El peor del campeonato: la caída de Boca

El equipo del Negro Ibarra dejó una imagen patética. Jugó un primer tiempo papelonesco y lo salvaron Romero y las limitaciones de Banfield de algo peor. ¿Se puede seguir así?

Antonio Serpa

TyC

Papelón. Perder así contra el peor del campeonato es un papelón. Y te pone a su altura. Te convierte en un semejante. ¿Cómo negarlo? Boca cayó contra un equipo que está para pelear el descenso (y morir en el intento). Peor que eso: mereció largamente lo que le pasó, porque no se trató de un accidente. A ver: no sólo el resultado importa -tantas veces dijimos que los triunfos a veces confunden-, sino las formas. ¿Se puede perder? Sí. Pero no de este modo. Desorientado, sin espíritu de combate, sin juego, sin ideas, sin fútbol, sin alma. Boca mostró su peor versión del torneo. Por el contexto -un rival muy pobre- y por las fallas propias que se ven desde hace rato. Esto no es un equipo, es un rejunte de futbolistas tirados a la cancha a que se arreglen. No hay nadie que los oriente desde afuera y eso queda en evidencia adentro.

El primer tiempo de Boca fue vergonzoso. Para sacar a todos -salvo Romero-, incluido el técnico, suponiendo que podamos considerar al Negro Ibarra como técnico. Banfield le ganó en todos lados y lo complicó con algo tan sencillo como la pelota parada. Siete corners tuvo el local, ninguno Boca. Y en todos, salvo en uno, ganaron los hombres de Banfield. Una combinación entre la buena pegada de Aleman, el aprovechamiento de los que atacaban y la impericia de los que defendían. En uno, aburrido de que sus compañeros ganaran y no la metieran, el uruguayo le pegó olímpico y salvó Chiquito. Pero habían ganado Bisanz, Chávez y luego siguieron ganando Quirós (el gol), Cabrera...

Ahora, si vos sabés que enfrente juega Aleman, que lo único que sabe hacer es pegarles a los pibes -de Gimnasia- y patear bien la pelota, ¿no evitás tanta pelota parada? Bueno, a Boca no se le ocurrió. No estaba dateado sobre el tema. El Negro Ibarra salió el viernes a hablar sorpresivamente de táctica, a explicar que los delanteros eran los primeros defensores del equipo y dijo que estaban trabajando para mejorar el retroceso. No se notó. Ni una cosa ni la otra. Boca volvió a jugar 6-4, como contra Defensa en la Bombonera, como si los dos grupos -el de los que "defendían" y el de los que "atacaban"- estuvieran peleados a muerte.

Banfield le hizo precio en esos primeros 45. Chiquito volvió a hacerse gigante en un penal -tremenda pifia de Valdez- y el palo salvó lo que bien pudo haber sido el 2-0 antes del final.

Daba un poco de gracia ver al Tano Gracián buscando en la tablet soluciones para Ibarra mientras Tito Pompei lo miraba. Un acceso exclusivo al historial del dispositivo arrojó las siguientes búsquedas: 1) ¿cómo se ataca?; 2) ¿cómo se defienden las pelotas paradas cuando patea un zurdo desde la derecha?; 3) ¿cómo se defiende cuando el mismo zurdo patea desde la izquierda?; 4) ¿qué son las triangulaciones?; 5) ¿qué conviene hacer cuando el 3 no marca a nadie?; 6) ¿qué se hace si el que está delante del 3 no lo ayuda y cuando va para adelante juega como si tuviera un balde en la cabeza?; 7) ¿cómo hay que putear al 5 y al 8 si no aciertan un pase a tres metros?; 8) ¿qué bondi me puedo tomar para ir desde la cancha de Banfield hasta el hotel donde dejamos los autos?; 9) ¿qué decirle a tu superior cuando te pide que pongas a Pol Fernández aunque esté jugando como el culo desde hace seis meses?; 10) ¿qué es un equipo corto?; 11) ¿cómo se presiona?; 12) ¿a quién saco?; 13) ¿a quién pongo?; 14) ¿cuánto cuesta mandar un telegrama de renuncia? 

Aparentemente, Google estaba más o menos informado del tema porque el equipo cambió inmediatamente con los ingresos. Es una constante la mejoría en los segundos tiempos, pero eso implica, al mismo tiempo, que las cosas se hacen mal de entrada, con la formación inicial. Es como si los jugadores entraran a la cancha sin saber cómo y quiénes juegan en el rival. Estaría bueno que esto cambie antes de que lleguen los rivales medianamente importantes y los de la Libertadores, porque hasta ahora Boca jugó contra: Atlético Tucumán, Central Córdoba, Talleres, Platense, Vélez, Defensa y Banfield -el peor equipo del campeonato. Un fixture cuanto menos accesible y que, si toca por sorteo, hablaría de un equipo con muuucha suerte.

Cada vez las certezas son menos. Romero. Equi. Después, el contagio envuelve a todos. Los que juegan mal arrastran al resto y hacen que se equivoquen hasta los que antes no lo hacían, como Langoni, que de pronto se peleó con el arco. El Pipa le hizo tres goles a un equipo de la B, pero en Primera, nada. Valdez amaga con ser un buen defensor y se manda un moco como el del penal, de jugador amateur. Varela se pasa de intrascendente y le falta rebeldía. Romero juega cada vez más atrás, con obligaciones que no puede cumplir y lo alejan de la zona donde realmente es importante. Advíncula no termina una bien. A Fabra lo desbordan y cada vez llega menos. Villa es una máquina de chocar y decidir mal. Hasta ahí, lo individual. Lo colectivo directamente no existe.

No se puede seguir así. Es tiempo de tomar decisiones antes de que sea demasiado tarde. Boca no puede seguir dando esta imagen. No puede regalarse. El que no lo entienda, que se vaya.