Boca: vuelven Benedetto y Villa, y están Merentiel, Langoni y Briasco, una “complicación” que le gusta a Ibarra
La victoria ante Platense fue con el aporte de los delanteros de la segunda línea, mientras que para enfrentar a Vélez estarán disponibles el Pipa y el colombiano
Ni el funcionamiento ni un estilo definido de juego fueron los atajos de Boca para volver al triunfo. Para vencer a un liviano y limitado Platense, la solución pasó por el poder de fuego de la segunda línea de delanteros, jugadores que hicieron méritos para poner en aprietos futuras decisiones de Hugo Ibarra. “Me gustan que me compliquen, así tiene que ser la competencia entre los jugadores. Es lo que queremos lograr”, expresó el entrenador, de cara al partido del próximo sábado ante Vélez, en Liniers.
Algo ya se había vislumbrado en los últimos minutos de la derrota frente a Talleres. Cuando entraron Luca Langoni y Miguel Merentiel, el equipo había conseguido más profundidad y contundencia. La tendencia se mantuvo este domingo, en una Bombonera donde el más reverenciado fue Martín Palermo, el goleador récord que volvió como entrenador del Calamar.
Entre Langoni y Merentiel surgió el segundo gol. Y cuando Platense iba mal y volvía peor en busca del empate en el segundo tiempo, Norberto Briasco arrancó como un toro en busca de la larga habilitación de Óscar Romero. Le ganó el primer cuerpo a cuerpo a Pignani, al que terminó de anular con un enganche para definir con un derechazo furioso. Cuarto gol de Briasco en sus dos años en Boca. Lo festejó con un grito desaforado, liberador, parecido al que había pegado Merentiel, que empieza a escribir su historia en Boca, con su bautismo en la red en su primer partido como titular de los tres en que participó.
A Boca le costó menos encontrar los goles que dar con un buen rendimiento en el primer tiempo. La ventaja no fue producto de una marcada superioridad o de un afinado funcionamiento futbolístico. Un par de aciertos -un cabezazo bombeado de Figal en un córner y una corrida electrizante de Langoni que definió Merentiel- maquillaron un nivel discontinuo, errático en varios momentos. Quizá sostenido anímicamente en el aliento indesmayable de su Jugador N° 12, como reconoció Ibarra: “Tenemos un jugador más: el público”.
El resumen de Boca 3 - Platense 1
Los primeros 45 minutos dependieron más de los errores que de las virtudes de los dos equipos. Tanto Boca como Platense podían incurrir repentinamente en malos pases, desacoples, distracciones.
A Boca le duró un suspiro el 1-0. Un par de minutos después, un rígido Sergio Romero hizo un pase frontal que interceptó Cacciabue; el centro de Nico Castro fue despejado con excesiva blandura y confianza por Figal. El centrodelantero Servetto tuvo esa mezcla de convicción y fortuna que hizo de su entrenador, Martín Palermo, un goleador implacable. La pelota le quedó al delantero llegado desde Almagro tras darle accidentalmente en la cabeza. Sergio Romero tampoco tenía respuestas para esa situación: gol de Servetto, que dos fechas atrás le había marcado a Independiente en el Libertadores de América.
A Boca no le funcionaba el medio campo. Ezequiel Fernández, recostado sobre la izquierda, no encontraba su lugar ni la pelota. Varela no agarraba el timón, Pol Fernández navegaba en la intrascendencia de los últimos partidos y Oscar Romero era el enganche que no enlazaba con nadie.
El juego se hizo cortado, impreciso, más hijo de los yerros que de los movimientos coordinados y fluidos. Boca se complicaba solo cuando quería salir jugando desde atrás, fuera con Chiquito Romero o con sus centrales.
Platense también tenía sus despistes y descuidos, con el agravante de que los puede pagar más caro porque posee menos categoría individual que su rival. Uno de los tantos pases a la bartola, en este caso hacia atrás para uno de los centrales de Platense, fue interceptado por la relampagueante reacción de Langoni, que se lanzó en carrera, indetenible para el desesperado retroceso calamar. El remate del N° 41 fue rechazado por el arquero Arce; Merentiel venía acompañando la jugada con el olfato del goleador y se encontró con la pelota para el 2-1.
Un poco más armonioso fue Boca en el comienzo de la segunda etapa. Ahora sí el paraguayo Romero encontraba compañeros que se desmarcaban y le daban opciones de pases. Pol y Ezequiel Fernández cambiaron de posición. Merentiel tuvo el 3-1, pero cabeceó alto desde una posición muy propicia.
Con el ingreso de Medina por Varela, quedaron cuatro volantes en línea, con Equi y Pol Fernández repartiéndose el eje, Medina y Romero más abiertos. Por unos minutos, Boca dio un paso atrás, cedió la iniciativa y se posicionó para el contraataque. Langoni, acalambrado por su primer esfuerzo sostenido del año, le dejó su lugar al brioso Briasco.
Platense buscó algo más de volumen ofensivo con la entrada de Maximiliano Zalazar, formado en las inferiores de Boca y cedido a préstamo. El equipo de Ibarra ya había tomado más recaudos defensivos para no incurrir en regalos que le facilitaran la vida a Platense.
Del cuidado de la pelota se encargaba Romero, con pases desahogaban a sus compañeros. Boca, más asentado atrás, estaba para firmar el 2-1, no le quitaba el sueño un tercer gol. Pero lo consiguió por el pie sensible de Romero para un pase de 35 metros y el escopetazo de Briasco entrando al área.
Boca resolvió el presente de un partido. Era lo que necesitaba. “Queríamos ganar para no perder confianza. Quizá no jugamos del todo bien, pero nos impusimos haciendo más de dos goles”, reconoció Figal tras el partido. Merentiel y Briasco no serán Palermo, pero pueden alegrar una noche.