El gol en La Boca
TyC
La noticia del día es el gol. Que volvió el gol. Casi como un homenaje a Palermo, aunque seguramente no lo haya disfrutado ni mucho menos. Boca venía sufriendo la falta de gol (apenas dos en tres partidos) y este equipo vive del gol. Es su única justificación. Boca no juega: hace goles. Y como se gana con goles,
mientras los haga tiene un problema grande resuelto. La generación de
fútbol es otra cosa y tal vez haya que esperar a un próximo técnico (a
un técnico) para verla. Por ahora, no existe. Acaso hubo algunos
minutos de juego cuando Platense ya estaba liquidado, pero un equipo
debe jugar siempre, no cuando lleva dos goles de ventaja.
Desde julio del año pasado que Boca no hacía tres goles en un mismo partido de Primera
(sí se le había dado en Copa Argentina). Eso muestra que nunca le sobró
nada. En sus días, ese señor que estuvo gritando en el banco de
Platense convertía en gol casi todo lo que tocaba. Pero en líneas
generales, más allá de crearse sus propias situaciones, era un
finalizador. El ejecutor final, el verdugo. Los Boca que integró, todos,
jugaban al fútbol. El de Bianchi, el de Basile, el de Russo, hasta el
de Falcioni con sus formas.
Langoni es el jugador que mejor puede explicar a este
Boca. Es, en alguna medida, un reflejo de Boca. Su síntesis. Su
analogía. No tuvo mucha participación, pero fue clave. De la nada crea una jugada de riesgo. Con un robo, por el solo hecho de estar atento a los errores, generó el segundo gol, el que encarriló un partido complicado.
Boca no había hecho méritos, no había jugado bien, estaba tan duro como
siempre y se encontró 2-1 arriba. Langoni no tuvo un gran partido: no
había desequilibrado con su velocidad ni con su gambeta, no había
limpiado los caminos al arco, no se había asociado especialmente con
nadie, no había pateado al arco. Pero es un peligro latente. Y fue decisivo para el gol. Así es Langoni y así es este Boca de Ibarra.
Para tomar nota: no le pasen la pelota a Chiquito Romero; bien
Figal; Sández no será crack como Fabra pero cumple; a Advíncula hay que
hacerle el mismo tratamiento que a Frank, mandarlo al banco y poner a
Weigandt; Varela jugó otro mal partido y condiciona el rendimiento del Equi, que jugó mucho mejor cuando pasó de 5;
Pol merece salir, Medina merece entrar; Merentiel hizo un gol, que es
lo que hacen los 9 (y lo que no venían haciendo los 9 de Boca); buen ingreso de Briasco, coronado por un golazo. Durante la semana se discutió si Boca jugaba mejor sin Villa: no, juega siempre igual.
Si juega mal -y lo hace bastante seguido- no es culpa del colombiano,
que sí debe corregir esa tendencia a descontrolarse. ¿Merece volver? La
tiene que pelar con Langoni. ¿Y Benedetto? Titular. ¿Armará Ibarra un
equipo con Langoni-Pipa-Villa? Mmm. Difícil.
Un viejazo: dio cierta nostalgia verlo en la cancha a
Palermo con el Chelo Delgado, con Chicho Serna, con el Negro Ibarra,
Román mirándolos desde el palco... Cuando le ganaron al Real Madrid,
todos juntos, Langoni no había nacido. Estaba como para que se
dejaran de joder, se pusieran la pilcha de Boca y salieran a jugar todos
juntos. Al Titán se lo vio tocado por el recibimiento: no había amianto
que resistiera tantas ovaciones, los trapos, los murales, el Muchas
Gracias Palermo. Boca cumplió: con el homenaje y con el resultado. Al lado de lo que veníamos viendo...