El Barça trabaja con un tope de cuatro salidas
El ‘fair play’ y el músculo financiero acabarán marcando el número final de descartes, que tiene como límite un defensa, un medio y dos delanteros.
En defensa se contempla una salida únicamente. Todo apunta que el central Eric García podría ser el sacrificado, sobre todo si se confirma el aterrizaje de Iñigo Martínez, que ha llegado a un acuerdo verbal con el club blaugrana. El resto de defensas cuentan con la absoluta confianza de los técnicos, incluido Jordi Alba, que finaliza contrato en el 2024 y que está asumiendo de forma intachable su nuevo rol dentro del equipo.
En el mediocampo, el club está pendiente de la decisión final de Sergio Busquets. En cualquier caso, en principio no se espera más que una salida y no precisamente la del capitán. El único candidato para abandonar el club este verano sería el joven cántabro Pablo Torre, y en ningún caso sería un traspaso, sino una cesión a un club de Primera. Y es que los técnicos son conscientes que, con su juventud, un año más sin tener minutos sería del todo contraproducente es su progresión.
En el caso de Ferran, su salida plantea el problema que difícilmente se amortizaría su fichaje: para no generar pérdidas tendría que venderse por unos 35 millones de euros, ahora mismo una cifra impensable, sobre todo teniendo en cuenta su devaluación desde que llegó al Barcelona procedente del City. En todo caso, su salida sería por una necesidad económica que deportiva, ya que los técnicos le consideran un jugador aprovechable y un recurso de garantías.
Evidentemente, aparte de estas cuatro salidas, hay que sumar los cedidos que volverán este verano al Barcelona y a los que se les planteará una nueva cesión, como Sergiño Dest, Clément Lenglet o Álex Collado. Nico González y Ez Abde son casos apartes: el primero es un jugador que gusta, pero al que se le ve todavía un poco ‘verde’, mientras que los planes con el segundo pasan por que se quede en la plantilla de cara a la próxima temporada.