Camavinga se reivindica
El centrocampista del Real Madrid aprovechó la titularidad con Francia en el medio ante Irlanda. No debería, a priori, volver a jugar de lateral izquierdo.
Contra Irlanda, en el Aviva Stadium, en un escenario complicado, Eduardo
Camavinga fue, junto a Maignan, el mejor jugador de la selección
francesa. Siendo un futbolista sofisticado, elegante, con un trato
exquisito de balón, el centrocampista de 19 años dominó su parcela,
potenció a sus compañeros y supuso una bombona de oxígeno total para una Francia que se ahogaba en el tramo final del segundo tiempo.
Para Deschamps, este giro de la situación le ha quitado un dolor de cabeza. En el partido contra Países Bajos, disputado el pasado viernes en el Stade France, Tchouaméni estuvo correcto, pero al exjugador del Mónaco todavía le faltaba una marcha más. El seleccionador francés, de 54 años, decidió introducir a Camavinga en el tramo final y la salida de balón de Francia fue más pulcra, mucho más clarividente y eso le aupó definitivamente a la titularidad frente a Irlanda.
Si bien es cierto que en el primer tiempo se mostró más tímido, reacio a jugar hacia adelante y confiado en el pase de seguridad, en el segundo Camavinga explotó. Asentó a la selección francesa en campo rival, interceptó cualquier opción de contragolpe de Irlanda y, además, orientó una seguridad a su juego que fue un oasis en el desierto para la subcampeona del mundo. No fue el mejor partido de su carrera, pero su rendimiento debería catapultarle definitivamente al centro del campo en su trayectoria con Francia.
Para L’Équipe, su partido no fue de notable, más bien se orientó al suficiente. El prestigioso periódico francés, sin embargo, comenzó la valoración del encuentro de Camavinga suplicando que no vuelva a jugar de lateral izquierdo. “¿Lateral izquierdo? ¡No! Se sintió liberado técnicamente en el segundo tiempo. En este parón internacional, ha tomado ventaja respecto a Tchouaméni”, resalta el rotativo.
El ciclo de Camavinga no ha hecho más que comenzar. Durante el Mundial, el torneo en el que tuvo que habituarse a una posición desconocida para él, la de lateral izquierdo, su final revivió a una Francia adormecida durante casi 80 minutos contra Argentina. No fue suficiente, pero la personalidad que atesoró durante su tiempo en el campo fue decisiva para convencer a Deschamps, que no titubeó para convocarle otra vez, aunque fuera en primera instancia como lateral.
El partido de Camavinga en Irlanda supone su reivindicación definitiva como mediocentro. En diversas entrevistas a lo largo de los últimos meses, el franco-angoleño reconoció que se siente mucho más cómodo actuando como pivote defensivo. Sus deseos fueron órdenes en el Aviva Stadium. Comandó durante 90 minutos a la selección francesa. Ahora solo falta confirmarse en el próximo parón, en junio, que será decisivo para conocer las intenciones de Deschamps con el talento del Real Madrid.