Tensión en Francia: en vísperas de otra huelga masiva, Macron corteja a los sindicatos mientras ataca a la izquierda
El presidente colocó en el punto de mira a La Francia Insumisa de Jean-Luc Mélenchon, a quien acusó de estar tejiendo “un proyecto político que trata de deslegitimar el orden razonable, las instituciones y sus instrumentos”
El jefe de Estado reunió este lunes en el Elíseo a sus tropas, a quienes animó a negociar con los sindicatos en busca de una salida a la ecuación en la que está enquistado el país, la de tratar de acabar con las protestas sin retirar su discutida reforma.
Los líderes sindicales no parecen por ahora dispuestos a reducir la presión, en vista de la buena acogida que están teniendo sus concentraciones, que igualan en movilización a las más numerosas registradas en este país.
El pasado jueves, en la primera jornada de protesta tras la adopción del texto sin voto parlamentario, sacaron a la calle a 3,5 millones de personas, según sus cuentas, algo más de un millón, según las del Ejecutivo, en ambos casos al nivel del récord que se había conseguido el pasado 7 de marzo.
La de mañana será una buena oportunidad para demostrar que esa movilización sigue intacta y que, a la espera de que la reforma de las pensiones sea refrendada por el Consejo Constitucional, no quieren dar tregua al presidente.
Por ahora en los transportes, uno de los mejores termómetros para medir la incidencia de la huelga, el seguimiento parece menos importante que el martes pasado, aunque el tráfico de ferroviario estará muy perturbado y los aeropuertos de Orly, Marsella, Toulouse y Burdeos verán despegar un 20% menos de aviones.
Pero en paralelo a las huelgas y manifestaciones, que Macron considera legítimas, el país está pendiente de la violencia que ha comenzado a instalarse en las mismas, que han servido de material de ataque cruzado entre el Gobierno y la oposición.
El Presidente colocó en el punto de mira a la izquierdista La Francia Insumisa de Jean-Luc Mélenchon, a quien acusó de estar tejiendo “un proyecto político que trata de deslegitimar el orden razonable, las instituciones y sus instrumentos”.
“La siguiente etapa será deslegitimar el Constitucional”, aseguró Macrón, según narraron algunos de los asistentes a la reunión con su núcleo duro, entre los que figuraba, además de la actual primera ministra, Élisabeth Borne, y uno de sus antecesores, Edouard Philippe.
La violencia escala
Las escenas de violencia que se vivieron la pasada semana en París y en algunas ciudades del país han calado en la opinión pública, que rememoró los incidentes más duros que a lo largo de 2019 provocaron los chalecos amarillos, una radicalidad que acabó por hacerles perder el apoyo de la calle.
Los incidentes acabaron con 457 detenciones y 441 policías heridos, una situación que tuvo su réplica este sábado durante una manifestación ecologista contra unos embalses artificiales para el riego agrícola.
La extrema izquierda sostiene que Macron vuelve a apostar por dejar que la violencia se apodere de las manifestaciones para desacreditar el objeto de su lucha.
La respuesta del Gobierno volvió a ser un despliegue policial “sin precedentes” frente a la manifestación de mañana martes, con 13.000 agentes, mil más que el pasado jueves, según anunció hoy el ministro del Interior, Gérald Darmanin.
“Hemos detectado riesgos muy importantes contra el orden público”, aseguró en rueda de prensa el ministro, que indicó que han detectado 2.000 individuos radicales de ultraizquierda, algunos procedentes del extranjero, dispuestos a poner en jaque “las instituciones del estado”.
Si las ocho primeras jornadas de protesta contra la reforma de las pensiones se desarrollaron sin incidentes, desde el pasado día 16 la violencia se han instalado en el país, relató el ministro, que indicó que en ese periodo 128 edificios públicos han sido atacados, 114 oficinas de parlamentarios vandalizados y se han registrado 2.200 incendios voluntarios.
Como Macron, Darmanin puso el foco sobre la izquierda, a la que acusó de no condenar con firmeza la violencia contra la policía, lo que, dijo, “contribuye a legitimarla”.
La tensión sigue en niveles altos y, en paralelo, la popularidad del presidente no deja de desplomarse. El último sondeo, publicado por la radio RTL, asegura que ha caído seis puntos y que ya solo el 28% de la población considera su acción positiva, su nivel más bajo desde noviembre de 2018, en los primeros compases de los chalecos amarillos.
Cierra el Louvre en protesta contra la reforma
El Museo del Louvre en París estuvo cerrado al público el lunes, pues sus trabajadores participaron en la ola de protestas en Francia contra los impopulares planes del gobierno para reformar el sistema de pensiones.
Decenas de empleados del Louvre bloquearon la entrada, lo que provocó que el museo anunciara que estaría cerrado temporalmente.
Los manifestantes portaron pancartas y banderas frente a la famosa pirámide del Louvre, donde el presidente Emmanuel Macron celebró su victoria presidencial en 2017. Exigieron la derogación de la nueva ley de pensiones.
La rama de espectáculos, medios de comunicación y cultura del sindicato CGT tuiteó una imagen de la Mona Lisa envejecida y con la cara arrugada, acompañada de la leyenda: “64 ¡No!”.
Algunos turistas se mostraron estoicos ante el bloqueo artístico.
“Si crees firmemente que esto traerá algún cambio... Hay muchas otras cosas que podemos ver en París”, dijo Britney Tate, una estudiante de doctorado de 29 años de California.
En cambio, otros que habían viajado miles de kilómetros expresaron su inconveniencia por no poder acceder al famoso museo.
“Vamos a respetar su huelga mañana, pero hacer esto hoy, es simplemente desgarrador”, dijo Karma Carden, una turista de Fort Myers, Florida. “Sabíamos que Versalles no iba a estar abierto por la protesta, pero sabíamos que el Louvre estaba abierto”. “Comprendo por qué están molestos, pero (es malo) hacerle esto a gente de otras partes del mundo que han viajado desde esas partes del mundo para esto y pagado miles de dólares”, agregó.
Casi tres semanas de huelga impactan operaciones de refinerías francesas
Las protestas contra la reforma de pensiones del Gobierno francés se prolongaron el lunes hasta su vigésimo día y al menos seis de las siete refinerías en Francia estaban cerradas o funcionaban a capacidad reducida, en tanto que las terminales de gas natural licuado (GNL) estaban bloqueadas.
La producción ha sido acotada en la planta Gonfreville de TotalEnergies y en el complejo de Port Jerome-Gravenchon de Exxon Mobil debido a las huelgas, mientras que otras dos refinerías están operando a capacidad reducida y dos más están fuera de servicio por reparaciones.
Un portavoz de Petroineos, que opera la séptima refinería francesa en Lavera, dijo que no tenía información sobre si la producción se interrumpió en su sitio.
Las mayores refinerías de Francia, Gonfreville y Port-Jerome, ubicadas en el norte del país, pueden procesar alrededor de 240.000 barriles de petróleo por día (bpd) y pueden abastecer a la región de Ile-de-France, donde se encuentra la capital, París.
La refinería de Gonfreville produce el combustible de queroseno de aviación que utilizan los aeropuertos locales, que han reportado dificultades en las últimas semanas debido a la falta de suministros.
Un portavoz de Esso dijo el viernes que la compañía se vio obligada a detener la producción en su refinería de Port Jerome luego del bloqueo total de las entregas de crudo desde la terminal de Le Havre que comenzó el 20 de marzo.
Se espera que la refinería vuelva a la producción tan pronto como se reanude el suministro desde Le Havre y haya cesado la huelga. Sin embargo, el reinicio de la planta Port Jerome tomará varias semanas, agregaron.