Valverde no levanta el vuelo

El uruguayo no logra desplegar las alas. En sus primeros 18 partidos del curso, 8 goles y 4 asistencias; en los 13 siguientes está a cero.

Fernando S. Tavero
As
Con la necesidad de remontar al Mallorca, la primera ficha que movió Ancelotti fue la de Fede Valverde. En el 63′, Modric ocupó el lugar de Fede, instantes después de ser amonestado por una entrada sobre Kang-in Lee. Murmurando su enfado camino al banquillo, cariacontecido. Al sentarse, Valverde clavó la mirada en el suelo. El uruguayo no logra desplegar las alas; no da con la teclas que compusieron la rompedora sinfonía del comienzo de curso. Es consciente. En sus primeros 18 partidos de la temporada, sus números fueron de impresión. 8 goles y 4 asistencias y un cañón cargado de pólvora que le convertía en el mejor francotirador de Europa. La apuesta con Carletto, anecdótica, cuando marcó el octavo de los diez del reto el 2 de noviembre. Desde ese tanto en la manita al Celtic (5-1), sequía. 13 encuentros (más los tres con Uruguay en Qatar) y a cero en goles y asistencias...


En Son Moix no logró imponer su físico en la sala de máquinas y vio cómo su partido finalizaba de manera prematura. Ya ocurrió en el derbi copero ante el Atleti, cuando dejó a Rodrygo su lugar en el campo en el 69′ para que el Rayo cimentase la remontada con una obra de arte. También frente a la Real Sociedad, entregando el testigo a Modric en el 78′. Para Ancelotti sigue siendo indiscutible. Solamente contra Cacereño y Valencia no ha sido titular desde el reestreno. Y el de Reggiolo hace un llamado a la calma. “No podemos caer en pensar que tiene que marcar todos los días. Ha destacado en esa faceta en la primera parte de la temporada, pero aparte, puede darnos mucha energía”, aseveró antes de viajar a Mallorca. La confianza en que Valverde encuentre sus alas es máxima... y necesaria. No es casualidad que el peor tramo del equipo blanco haya coincidido que esta versión menor del charrúa.

El propio jugador lo explicó en la conferencia de prensa previa al partido ante el Al Ahly: “Es parte del fútbol moderno. Cada vez se viaja más, se descansa menos. Trato de sacar lo positivo a todo, hay que seguir mejorando en lo físico, en la cabeza para no lesionarse. Hay que acostumbrarse, se juega cada vez más. Tengo que seguir entrenando y adaptarme a que el nuevo fútbol es cada dos o tres días”. También encontró un posible problema y su consiguiente solución: “Previo al Mundial mi rendimiento era bueno y después no es el mismo. Hay baches, pero la clave es el que mejor afronta estas cosas. Debo seguir con la actitud previa al Mundial, hablar con esa gente que me ayuda, y seguir el camino para terminar siendo capitán, que es lo que quiero”, antes de finalizar: “Soy muy competitivo, amo ganar, si el resultado no es el que quiero me genera enojo. Son cosas que tengo que mejorar. El banquillo no tiene la culpa de que no esté haciendo un buen partido ese día. Hay que seguir mejorando. No siempre se va a ganar, ojalá sea así, pero hay obstáculos y hay que estar preparado”.

Valverde observa cómo Hernández Hernández le amonesta, poco antes de ceder su lugar en el campo a Modric.
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Valverde observa cómo Hernández Hernández le amonesta, poco antes de ceder su lugar en el campo a Modric.JUAN MEDINAREUTERS

El encuentro contra el Mallorca aparecía como la oportunidad para revertir finalmente la dinámica, después de mostrar una cara más reconocible en las últimas fechas, pero el paso fue hacia atrás. Fue el centrocampista con menos participación en el juego, con 60 intervenciones y un 42 (de 47, un 89,4%) en pases ; por las 84 y 64 (de 73, un 87,7%) de Ceballos; y las 88 y 70 (de 72, un 97,2%) de Tchouameni. Aunque el rol de Fede, si bien interior, era descolgarse con más libertad para sacar a pasear su fenomenal disparo. Lo intentó y fue, junto a Rodrygo, el madridista que más remates hizo (4). El problema es que ninguno fue dirigido a portería. Disparos que antes sacaban al equipo blanco del barbecho, ahora se van al limbo.

Calibrar el punto de mira y recuperar la versión MVP

Hasta el día del Celtic, cuando todo comenzó a revertirse, promediaba 2,4 disparos por partido. Desde entonces, 1,8. Pero es la precisión y no la voluntad la que está mostrando la mayor merma: 1,2 iban a portería antes, por 0,2 ahora. Desde la lejanía, ídem. De 0,6 a portería hasta su 18º partido, a los 0,25 de los últimos 13. Tampoco está generando tanto para sus compañeros, más allá de la pura asistencia. Si antes promediaba 2 ocasiones creadas por partido, en este tramo final la cifra baja a 0,9. El de Montevideo tiene el deber de calibrar su punto de mira y algo más, recuperar la confianza en su juego, como él mismo ha explicado.

Ni como extremo, ni como interior se está viendo al mejor Valverde, ese futbolista determinante que, cuando la temporada amanecía, se erigió como uno de los mejores centrocampistas del mundo. Olocip le colocó como el futbolista que más valor aportó a su equipo en la primera vuelta de LaLiga, con 8,22 generados a favor del Madrid por encima de lo esperado. Un promedio de 0,46 por partido. En el partido contra el Mallorca, se quedó en 0,01...

Los números se están resintiendo y dibujan el sentir mostrado por el propio Fede en el banquillo de Son Moix y en sala de prensa. Frustración por tener el techo de rendimiento tan lejano. Ancelotti ya encontró la receta para que evolucionara de pajarito a Halcón. Con el Mundial de Clubes y los octavos de Champions ante el Liverpool en el horizonte, necesita volver a hacer aparecer al mejor Valverde.

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