Lewis Hamilton se queda sin su gran soporte: Angela Cullen, la histórica fisioterapeuta, no trabajará más con el piloto de Mercedes

El séptuple campeón mundial anunció que la neozelandesa, que estuvo siete años a su lado, seguirá otro camino laboral

Casi en simultáneo, Cullen también hizo una publicación en sus propias redes sociales, con el mismo anuncio. “Un día como hoy, hace exactamente siete años, pisaba por primera vez el paddock de la Fórmula 1 en el GP de Australia”, escribió Cullen. Y agregó: “Hoy estoy muy emocionada por compartir que me embarco en una nueva aventura. Estoy muy agradecida y me siento bendecida por haber podido disfrutar de este increíble viaje en la Fórmula 1. Gracias al equipo Mercedes, que ha sido mi familia durante los últimos siete años. Y a Lewis Hamilton...¡Sos el GOAT (mejor de todos los tiempos)! Ha sido un honor y un placer estar al lado tuyo. Gracias por apoyarme, creer en mí y mostrarme el potencial ilimitado que todos tenemos. Tengo muchas ganas de ver qué te depara el futuro. No hay nada que no puedas hacer. No dejes de creer”, dijo Cullen. “El viaje de la vida es una gran ola. Seguí surfeándola. Soñá en grande. Los sueños se hacen realidad. Siempre a tu lado”, concluyó la mujer.

Mucho más que una fisioterapeuta

El trabajo de Cullen excedía los entrenamientos, la preparación física o la dieta del campeón. Durante las carreras, le cuidaba el reloj y el teléfono celular. Era su sombra. Comenzó a trabajar con Hamilton en 2016. Se unió al equipo del inglés y transformó su preparación, sus rutinas y su alimentación. “La NASA de la salud”, llamó ella al complejo proceso, que entre los cambios que hizo en los hábitos del piloto incluyó un especialista en sueño para tratar el jet lag producto de tantas horas de viajes. Incluyó trabajos mentales, yoga y meditación.

Cullen nació en Nueva Zelanda y llegó a formar parte de las selecciones menores de hockey. Al momento de decidir qué camino tomaría entre el deporte y los libros, optó por los estudios pero continuó ligada al primero: se graduó en la carrera de ciencias de la salud y fisioterapia. Trabajó en el staff del club de fútbol Crystal Palace y luego entrenó al equipo nacional de velocistas de Reino Unido. Con ellos llegó a los Juegos Olímpicos Atenas 2004, en los que ganaron la medalla dorada en la posta 4 x 100 metros. Tras esa experiencia, Cullen emprendió en pareja un viaje revelador en bicicleta desde Ushuaia hasta Colombia, en el que conoció, según dijo, a las personas más encantadoras y se dio cuenta de hacia dónde quería llevar su carrera como profesional.

Se fue a Europa y cursó el programa de estudios de Hintsa, que le permitió ampliar su conocimiento y especializarse en bienestar, filosofía deportiva y rendimiento. Hintsa es una cuna mundial de entrenadores de alto rendimiento, y de la que surgió más de una mitad del total de los profesionales que actualmente trabajan con los pilotos de Fórmula 1. Pero lejos de apuntar por entonces al Gran Circo, ella continuó con su trabajo en el atletismo. Sin embargo, en 2015 murió el doctor Aki Hintsa, fundador de la academia y preparador de Hamilton, y entonces surgió la oportunidad para Cullen. Un año después Angela fue presentada al piloto y se convirtió en la primera entrenadora mujer en la Fórmula 1.

Hasta ahora, Cullen llevaba la agenda del campeón, se ocupaba de las reservas de vuelos y de hoteles y armaba un registro de sus horas de sueño. Atendía todos los pedidos de Hamilton y era la encargada de trasladarlo –maneja ella misma– a cada circuito. Se la ha visto acompañarlo, casco en mano, a paso redoblado hacia el comisariato en el Gran Premio de Monza de 2020 después de que las autoridades impusieran una sanción al siete veces campeón por haber ingresado a la calle de boxes cuando no estaba habilitada. Angela era, también, quien le preparaba sus bebidas, y hasta le alcanzaba los guantes para correr y el casco. Además, solía ser la primera en recibirlo cuando el inglés sale del auto y le facilitaba su gorra y sus pertenencias. Mucho más allá de eso, se transformó en su amiga y confidente. Quizás siga siéndolo. Ahora, fuera de las pistas.


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