Valverde no levanta el vuelo
El uruguayo no logra desplegar las alas. En sus primeros 18 partidos del curso, 8 goles y 4 asistencias; en los 13 siguientes está a cero.
El propio jugador lo explicó en la conferencia de prensa previa al partido ante el Al Ahly: “Es parte del fútbol moderno. Cada vez se viaja más, se descansa menos. Trato de sacar lo positivo a todo, hay que seguir mejorando en lo físico, en la cabeza para no lesionarse. Hay que acostumbrarse, se juega cada vez más. Tengo que seguir entrenando y adaptarme a que el nuevo fútbol es cada dos o tres días”. También encontró un posible problema y su consiguiente solución: “Previo al Mundial mi rendimiento era bueno y después no es el mismo. Hay baches, pero la clave es el que mejor afronta estas cosas. Debo seguir con la actitud previa al Mundial, hablar con esa gente que me ayuda, y seguir el camino para terminar siendo capitán, que es lo que quiero”, antes de finalizar: “Soy muy competitivo, amo ganar, si el resultado no es el que quiero me genera enojo. Son cosas que tengo que mejorar. El banquillo no tiene la culpa de que no esté haciendo un buen partido ese día. Hay que seguir mejorando. No siempre se va a ganar, ojalá sea así, pero hay obstáculos y hay que estar preparado”.
El encuentro contra el Mallorca aparecía como la oportunidad para revertir finalmente la dinámica, después de mostrar una cara más reconocible en las últimas fechas, pero el paso fue hacia atrás. Fue el centrocampista con menos participación en el juego, con 60 intervenciones y un 42 (de 47, un 89,4%) en pases ; por las 84 y 64 (de 73, un 87,7%) de Ceballos; y las 88 y 70 (de 72, un 97,2%) de Tchouameni. Aunque el rol de Fede, si bien interior, era descolgarse con más libertad para sacar a pasear su fenomenal disparo. Lo intentó y fue, junto a Rodrygo, el madridista que más remates hizo (4). El problema es que ninguno fue dirigido a portería. Disparos que antes sacaban al equipo blanco del barbecho, ahora se van al limbo.
Calibrar el punto de mira y recuperar la versión MVP
Hasta el día del Celtic, cuando todo comenzó a revertirse, promediaba 2,4 disparos por partido. Desde entonces, 1,8. Pero es la precisión y no la voluntad la que está mostrando la mayor merma: 1,2 iban a portería antes, por 0,2 ahora. Desde la lejanía, ídem. De 0,6 a portería hasta su 18º partido, a los 0,25 de los últimos 13. Tampoco está generando tanto para sus compañeros, más allá de la pura asistencia. Si antes promediaba 2 ocasiones creadas por partido, en este tramo final la cifra baja a 0,9. El de Montevideo tiene el deber de calibrar su punto de mira y algo más, recuperar la confianza en su juego, como él mismo ha explicado.
Ni como extremo, ni como interior se está viendo al mejor Valverde, ese futbolista determinante que, cuando la temporada amanecía, se erigió como uno de los mejores centrocampistas del mundo. Olocip le colocó como el futbolista que más valor aportó a su equipo en la primera vuelta de LaLiga, con 8,22 generados a favor del Madrid por encima de lo esperado. Un promedio de 0,46 por partido. En el partido contra el Mallorca, se quedó en 0,01...
Los números se están resintiendo y dibujan el sentir mostrado por el propio Fede en el banquillo de Son Moix y en sala de prensa. Frustración por tener el techo de rendimiento tan lejano. Ancelotti ya encontró la receta para que evolucionara de pajarito a Halcón. Con el Mundial de Clubes y los octavos de Champions ante el Liverpool en el horizonte, necesita volver a hacer aparecer al mejor Valverde.