Advertencia del prestigioso científico Eudald Carbonell sobre “el futuro de la humanidad”

El arqueólogo afirma que la especie ha colapsado y señala las claves para evitar una extinción. La solución pasa por una fusión sin precedentes entre inteligencia artificial y natural.

Sergio Murillo
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Desde el principio de los tiempos existe un debate sobre el devenir de la especie humana. Las diferentes culturas han marcado la hoja de ruta de todo tipo de suposiciones; basando en un primer momento las profecías en creencias y, posteriormente, las predicciones en ciencia. En esta jungla histórica y evolutiva entra la arqueología, encargada de estudiar las sociedades a partir de sus restos materiales y capaz, en cierta parte, de “predecir el futuro”.

En esa línea, el arqueólogo y codirector de Atapuerca, Eudald Carbonell, ha establecido un diagnóstico del futuro de la humanidad en base a la tecnología de nuestra especie y la relación que establecemos con ella. Lo ha hecho a través de un libro, ‘El porvenir de la humanidad. Decálogo para la supervivencia de nuestra especie’, y ha sido tan realista como contundente: “Somos una especie imbécil”.

El problema: una mala relación con el entorno

Carbonell asegura que la humanidad ha colapsado. El motivo: la incertidumbre, que impide que la especie evolucione. Así lo ha contado en los micrófonos de Cadena Ser, a lo que ha añadido que “tenemos que ser capaces de salir de este entorno”. Para ello, el arqueólogo fija el siguiente paso en conseguir “la socialización de la inteligencia artificial”.

La historia tiende a medirse por la capacidad que tiene el animal en adaptarse al medio, así como el ser humano a su coyuntura propia. Para Carbonell, “vivimos una revolución lógico-digital que forma parte de este espacio de adaptación que debemos empezar a vivir y a ver”. Y en esta circunstancia que acompaña al ser humano está la clave de su evolución y de su debacle.

Elon Musk es uno de los protagonistas de la revolución tecnológica que representa la Inteligencia Artificial / REUTERS/Aly Song/File Photo/File Photo
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Elon Musk es uno de los protagonistas de la revolución tecnológica que representa la Inteligencia Artificial / REUTERS/Aly Song/File Photo/File PhotoAly SongREUTERS

Una de las noticias en clave tecnológica del año ha sido la sorprendente carta abierta que han firmado un millar de expertos en inteligencia artificial, entre los que se encuentran el magnate Elon Musk; el cofundador de Apple, Steve Wozniak, y el historiador Yuval N. Harari. El objeto principal de esta asociación con pocos precedentes no era otro que frenar seis meses la “carrera sin control” de los ChatGPT; o, lo que es lo mismo, pausar el desarrollo de la inteligencia artificial a través de una extraña moratoria.

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La solución: una fusión entre inteligencias

Son muchas las voces que han tachado este manifiesto como un error. Una de ellas, la del propio Carbonell. El arqueólogo español, que sí defiende un control social y administrativo de estos procesos, insiste en que la inteligencia artificial y la natural terminarán por cruzarse; y que el ser humano debe saber obtener una retroalimentación de este hecho histórico.

No obstante, Carbonell no es tan positivo con la capacidad del ser humano para asimilar esta fusión de inteligencias. Bajo la advertencia de un colapso que se interna más y más en las sociedades que habitan el planeta, insta a reflexionar y, sobre todo, a actuar: “O cogemos el toro por los cuernos o se acabó”.

Luz posterior al colapso

Para el arqueólogo, la clave está en evitar la extinción posterior al colapso. Y únicamente podría obtenerse con una conciencia propia y guiando nuestros pasos con la responsabilidad que exige constituir y sostener una especie. Si la sala de máquinas funciona así, el colapso -inevitable- otorgará, según Carbonell, “criterios fundamentales” que renueven la supervivencia del ser humano por otro tiempo concreto sobre la faz de la tierra.

“Cualquier impacto material e inmaterial en la memoria del sistema es fundamental para entendernos como especie”, ha sentenciado el codirector de Atapuerca en el programa de Carles Francino. El científico concluye así un diagnóstico del futuro de la humanidad que hace realidad el dicho de que un pesimista es realmente un optimista bien informado.

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