San Lorenzo superó a Unión, otra vez ganó por 1 a 0 y mira desde arriba: el cambio de era que nadie vio venir

Bajo la serenidad del DT Insua, el Ciclón va: prolijo, solidario, cauto, venció a Unión con un gol de Andrés Vombergar y convive con Lanús en la cima de la Liga Profesional, con un partido más

Casi dos minutos del segundo capítulo. Pase de la Roca Carlos Sánchez (un especialista en el arte de la simpleza), toqueteo entre Iván Leguizamón (recién ingresado) y Malcom Braida (un entusiasta que va y vuelve por el carril izquierdo), centro y cabezazo, casi tirándose de cabeza, de Andrés Vombergar. Al verlo arropado con un gorro de natación por un golpe sufrido en Junín, a alguno se le ocurrió una comparación atrevida: el Michael Pelphs del área chica. Allí, en ese rectángulo, con un cierto parecido físico, es un tiburón. Un campeón olímpico en el arte de la definición.

El gol de Vombergar contra Unión

A partir de ese impacto, cambió la fórmula del partido. Suele ocurrir: a un equipo le cuesta un triunfo pisar con profundidad el área ajena, hasta que lo consigue, lo festeja e inmediatamente se agrupa detrás de la inspiración del contraataque. El otro conjunto, todo lo contrario: cómodo en su refugio, debe salir a cazar en el desierto, con armas de las que no suele disponer. Y deja espacios. Los espacios fueron lo mejor del espectáculo, allí cuando unos y otros creyeron en sus fortalezas.

Es un buen entrenador Gustavo Munúa, pero prefiere la retaguardia, a pesar de que dispone de intérpretes de rodaje audaz. El doble cinco, el de Yeison Gordillo y Luciano Aued, resulta una brújula interesante, aunque es pesado, de movimientos previsibles, lentos. San Lorenzo le ganó en la mitad de la cancha y en la mayoría de los sectores, con la sabiduría de la solidaridad. En ese rubro, sigue conmoviendo: Vombergar también se tira de cabeza en otros sectores, para marcar, luchar.

Cubre el balón Adam Bareiro, más útil en el sudor que en el talento.
Cubre el balón Adam Bareiro, más útil en el sudor que en el talento.JORGE MATIAS BARAVALLE

Días atrás, a Rubén Insua le consultaron por una extraña comparación con tres de los equipos más grandes del planeta. Ciudades lejanas en todo sentido: Barcelona, Manchester, Madrid. La pregunta tenía que ver con las razones de San Lorenzo, que gana y se hace fuerte como local bastante seguido, casi como los gigantes del otro lado del mundo. “Me informaron que compararon los resultados de los últimos 10 partidos con los de Barcelona, Manchester City y Real Madrid. Uno tendría que estar contento y agradecido con esa comparación. Pero tenemos calma acá, puertas adentro. No va a variarnos demasiado el éxito momentáneo o un eventual mal resultado”, reflexionaba el conductor, siempre a tono con la mesura y con el orgullo azulgrana.

No cree, como asegura Juan Román Riquelme, que no hay un solo equipo que juega bien en la Liga Profesional. ¿San Lorenzo juega bien? Hace exactamente lo que se propone. Tiene un plan, lo garabatea en el pizarrón y lo asume durante algo más que 90 minutos. Para ver arte, habrá que ir a un museo. De a ratos, emociona, claro que sí: su espíritu colectivo, acompañado por el griterío de la gente, es algo más que un espectáculo.

Un abrazo como los de otros tiempos: el entrenador de Unión, Gustavo Munúa, y la Roca Sánchez, ahora defensor de San Lorenzo.
Un abrazo como los de otros tiempos: el entrenador de Unión, Gustavo Munúa, y la Roca Sánchez, ahora defensor de San Lorenzo.JORGE MATIAS BARAVALLE

“Me gustan varios equipos, la mayoría. Éste es un fútbol muy competitivo, es el actual fútbol campeón del mundo. La competitividad en la primera A, en el Nacional B, la primera B. Basta con ver la Copa Argentina... Me gustan muchos equipos, sobre todo los que ya tienen un período largo con los entrenadores”, exponía el DT, de 61 años, que se presentó otra vez en Boedo en mayo pasado. Quién lo habría dicho, después de la catarata de tropiezos de los entrenadores anteriores.

Compacto de San Lorenzo 1 vs. Unión 0

El Ciclón tiene la misma cantidad de puntos que Lanús, con un partido más. Cuatro triunfos: todos por 1 a 0. Y todos valen tres puntos, como si se trataran de goleadas. San Lorenzo mira desde arriba, con el carácter de su creador. Que suele reafirmarse en una sentencia: “Ante todo, tranquilidad”.

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