E. LEAGUE | BARCELONA 2 - M. UNITED 2 / A Old Trafford con dos losas
El Barça, que no tendrá a su ‘Zipi y Zape’ en Old Trafford, no pasó del empate contra el United después de un partido loco con cuatro goles y dos polémicas gruesas.
El
2-2 de Raphinha fue un subidón de azúcar que permitió un final heroico,
con varias apariciones de Ansu, un balón al palo y un posible penalti
que indignó a Xavi y que equilibró, en cierto modo, enfados, porque Ten
Hag se había puesto como una moto después de que Mariani pasase por alto
un derribo de Koundé al terrible Rashford. Pasada la tormenta de fútbol y emociones que fue el partido, al Barça le queda un panorama inquietante para Mánchester,
donde vuelve a flirtear con una eliminación tempranísima en Europa y
donde no va a tener a sus dos jugadores franquicia y estará pendiente de
su capitán, Busquets. Veremos hasta dónde llega, pero le hará falta la
cabeza, que da la impresión de perder a menudo en Europa, donde se
descontrola en flashes que terminan por condenarla. También necesitará,
por cierto, lo mejor de sus jugadores franquicia. Lewandowski, que
jugaba su primer partido contra el Manchester United a los 34 años, no
pudo con los red devils. En Od Trafford no puede esconderse.
En una eliminatoria planificada al menos a cuatro actos (sin descartar un agónico quinto en Old Trafford), el primero, en el que pasó poco, tuvo la peor noticia posible en la lesión de Pedri, que se tiró al suelo en una imagen que trasladó a aquellas de la temporada post-Juegos, cuando fue perseguido por las lesiones. El canario se marchó en el minuto 41. Para entonces ya habían pasado muchas cosas en el Camp Nou, con un primoroso ambiente pese a lo extraño del horario. El Barça agarró bien el partido en el primer cuarto de hora, pero Lewandowski se topó con De Gea en una buena transición de Alba, que prolongó hacia el polaco después de que Gavi, pillo, dejase pasar el balón.
El zurdazo de Lewi no fue suficiente para tumbar al internacional. Fue lo más peligroso que hizo el Barça en la primera parte. Hubo algún disparo más de Marcos Alonso y Pedri, pero muy tierno. Quien empezó a merodear el área de Ter Stegen con malas intenciones fue el United. Weghorst, el zurdo que sacó de quicio a Messi en el Mundial (“qué miras bobo, andá p´allá”), se quedó mano a mano con Ter Stegen, que le adivinó el sitio. Poco después, Rashford aprovechó uno de los numerosos errores de Koundé en la primera parte (el francés no está ni de lejos a su mejor nivel, sea de lateral o de central) para armar rapidísimo la pierna. Ter Stegen intuyó a tiempo el tiro e hizo la parada de la noche. El United es un equipo que ha aprendido a armarse alrededor de Casemiro. El brasileño lo equilibra con Fred en el medio y permite que vuelen los extremos y, especialmente, Rashford.
El 0-0 duró poco. Raphinha se inventó un tirazo de vuelta del vestuario y, al momento, Marcos Alonso le hizo el mejor homenaje a su padre con un cabezazo a la salida de un córner. El 1-0 (50′), celebrado con una mirada al cielo, pareció abrir las puertas, al fin, a una noche de gloria. Pero el drama estaba esperando a la vuelta de la esquina. En diez minutos, Rashford se merendó al Barça. Primero se infiltró entre Marcos Alonso y Alba y sorprendió a Ter Stegen en el palo corto, mal protegido por el alemán. Eso fue en el minuto 53. Siete después, el Barça cometió un error de principiante y no mandó una ayuda a la salida de un córner, otra vez un córner en Europa (Roma, Liverpool). Rashford dejó sentado a Raphinha y centró a una nube de piernas donde una vez más el cuerpo más torpe fue el de Koundé, que firmó una noche horrible. Superado en el lateral otros días, reclama su puesto preferido, el de central. Pero no dio el nivel.
Por un momento, el Barça pareció desbordado. Salvó un match-ball después de una jugada al límite en la que Koundé se jugó el penalti, la expulsión o todo junto en una acción con Rashford. El Barça se rompió tácticamente como en la noche del Inter, pero de nuevo, de manera angelical, volvió al partido con el 2-2 de Raphinha (sorprendido luego de manera sorprendente en medio del calentón del brasileño) y una descarga espectacular en los últimos minutos en los que Mariani no quiso ver unas posibles manos de Fred, hubo una jugada embarullada que acabó en el palo y Ansu lo intentó por tierra, mar y aire…, sin éxito. Ten Hag acabó amonestado; Xavi, enfadado; el Camp Nou, incendiado… El 2-2 del partido no es una mala noticia en sí para el Barça, porque se vio por varios momentos en la lona. Pero que Pedri y Gavi no vayan tal vez sea una losa tal vez insuperable en un equipo aún tierno para la vieja y dura Europa.