River se enredó en su doble de cuerpo y Arsenal cosechó una victoria histórica
El de Demichelis fue un equipo de dos caras que no capitalizó la ventaja desde los ocho minutos y cometió errores defensivos que provocaron la caída 2-1; primer festejo del rival en el Monumental en toda su historia
Exhibe recursos y capacidad para convertir River, con fórmulas de ataque que entusiasman aún en el cambio de intérpretes que se ensaya, porque el plantel empieza a rotar sus piezas para hacerle frente a las diversas competencias que cargaran su agenda. El costado amigable, que invita a la esperanza, tiene una faceta oscura. Aparece vulnerable, sin solidez defensiva, aunque la grieta no es propiedad solamente de la última línea: Arsenal descubrió agujeros a la espalda de Enzo Pérez y cuando se animó provocó muecas de inquietud. Al final de la jornada, esos gestos se convirtieron en desazón por el tropiezo para los de adentro de la cancha y para el público.
Lo mejor del partido
De área a área jugó River, desentendiéndose de la franja central. El mediocampo fue una zona de transición para los millonarios, pero también para el rival que encontró tierra fértil entre la incómoda soledad de Pérez en el eje central y la posición a mitad de camino de Casco. El entrerriano se desdobla entre el lateral izquierdo –cuando el equipo defendió– y se posicionó como auxilio de Pérez en la salida y para presionar. La sensación ambigua la expresó en Córdoba, frente a Banfield, y la repitió en el Monumental ante quien era uno de los últimos de la tabla de posiciones. Una formación abierta, que se desplegó a lo ancho del campo de juego cuando atacó, pero que quedó desnudó al momento de retroceder.
Y tuvo a favor que a los ocho minutos rompió la paridad, estableció diferencias. Enzo Díaz inició el movimiento, la jugada, con una salida limpia y un pase filtrado para Nacho Fernández. El volante asistió el pique al espacio de Beltrán, que apenas jugó 16 minutos en los cuatro encuentros anteriores, en una muestra de la jerarquía de las alternativas que ofrecen el colombiano Borja y el venezolano Rondón; el centro rasante no logró conectarlo Rondón, pero por detrás, libre acompañaba Paradela, que controlo y definió con el arco libre. El oriundo de Quiroga –un pueblo de 2000 habitantes, en la provincia de Buenos Aires- es uno de los futbolistas a los que Demichelis le renovó la confianza y habilitó continuidad, con la idea de que tuviera más protagonismo que con Gallardo. El gol fue una liberación para el zurdo que actuó con perfil cambiado, sobre la derecha: no anotaba desde el 26 de junio del año pasado, cuando los millonarios derrotaron 2-1 a Lanús.
Ese protagonismo de Paradela se manifestó en otro par de acciones, donde ensayó remates desde fuera del área. Cuando avanzó River lastimó y generó riesgo: Beltrán, Solari y Rondón se sumaron para que el arquero Medina tuviera que estar siempre atento. La vocación ofensiva fue también el principio del desbalance y de las preocupaciones. Una formación partida, como si se tratara de dos bloques inconexos le posibilitó a Arsenal ocupar los espacios que liberaba River y fabricar acciones de riesgo. Las trepadas de Sporle, por la izquierda, era la fórmula más repetida; Guzmán exigió a Armani, que respondió con solvencia y más tarde se sorprendió en un cierre de Díaz, que casi anota contra su propio arco.
Para corregir el desequilibrio, Nacho Fernández empezó a acompañar a Pérez, pero la función le quitaba frescura para conducir. Un triple cambio para reorganizar y acomodar resultó un golpe de escena: Palavecino –uno de los ingresados, junto a Borja y De La Cruz– se equivocó en el pase atrás y habilitó a Paiva, que fue derribado por Armani en el área; Guzmán convirtió el gol. Con la nueva disposición y la urgencia, River aumentó la presencia en ataque: la fluidez para lastimar continuó con el uruguayo De la Cruz, Nacho Fernández –cerró un disparo que Medina envió al córner y más tarde el arquero despejó una espectacular volea–; insistía, pero no controlaba el juego y se exponía con peligro a los contraataques que diseñaba el rival.
Sin espacio en el área, donde se movía Rondón, Borja se recostó sobre la izquierda. Intentó un cambio de frente, falló y desató el ataque que terminó con el gol de Leal, el portugués que le convirtió cuatro veces y que con el festejo provocó el primer triunfo de Arsenal en el Monumental. River se enredó en su propio laberinto, profundizó los errores y los cambios terminaron por hundirlo.