Endrick se atasca
Desde que fichó por el Real Madrid, el gol le ha dado la espalda y suma 12 partidos consecutivos sin ver portería. La confianza en él, eso sí, sigue intacta.
Así comenzaba la temporada Endrick, en un contexto favorable y titular. Los flashes aparecían, los minutos se acumulaban, pero los goles, a pesar de firmar buena actuaciones, no llegaban. Y ello le ha hecho perder importancia en el equipo, quedándose en el banquillo en los dos últimos encuentros: las victorias en los cuartos de final (São Bernardo) y en la semifinal (Ituano) del Paulistao. Dos partidos en los que, eso sí, ha demostrado su compromiso total con el colectivo, saltando a celebrar con su compañero Murilo el gol a Ituano que suponía la clasificación para la final alcanzada por los verdes.
Presión
Durante esta racha, el 23 de febrero una imagen dio la vuelta al mundo. Cuando Abel Ferreira le cambiaba en el 56′ contra Bragantino, Endrick se derrumbó. El peto tapaba sus lágrimas en el banquillo. “Se tapó la cara porque lloró. Solo me critico el no haberle dado un abrazo, porque lo necesita. Va a marcar, a fallar..., sólo tiene 16 años”, explicaba Abel Ferreira. “Debe tener calma, por fuerte que seas mentalmente, como Márquez, Federer o quién sea, a nadie le gustan las críticas. Solo le digo que continúe entrenando como lo está haciendo porque tendrá una carrera fantástica”, apostilló, analizando la carga crítica que rodeaban las actuaciones de su pupilo. Hasta ahora, los goles habían sido la mejor medicina para combatir la presión, un bálsamo que ahora le da la espalda.
Desde Palmeiras, la confianza en Endrick no se ha resquebrajado. En el Real Madrid tampoco suenan las alarmas, aunque no entraba en los planes una situación como esta. Pero no se pierde de vista que Endrick tiene apenas 16 años y es un niño convertido en estrella planetaria a toda velocidad. Una mochila muy pesada que hay aprender a manejar. De ahí que la dinámica con la que arrancó la temporada no haya cambiado. Además, quienes mejor le conocen aseguran que si algo caracteriza al futbolista es su madurez mental, muy por delante de su edad. A veces, hay que dar un paso atrás para dar dos adelante.