ATLÉTICO 6 - SEVILLA 1 / Los Memphis-Grizi encienden la fiesta del Cholo
El Atleti apabulla a un flojo Sevilla con doblete del neerlandés y golazo del francés. Acercó En Nesyri, Rakitic erró un penalti, Carrasco y Morata cerrarían el marcador en la fiesta del Cholo.
En Nesyri intentó replicar a Memphis casi en la jugada siguiente, con una contra que guió bien pero estropeó al final, al centrar demasiado fuerte para Ocampos. Fue un espejismo. Pasaría mucho tiempo antes de que el Sevilla volviera a cruzar la línea del centro del campo. Timorato y sin norte en la salida de balón, se veía apabullado por los hombres del hombre de negro. El Atleti descosía con facilidad ese 5-4-1 con el que Sampoli aglutinaba piernas sin defensa ni centro del campo. Rakitic sufría, Gueye sufría, Nianzou parecía querer estar en cualquier otro lugar, pero no en ese ahora, ante un Atleti que arreciaba de muchas maneras.
Llorente, que estampó un balón en el palo, estiraba el equipo desde el lateral haciendo de Nahuel y Carrasco volvía a parecerse a Carrasco, lejos del de los últimos tiempos, el primo lejano. Lemar estaba en uno de esos días que explican los 70 millones, vertical y pidiendo el balón con un catálogo de giros, cambios de ritmo y pasos de baile. Como Griezmann. A los 22 minutos sólo se escucharan en el estadio aplausos altísimos. Y a la vez, a la vez Luis, y qué importante es eso en estos tiempos en los que sólo tu nombre parece hacerlo, unir sin fisuras. Suso le regalaba un balón a Koke, Koke intuía al francés y los Memphis-Grizi encendían la fiesta. Pase perfecto de Antoine para encontrar al neerlandés a la carrera entre los centrales. Batió a Bono por bajo.
Cuatro minutos después, roba Llorente y entrega a Griezmann que le devuelve el balón para que encuentre a Memphis en la medialuna. Y, mientras los centrales del Sevilla podían sentirse como un Buendía ante el pelotón de fusilamiento, el neerlandés paró el tiempo. Pensó, se acomodó y rompió la red por la escuadra. Era el 26 y ya parecía empujar esa frase tan tuya. Ganar, ganar y volver a ganar. El Atleti de vuelta al dibujo con tres atrás y el juego bajo esa nueva piel tras el Mundial, con mando, contundencia y velocidad a lomos de uno de siempre, Koke. Con los Memphis-Grizi arriba. Uno es el todo, la creación, la vie en rose; el otro parece tener todos esos goles que antes faltaban.
Penalti al palo de Rakitic, otro doblete de Morata
No se iría el hombre de negro con felicidad completa al descanso, sin embargo, aunque el doblete de Memphis le devolviera ya entonces al tercer lugar en la tabla de Liga, por encima de la Real. Sólo otra vez lograba cruzar el Sevilla la línea del centro antes del descanso. Y se confió Giménez, se fió Savic, no llegó Witsel. Y En Nesyri regresaría con el botín del gol. Comparecería el Sevilla tras el reposo, quizá empujado por éste. Comparecía y eso ya era noticia. El Atleti levantaba algo el pie, el Sevilla parecía haber recordado en las profundidades del Metropolitano el frío en el destino al que puede llevar la deriva, ese infierno llamado Segunda. Acumuló dos carreras como zarpazos al aire. Dos carreras y ya. Tan vulnerable, tan pobre, tan lejos del propio Sevilla, ese equipo que también fue tuyo, Luis. Grizi agrandó la herida con un zurdazo que fue golazo. Como antes Memphis, recibió en la frontal, miró, pensó y rompió la red por la escuadra.
Ya no se levantaría el Sevilla. Ni cuando Rakitic se vio ante el punto de penalti para acercarse tras el 4-1 de Carrasco asistido por Barrios, ese chaval que, Luis, recuerda tanto al Torres que se afianzó a tu lado. Pero erró, la pelota se fue al palo. Y Gueye se iría con roja mientras debutaba Doherty, Morata hundía más con otro doblete y el Metropolitano hacía la ola. Feliz, con una mirada al tercer anfiteatro, allá donde habitas, en la fiesta del Cholo y siempre, querido y eterno Luis.