Una
hipotética sanción de la UEFA dañaría la planificación deportiva de la
plantilla (se complicarían los fichajes a coste cero y se dejaría de
fanteasear con Messi) y también abriría más la herida económica en el
Barça, que dejaría de ingresar unos 70 millones.
As
Aunque en las oficinas de Arístides Maillol nadie se quiere poner aún en el peor escenario, una hipotética sanción de la UEFA en virtud del concepto de “inelegibilidad”, que le impidiera jugar la Champions la próxima temporada, condicionaría mucho el proyecto del Barça 2023-24. Ya lo está por el estricto fairplay financiero de LaLiga,
con la que el club azulgrana tiene dos demandas pendientes. Una, por el
caso Gavi (actualmente de nuevo con ficha del Juvenil y sin fairplay
para ingresar en el primer equipo, lo que le convertiría en jugador
libre ell próximo 1 de julio). Y la otra, por no poder usar para su masa
salarial, como los clubes que han firmado con CVC, el 15% del dinero que Sixth Street le pagó por el 25% de sus derechos audiovisuales hasta 2047.
A ese complicado escenario económico, el Barça sumaría la imposibilidad de sumar por su participación europea. Pese a quedar fuera en la primera fase de Champions y en el playoff de acceso a octavos de la Europa League,
el club azulgrana ingresó unos 70 millones de euros. Luego, tenía
presupuestados 21 más por llegar a cuartos, que no alcanzó. Ingresos de
televisión, marketing, ticketing, que se perderían. Eso por no contar
los problemas que podría ocasionar en términos de imagen con los
patrocinadores una supuesta sanción por un problema de supuesta
corrupción arbitral. La temporada 2023-24 tiene, además, un asterisco
especial. En principio, y salvo marcha atrás, el Barça se marchará a Montjuïc, donde tendrá que prescindir prácticamente de la mitad de su masa social. El aforo pasará de los 99.000 espectadores del Camp Nou (con 82.000 abonados) a los 49.000 del Estadi Lluís Companys.
Las
consecuencias se trasladarían de manera inequívoca a la planificación
deportiva. Aunque sin mucho margen para incorporar jugadores, el Barça
tenía previsto intentar los fichajes de un lateral derecho (Foyth) y un delantero (Vitor Roque), dos inversiones potentes. Eso, más fichajes a coste cero (Iñigo Martínez, Gundogan)
que no serían fáciles de convencer si la UEFA decide excluir al Barça
durante un año de las competiciones europeas. Quedar fuera de la Champions sería
salir del escaparate y, especialmente, no tener la posibilidad de tener
acceso al mejor título de clubes del mundo. Y, por supuesto,
imposibilitaría a Laporta fantasear con el regreso de Messi. El Barça sí tiene la confianza de que un hipotético revolcón europeo no condicione los futuros de Gavi y Araújo, que tienen que ser inscritos en el primer equipo. Pero Laporta está temblando.