La otra guerra de Ucrania: la lucha de Zelensky contra la corrupción de sus políticos y oligarcas
El gobierno lanzó una campaña contra el cohecho en su país como parte de los esfuerzos para ser aceptado en la Unión Europea y seguir recibiendo ayuda para enfrentar a Rusia. Ya cayeron varios directivos de empresas estatales que evadieron impuestos y lavaron al menos 1.000 millones de dólares
Apenas unas horas antes, se había producido una ola de renuncias de altos cargos del gobierno como un asesor presidencial, el viceministro de Defensa y el fiscal general adjunto. Aparentemente, dejaron sus puestos para evitar mayores acusaciones formales por parte de los fiscales. La Oficina de Seguridad Económica informó haber descubierto malversaciones a gran escala y evasión fiscal por valor de 40.000 millones de hyrivnia (1.000 millones de dólares) por parte de la antigua dirección de las dos mayores empresas petroleras de Ucrania, Ukranafta y Ukrtatnafta. También se encontraron evidencias de sobreprecios en la adquisición de chalecos antibalas y en las raciones de comida para los soldados.
Las acciones más espectaculares fueron las redadas en los domicilios del ex ministro, Arsen Avakov, y del multimillonario Ihor Kolomoisky. Al frente de los procedimientos estuvo el fiscal general ucraniano, Andrei Kostin, quien dijo en un posteo de Facebook que “la corrupción en guerra es saqueo y traición”. Y hasta denominó algunos de los actos cometidos como “crímenes a la rusa”.
En realidad, la justicia ucraniana no tuvo más remedio que actuar ante las investigaciones que realizó el periodista Mykhaylo Tkach en el sitio de noticias Ukrayinska Pravda. Fue quien demostró que el jefe adjunto del gabinete presidencial de Zelensky, Kyrylo Tymoshenko, se había mudado durante la invasión rusa a una mansión que, supuestamente, había comprado a un magnate inmobiliario, y que los fines de semana conducía un costoso automóvil Porsche AG. También reveló que su entrenador físico personal había obtenido en los últimos meses enormes ganancias en negocios con el Estado en los que Tymoshenko tenía injerencia.
El caso del oligarca, Ihor Kolomoisky, es aún más complicado para Zelensky, ya que le debe a este su popularidad y el empujón financiero que lo llevó a la presidencia. Kolomoisky amasó un enorme poder en Ucrania en el caótico período posterior a la caída de la Unión Soviética, construyendo un imperio financiero que abarcaba productos químicos, gas, medios de comunicación y finanzas. Gestionó sus participaciones a través de una serie de empresas extraterritoriales y del mayor banco de Ucrania, PrivatBank, que él mismo controlaba. Fue nombrado brevemente gobernador de la región ucraniana de Dnipropetrovsk tras la invasión rusa y posterior anexión de Crimea en 2014, cuando se convirtió en un héroe nacional por ayudar a armar a las fuerzas armadas ucranianas. A pesar de esto quedó enfrentado al entonces gobierno ucraniano y fue cuando decidió apoyar a Zelensky en sus aspiraciones políticas. Su canal evitó la censura de un programa satírico en que Zelensky interpretaba a un maestro de escuela que se convertía en presidente, algo que le dio fama nacional y lo catapultó al poder. El PrivatBank ya estaba en la mira de la justicia estadounidense. Se le impusieron sanciones en 2021 y un año más tarde se inició una demanda civil federal en Texas por fraude y malversación de fondos.
El otro gran personaje que cayó en desgracia fue, Arsen Avakov, que tuvo un enorme poder como ministro del Interior durante los siete años que ocupó el cargo hasta su salida en 2021. Su nombre circulaba en las redes sociales en las últimas semanas como sospechoso de maniobras en un extraño accidente de helicóptero en las afueras de Kiev en el que viajaba su sucesor en el cargo. Él mismo quiso adelantarse a la acción del fiscal general y publicó en Instagram que los investigadores estaban interesados en los contratos para la compra en 2018 de helicópteros Airbus H225 Super Puma. Los contratos, aclaró, eran entre los gobiernos francés y ucraniano. Aparentemente se excluía de la transacción que había sido denunciada en su momento en el parlamento.
“Todo esto estuvo por debajo de las negociaciones para la entrega de fondos y armamento al gobierno de Kyiv desde que Rusia lanzó la invasión. Zelensky ya no tenía alternativas. Si quiere seguir en el proceso de entrada en la Unión Europea y seguir recibiendo fondos frescos, tiene que mostrar que está dispuesto a ir a fondo contra la corrupción”, explicó a Sky News, Orysia Lutsevych, investigador y gerente del Foro de Ucrania en la Chatham House de Londres.
Si bien, el martes pasado el Departamento del Tesoro aclaró que no había encontrado indicios de que se hubieran utilizado indebidamente fondos estadounidenses en Ucrania, varios legisladores de la oposición republicana venían reclamando acciones precisas contra la corrupción como requisito para seguir apoyando el envío de armas para contener a las fuerzas rusas. Posiciones similares se escucharon en los últimos meses en el Parlamento Europeo. Desde su independencia de la Unión Soviética, Ucrania permanece entre los países más corruptos del este europeo, según el índice de Transparency International. En 2009 figuraba con 79 puntos cuando 100 es el que marca a los países con mayor descomposición social. Doce años más tarde, en 2021, había mejorado y alcanzó los 68 puntos, aunque permanecía muy lejos del promedio europeo de los 40/44 puntos. La invasión rusa había logrado tapar hasta ahora lo que sigue siendo un mal endémico en Ucrania y buena parte del planeta.