Esto no sé qué es, que nos devuelvan el fútbol, por favor
Corren tiempos de barullo y más barullo en el fútbol. El VAR vino para hacer el fútbol más justo y su contribución ha desatado la cólera en muchos estadios. Ya casi nadie puede celebrar un gol. Tiene que esperar pacientemente a que alguien en una sala dé el visto bueno. Y, por ejemplo, se habla más de si Muniain en una pelea limpia con De Jong tocó la pelota con la mano en el origen del empate a uno y luego le fue al hombro o si no lo hizo. ¿Lo de las manos claras dónde queda? ¡Algo accidental a 60 metros del área rival! El juego ya poco importa, sólo las fronteras entre lo legal y lo ilegal. Todo el ruido de La Catedral se multiplicó por diez. Un estadio gritando “A Segunda, oeeee’”. Eso lo cantó el Camp Nou en el bienio negro rojiblanco. Una pena que se enturbie así una noche preciosa.
Una jornada para la historia: nunca se habían reunido más personas para ver un partido de fútbol en la capital vizcaína. Récord, 49.741 almas, a tres mil de no ver ni un asiento vacío. El Athletic comenzó eléctrico y gastó gran parte de su munición rápido. Pero el 0-1 al filo del descanso fue un mazazo. Dos chispazos al final, con Berenguer lanzando un balón que acabó en el poste e Iñaki al fin desencadenado, reengancharon al personal. Hasta que apareció el VAR. ¡Menos mal que el Barça recelaba de Gil Manzano! Esto no sé qué es, que nos devuelvan el juego. El Barça se colchoneriza. Otra victoria escuálida. Los leones, un punto en cuatro partidos. Mal asunto.