecía gritar: “¡Correa, de qué planeta viniste!”. Para dejar en el camino a tanto bético.


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