Una victoria contra el eslogan

El Barça, que levantó la Supercopa con una propuesta audaz en Riad, mudó de piel en la Copa y ganó con un plan conservador contra sus eslóganes históricos.

Juan Jiménez
As
Aunque no lo hizo con el juego que predica de manera apasionada su entrenador ni como esperan sus aficionados, el Barça se llevó, psicológicamente, un buen botín en el Bernabéu. Se demostró a sí mismo que no sólo puede ganar siendo más que el rival en el juego. También lo puede hacer con un buen ejercicio de resistencia que, en cierto modo, va contra su relato histórico. Si no se tiene en cuenta el Clásico amistoso de Las Vegas, los azulgrana ya han sido capaces de ganarle este curso al Madrid desde una propuesta agresiva y también con un plan conservador.

En Riad, el Barça se llevó la Supercopa con una superioridad manifiesta ante el Madrid. Ganó por muy poco la posesión (53,4%), pero su victoria estuvo basada especialmente en que fue a por el partido. Asfixió la salida de balón del Madrid y así llegaron los goles. El primero con una recuperación de Busquets que Lewandowski aceleró para que marcase Gavi, otro contragolpe con gol del polaco y, finalmente, otra carrera de Gavi que aprovechó Pedri.

El Barça superior en todas las partes del campo en Riad cambió de piel este jueves en Madrid. Apurado por las bajas y por la inseguridad demostrada en Manchester y Almería, se metió atrás. Apenas tuvo un 35,3% la posesión de balón y jugó con un planteamiento bastante simple. Estuvo junto cerca de Ter Stegen, aprovechó las virtudes defensivas de jugadores como Araújo, Koundé y Busquets y aprovechó su oportunidad como debe hacerse en los grandes partidos.

Cierta parte de la crítica censuró la manera de ganar del Barça, seguramente porque sus eslóganes históricos (jogo bonito, we color football…) no tienen nada que ver con lo que propuso en el Bernabéu. Pero en el vestuario la victoria se valoró. Ese tipo de partidos ajustados siempre se le han adjudicado al Madrid por una supuesta superioridad competitiva. Esta vez no fue el caso. El Barça bajó al barro, peleó cada balón y estuvo unido en el campo. Eso le dio una victoria que fue contra su propio eslogan, pero que une.


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