Un triunfo aliviador ante Tigre que Martín Demichelis puso en contexto: “La historia de River exige mucho más”
El conjunto millonario venció por 1-0 en Victoria, con un gol de Leandro González Pirez; las conclusiones positivas sobre la función de Milton Casco en el doble pivote central
Examen duro y exigente que River sacó adelante con lo justo. La gestión de Martín Demichelis todavía está en ciernes, sobre todo si se la compara con el legado de ocho años y medio de Marcelo Gallardo. Todavía debe estabilizar un estilo y un rendimiento, y en el mientras tanto necesita resultados positivos para ganar tiempo y tranquilidad. El 1-0 en Victoria le dejó alivio y algunas sensaciones positivas, como la producción de Milton Casco en el medio campo.
Mientras la cantidad de lesionados y de jugadores que se ponen a punto para reaparecer le impiden a disponer de la amplitud del plantel, Demichelis viene administrando una formación más o menos estable. Con algunos retoques. Este sábado descansó Jonathan Maidana (suplente) y fue titular Leandro González Pirez para tener fresco al veterano zaguero para el partido eliminatorio del próximo miércoles contra Banfield, cuyo ganador se enfrentará con Boca por el Torneo de Campeones 2020, pendiente desde la pandemia.
El entrenador de River también hace algunos ajustes posicionales, un poco por lo que demanda el partido y también para sorprender. Con la entrada de Robert Rojas por Marcelo Herrera, dispuso una línea de tres zagueros y Casco se incorporó a la línea media, a la izquierda de Enzo Pérez, con mucha participación en la salida y la conducción de la pelota. Lo de incorporar a un lateral para crear superioridad numérica por dentro fue una de las últimas innovaciones de Pep Guardiola cuando estuvo en Bayern, unos años antes de que Demichelis fuera contratado para dirigir categorías juveniles del club bávaro. El DT catalán transformó a Philipp Lahm en un socio de todos para la elaboración. Una idea que luego trasplantó en Manchester City con Oleksandr Zinchenko, João Cancelo y, últimamente, el juvenil Cole Palmer.
Compacto de Tigre 0 vs. River 1
“Era muy importante ganar este partido para nosotros. Martín [Demichelis] me pidió que le diera una mano a Enzo para tener más la pelota y ayudar en la circulación. Me gusta hacerlo. Mientras sea útil para el equipo, bienvenido sea”, expresó Casco sobre su función. El entrenador mostró sus preferencias en ese sector del campo: “Me gusta el doble pivote. Junto a Enzo pueden hacerlo Casco, [Rodrigo] Aliendro, [Agustín] Palavecino. Hoy, Milton lo hizo muy bien”.
La función no le queda incómoda a Casco, por su ductilidad técnica y porque también Gallardo le encomendó esa misión en alguna ocasión. Lo concreto es que River recargó sus intentos por la izquierda, con Casco, Esequiel Barco y Pablo Solari. Tuvo la iniciativa y fue superior en varios pasajes del primer tiempo, sin dar con la profundidad necesaria. Tigre, un equipo consolidado y que rara vez pierde los papeles, aguantaba, trataba de achicar espacios en su campo. Pasaba minutos sin encontrar a sus dos demonios del ataque: Facundo Colidio y Mateo Retegui.
Si bien no abundaban situaciones claras de gol, las mejores eran para River. Robert Rojas no llegó a conectar un centro rasante de Solari, estupendamente asistido por Nacho Fernández. River necesitaba del toque distintivo de su Nº 10, la clase de futbolista que rompe defensas con sus toques profundos y cambios de ritmo. Miguel Borja no estaba todo lo lúcido e incisivo que requería la cita. Frente a Argentinos había salido por una molestia muscular y en Victoria pareció regular mucho sus movimientos. Le faltó potencia para definir tras una asistencia de Ignacio Fernández. Era cantado que sería parte del primer cambio: el venezolano Salomón Rondón lo reemplazó a los 14 minutos del segundo tiempo.
Tigre no se abrumó cuando River impuso condiciones. Se sostuvo en su capacidad de lucha y en las seguras intervenciones del arquero Gonzalo Marinelli, como en un tiro libre de Nacho Fernández. Esperaba su momento para que empezaran a activarse Retegui y Colidio, que en el último cuarto de hora de la primera etapa hicieron desmarques que inquietaron a la defensa visitante.
El segundo período se hizo más de ida y vuelta. Aparecieron espacios, una invitación para la verticalidad de Retegui y Colidio. Franco Armani ya no estaba tan tranquilo. Tuvo que exigirse con dos salvadas consecutivas; la segunda, ante un cabezazo de Abel Luciatti.
El partido estaba abierto, con destino incierto. Tomó un rumbo definitivo con una jugada de estrategia: en un córner de Nacho desde la izquierda, Enzo Pérez peinó en el primer palo y González Pirez entró por el segundo para poner de palomita el 1-0. En la caída, el zaguero sufrió una fractura del meñique izquierda. Enseguida tuvo el empate Tigre, pero el cabezazo de Retegui fue desviado.
River empezaba a resolver un encuentro complejo, que sería tal cosa hasta el último segundo de los cinco minutos adicionados. Fue necesaria una tapada salvadora de Armani a los 44 frente a Blas Armoa, que en el área había recibido un centro atrás del también ingresado Aaron Molinas.
Desde hacía cuatro cotejos, a partir de la temporada 2016/’17, River no vencía a Tigre. En esa racha sufrió una dura eliminación por la Copa de la Liga en el Monumental. Demichelis era consciente del rigor de la prueba que afrontaba: “Neutralizamos a un gran rival, que no convirtió en su cancha después de muchos partidos. Hicimos un muy buen primer tiempo. Sé que faltan más volumen ofensivo, más llegada y creatividad. La historia de River exige mucho más, pero lo de hoy es importante para el grupo, sin ninguna duda”.