La reforma de las pensiones impulsada por Macron pasó al Senado
El texto no llegó a votarse en Diputados, antes de dar paso al debate sobre una moción de censura presentada por la ultraderecha, que no tiene visos de prosperar.
Pasada la medianoche, la presidenta de la Asamblea (cámara baja), Yaël Braun-Pivet, puso fin al examen del texto, que no llegó a votarse, antes de dar paso al debate sobre una moción de censura presentada por la ultraderecha, que no tiene visos de prosperar.
El pleno del Senado debatirá a partir del 2 de marzo la propuesta de retrasar la edad de jubilación de 62 a 64 años para 2030 en Francia, que desde su presentación en enero provocó una oleada de protestas masivas.
Dos de cada tres franceses se oponen, según los sondeos, y el 31 de enero tuvo lugar la mayor protesta contra una reforma social en tres décadas. Los sindicatos buscan aumentar la presión a partir del 7 de marzo, con huelgas prorrogables.
Los opositores cargan contra un proyecto injusto que perjudicaría a las clases populares. El gobierno defiende subir una de las edades de jubilación más bajas de Europa como una manera de evitar un déficit en la caja de las pensiones.
Aunque se daba casi por hecho que no se llegaría a votar en la Asamblea, los sindicatos aumentaron la presión en los últimos días sobre la oposición de izquierda para que se pudiera debatir al menos el artículo relativo al retraso de la edad.
Pero en vano. El partido La Francia Insumisa (LFI, izquierda radical) mantuvo la mayoría de sus miles de enmiendas, lo que impidió llegar a ese punto, en un contexto de tiempo limitado por el polémico procedimiento escogido por el gobierno.
Si para el 26 de marzo las dos cámaras no logran pronunciarse sobre el texto, el procedimiento utilizado permitiría al gobierno aplicar de todas formas la reforma, aunque corre el riesgo de aumentar el descontento social.
Mientras tanto, los sindicatos continúan preparando la jornada de huelga general del 7 de marzo, que se busca que sea más amplia que las cinco jornadas de protestas realizadas ya desde el 19 de enero.
El sindicato CGT anunció hoy un paro para ese día de la industria química, que incluye al sector clave de las refinerías.
Además de aumentar la edad mínima de jubilación a 64 años, la reforma busca adelantar a 2027 la subida de un año (de 42 a 43) del período de cotización necesario para disfrutar de una pensión completa, que ahora está previsto para 2035.
El Gobierno argumenta que sin esos cambios el sistema de pensiones generará un déficit creciente que alcanzará 12.500 millones de euros para 2030, mientras que la izquierda duda de esas cifras y propone que se tasen las grandes fortunas y los beneficios de las principales empresas para financiar ese agujero.
La reforma tiene la oposición frontal de la izquierda (LFI, socialistas, comunistas y ecologistas) y de la ultraderecha. Por ello, el Gobierno, que no tiene la mayoría en el Parlamento, necesita el apoyo del único partido que le queda como posible respaldo: el conservador Los Republicanos.
Francia vivió ayer su quinta jornada de protestas contra la reforma de las pensiones a llamado de los sindicatos, con una movilización en retroceso a la espera de la huelga del 7 de marzo.
El seguimiento fue inferior al de la marcha del sábado. A la espera de datos oficiales globales, el sindicato CGT reivindicó 1,3 millones de manifestantes en Francia y 300.000 en París (37.000, según la policía).
“La jornada es ya un éxito (...) El descontento, la determinación y la pugnacidad están intactas”, dijo en cambio Laurent Berger, del sindicato CFDT, quien manifestó junto al resto de líderes sindicales en Albi (sur).