E. LEAGUE I FENERBAHÇE 1 (1) - SEVILLA 0 (2) Paso al campeón

El Sevilla sabe sufrir en el infierno turco y se mete en cuartos de final. Siempre que lo logró, seis veces, campeonó. Dmitrovic sufrió las iras de la grada.

José A. Espina
As
Pasó el Sevilla, paso al campeón. La historia habla concisa y sobre todo rigurosa, igual que una misa de difuntos: cada vez que el club de Nervión pasó a cuartos de final de su competición, la Europa League, acabó levantando el título. No mejoraba demasiado ante el Fenerbahçe la imagen el equipo de Sampaoli, que necesitó el 2-0 de la ida para ganar la eliminatoria, pero sí que supo sufrir y reponerse en un Sukru Saracoglu rendido a una expresión convertida en tópico porque tiene mucho de realidad. El Sevilla sobrevivió al Infierno Turco.

El pase le pone al sevillismo un sonrisón, casi un carcajada de momento, a esta temporada tan triste y confusa, en la que su equipo sigue flirteando con el descenso a falta de un tercio para el final de LaLiga. Le permite soñar con lo mejor aunque en el bombo de este viernes vayan a quedar mastodontes tan temibles como la Juventus y el Manchester United, elenco este último al que por cierto ya eliminó en 2020, cuando recién salido del confinamiento logró alzar la Sexta.

El gol de Enner Valencia (1-0, 40′) tras un penalti de VAR, de los que ahora siempre se pitan (y hay que pitar, para qué mentir) por una mano separada de Alex Telles, hacía presagiar lo peor para un Sevilla que no tenía la pelota pero al que hasta ese momento, al final de la primera mitad, no le andaban todavía haciendo demasiadas ocasiones. Si acaso, un chut desviado de Batshuayi, que poco después se había tenido que retirar roto muscularmente. La lesión del tanque belga parecía un alivio para la defensa blanquirroja, pero no: su sustituto Joshua King, el propio Valencia y sobre todo un jugón de 18 años que no va durar demasiado en Estambul, Arda Güler, asediarían hasta el final la meta de Dmitrovic.

Igual que en Eindhoven, qué curioso, el guardameta balcánico no sólo tuvo que sufrir los ataques futbolísticos de los delanteros rivales, sino también la ira desde la grada. Esta vez le alcanzó en la cabeza un objeto que le dejó en el césped muchos minutos pero que de nuevo no sirvió, llueve sobre mojado, para que el inglés Michael Oliver se planteara la suspensión. Torpes en la conducción durante todo el partido En-Nesyri y Rafa Mir, gran sorpresa el murciano en la alineación de Sampaoli, la salida de Lucas Ocampos le dio aire al Sevilla. El argentino amenazó la meta rival y descargó de peligro una recta final con descuento incluido de 9 minutos en el que el Fenerbahçe parecía demasiado cansado y se dedicó a colgar balones sin éxito. No, para matar al Sevilla en su torneo hacen falta muchas más cosas porque sí, como decía Jorge Jesús: ya está en cuartos y ya es favorito el Real Madrid de la Europa League.

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