Laporta
empieza a ver que el esfuerzo hecho a base de palancas y de
endeudamiento del club no tiene por ahora una correspondencia sobre el
terreno de juego.
As
Joan
Laporta no ha dejado de apoyar a Xavi Hernández desde que le eligió
como su entrenador, a pesar de que en principio recelaba del técnico
catalán. De entrada, no era el entrenador que él hubiera elegido y
tenía otros nombres por delante en su lista inicial y luego porque Xavi
inició la carrera electoral como baza de Víctor Font y luego acabó
cambiando de caballo y siendo el entrenador de Laporta. Pero éste ve que
el esfuerzo que ha hecho con su directiva a base de palancas y de
endeudamiento del club no tiene por ahora una correspondencia sobre el
terreno de juego.
Después
de cuatro eliminaciones europeas en poco más de un año, de los fichajes
estelares que se han realizado a costa del patrimonio del club y que
comprometen sus ingresos en un futuro a corto plazo, el presidente
del club mira muy atentamente el partido del próximo jueves en el
Santiago Bernabéu en el que el Barcelona se enfrenta al Real Madrid en
la ida de las semifinales de la Copa de España. Una competición
deportivamente de nivel B, pero que en las circunstancias actuales de
ambos equipos ha adquirido una importancia fundamental.
Por una parte, el Real Madrid sabe que después del patinazo del Barcelona en Almería, un triunfo (y si es contundente, mejor) ante el conjunto catalán sería un torpedo a la linea de flotación del Barcelona. De ese partido de Copa puede depender el estado anímico de LaLiga.
Desde el lado barcelonista se ha demostrado ya que
el argumento de que “es mejor quedar eliminados de la Europa League
porque así se puede estar más fresco en las competiciones que restan” ha
caducado en 72 horas.
El Barça, tras ser expulsado de la Europa League el jueves, el domingo abrió
la puerta para invitar al Real Madrid a una lucha a la que el conjunto
blaugrana está desentrenado, mientras que es la especialidad del Madrid,
equipo que se regocija en levantar situaciones imposibles. La
popularidad del entrenador en el palco va a la baja. El Bernabéu marcará
tendencia en el mercado de valores blaugrana.