CLASIF. EURO 2024 (A) | GEORGIA 1 - NORUEGA 1 / Kvaratskhelia opaca a Odegaard

El futbolista del Nápoles lideró a su selección en el empate a uno contra Noruega. Sorloth, que marcó un gran gol, perdonó varias ocasiones para ganar. Odegaard, también.

Iván Cordovilla
As
Georgia partirá en pocos partidos como favorita durante esta fase de clasificación, pero teniendo en el equipo a un jugador del nivel de Kvaratskhelia se permitirán creer contra cualquiera. Ante Noruega, que no tenía a Haaland pero sí a Odegaard, Sorloth o Aursnes, consiguieron sacar un empate que impresionó a todos por su capacidad de resistir los ataques noruegos sin venirse abajo.

Primero Solbakken lo intentó desde fuera y Mamardashvili la sacó. Sería la primera de otras tantas del portero del Valencia. Aunque cuando Sorloth se hizo el hueco en la frontal y disparó raso, apenas pudo hacer nada. El partido se ponía cuesta arriba para Georgia y Noruega seguía atacando. Odegaard la cruzó desde lejos y se fue desviado. Luego Elyounoussi falló una ocasión clarísima que salvó Mamardashvili.

Entonces, Kvaratskhelia empezaba a aparecer. Cada vez que tenía un huequito, por lejos o estorbado que estuviese, probaba el disparo. En uno de ellos, muy peligroso y al borde del descanso, alentó a las masas y pidió más apoyo. Un punto de inflexión. Comenzó la segunda parte y Georgia seguía siendo un monólogo del extremo izquierdo del Nápoles, pero el gol no llegó así. Un balón largo encontró a Mikautadze, que se la echó más larga aún con la cabeza y batió a Nyland dentro del área. Ni Strandberg ni ningún otro compañero pudieron alcanzarle en carrera. Georgia se animó y Lobjanidze, recién entrado, tuvo otra muy clara que desaprovechó.

A partir de aquí, cada vez que recibía Kvaratskhelia se sentía que el gol podía llegar. En una de ellas centró hacia Mikautadze para que hiciese su doblete, pero falló la volea al segundo palo. Las diagonales del 7 georgiano tenían cada vez más peligro, pero era muy difícil estando solo contra el mundo. Sus compañeros la mitad de las veces no le apoyaban y la otra mitad, cuando sí lo hacían, eran capaces de devolver mal la pared o no entender su movimiento.

Odegaard, hasta entonces maestro de ceremonias de Noruega en los constantes ocasiones que tuvo Sorloth, tuvo la suya. El delantero de la Real Sociedad no consiguió rematar y, entonces, llegó el del Arsenal. Con un remate fácil, prácticamente a puerta vacía, la echó altísima. Era difícil de creer que hubiese fallado y que Georgia evitase la derrota.

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