GIRONA 0 - ATLÉTICO 1 / Morata se rebela con suspense de VAR

El delantero, habilitado por centímetros tras revisión de la sala VOR, salvó al Atleti en el descuento. Primera victoria de los de Simeone en Montilivi. Romeu y Aleix se lesionaron.

Patricia Cazón
As
Morata tardó tres minutos en poder celebrar ese gol. Tres minutos de los ocho de añadido se habían consumido ya con el juego parado e intriga de VAR. Correa había tocado un balón en el primer palo que, en el segundo, Morata empujaba a la red bajo la eterna sospecha de fuera de juego. El VAR lanzó líneas, el pie de Iván Martín, lo rompía, Morata podía correr liberado con el goool en la boca mientras Simeone plantaba su propia bandera en Montilivi. A la cuarta.

Hora y media antes, su equipo había comparecido en la casa del Girona como quien se detiene ante un ochomil y mira hacia arriba. Santiguándose. Tres veces había estado ya allí y nunca había regresado con victoria. El principio no fue fácil, con todos los rojiblancos empeñados en hacer del lunes del calendario un lunes en la hierba. Pesados e intrascendentes. Los cinco de atrás, Koke, pivote, custodiado por Llorente y Lemar, los Memphis-Grizi. Le duraba nada el balón, entre pérdidas y errores, como si sólo tuvieran ganas de irse a dormir y fuera ya martes. El Girona parecía haber cortado con tijeras todas sus líneas de pase. Un Girona enérgico y a la contra a lomos de un Riquelme incontenible y sus dos laterales: Miguel y Arnau. Ambos se convertían en interiores para verticalizar y dotar de espacios. Pretendido el último por el Atleti en negrita, mayúscula y subrayado para la próxima temporada, jugaba como escribiéndole una carta al futuro. Con letra impecable.

Las áreas tardaron tiempo en llegar. El Girona la pisó antes para pedir por dos veces penalti. La primera por una entrada de Nahuel sobre Borja García que fue limpia y, la segunda, por una mano, clara, de Savic en el área precedida por un fuera de juego de Castellanos. Cuando el Atleti lo hizo, pisar área, el reloj pasaba del 20′ y Llorente, Grizi y Memphis de pronto recordaron que eran Llorente, Grizi y Memphis. El primero filtró, el segundo asistió, el tercero voleó alto. El mal de altura había pasado. El Atleti se arrancaba su cara de lunes. Si Llorente, Grizi y Memphis ejercieron de sherpas, enseguida les siguieron los demás.

Comenzaron a presionar más arriba, combinando, verticales. Y cuando Grizi daba un paso atrás para ponerse en la piel del centrocampista, Carrasco y Lemar atacaban por la izquierda generando superioridad mientras que Memphis iba por el centro y Llorente, por la derecha, volaba. Así se presentó otra vez Memphis ante Gazzaniga, para controlar y disparar a la media vuelta de nuevo alto. Como si el neerlandés se hubiera dejado toda la definición ante el Sevilla.

De Oblak a Morata

Tras el descanso, el partido regresó en el mismo punto: el área de Gazzaniga. Llorente se presentó ante su puerta con una volea que le obligó al manoplazo. Si en el 50′, el árbitro acudía al VAR para dilucidar que había un empujón de Hermoso previo a una mano de Oriol en el área, en el 60′, el Cholo trataba de cambiar el partido de una tacada: tres hombres esperaban para entrar, Correa, Morata y De Paul. Memphis se fue taciturno. Llorente lo hizo lanzando su puño en el banco.

Pero los cambios nada cambiaron en ese momento. Más bien al contrario. Modificó su sistema el Cholo y llevó a Grizi a la izquierda en un 5-4-1. Error. Míchel agitó su pizarra, introdujo a Valery en la zurda y llenó a Riquelme de gasolina en el carril central. Oblak empezó a aparecer en las fotos. Si lo había hecho antes para asomar como semáforo en rojo ante un Tsygankov que había entrado en su área quebrando caderas y tratando de tumbarle de un zurdazo, lo haría ahora para sacar su uña ante una pelota que David López le envió desde el centro del campo al verle adelantado.

Simeone equilibraba introduciendo a Saúl y centrando de nuevo a Grizi antes de que Oblak apareciera por última vez, ante Riquelme. Le tocaría a Gazzaniga. Correa comenzó a salivar con un mal control de Arnau que arregló el propio Arnau, pero dejó el área del Girona, que había perdido a Oriol y Aleix lesionados, llena de alarmas. Era el 90′ cuando el pie de Iván Martín hacía que sólo una bandera pudiera ondear en Montilivi al final. Esa del Cholo. Otro estadio conquistado. La del linier ante Morata esta vez la bajaría el VAR. 

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