Boca: Darío Benedetto cumplió su sanción, pero nadie en el club garantiza su titularidad
Tras la larga suspensión, Pipa está habilitado para jugar contra Vélez en Liniers, aunque Ibarra lo imagina como titular para el duelo ante Patronato del miércoles próximo, con la Supercopa en juego
Incluso, en su abanico de facetas también se vio al que insultó a viva voz al Consejo de Fútbol en el túnel de la Bombonera, en la previa del partido con Corinthians, por los octavos de final de la Copa Libertadores. Y el que más tarde tuvo (según sus propias palabras) la peor noche de su carrera profesional, malogrando un penal durante el partido y otro en la definición.
Ahí se lo ve a Benedetto en el campo del predio de Ezeiza. Entre sonrisas, algún juego junto a Luis Vázquez para decidir quién patea en un momento de relajación del entrenamiento. Pipa le gana al juvenil, y se va contento con la pelota que habían puesto en disputa... Es que ya es el momento de volver para él, luego de la sanción de cuatro fechas impuestas tras sus gestos contra Racing y el arbitraje en el Trofeo de Campeones, que lo marginó de este arranque de la Liga Profesional. Seguramente tampoco juegue de titular este sábado ante Vélez, en el José Amalfitani (21.30), pero eso ya se trata de una determinación de Hugo Ibarra. Se espera que sume algunos minutos en el segundo tiempo, aunque se trata de un síntoma positivo para el atacante.
Lo más importante en estas horas para Boca estará en Santiago del Estero: el miércoles juega la Supercopa Argentina frente a Patronato. Un título en disputa ante el equipo que descendió a la Primera Nacional. Y en ese desafío está la mente puesta de Benedetto, pero también del cuerpo técnico en relación a lo que pretenden de Pipa. Si bien puertas adentro continúan pensando en que el jugador debe hacer algún cambio en ciertas reacciones y actitudes, no perdió la consideración de ser el ‘9′ de Boca. Sus compañeros, incluso, lo apoyan y esperan. E Ibarra lo piensa como el arma para ese partido y los que vendrán luego.
Eso sí: deberá estar a la altura y recuperar su mejor nivel. Es cierto: nadie le ha metido la presión suficiente para preocuparlo. Justamente, todo está resumido en que Miguel Merentiel, incorporado hace pocas semanas, entusiasmó más que los demás: con una gran asistencia a Luca Langoni ante Talleres y su gol de rebote frente a Platense es el artillero que dejó buenas sensaciones y le avisa a Benedetto que tiene que hacer lo propio. En cambio, Nicolás Orsini no hizo goles en las tres posibilidades que tuvo de jugar, se lesionó y el 2 de marzo cumplirá un año sin inflar la red, mientras que Vázquez -junto a Gonzalo Morales- jugó esta viernes en la reserva ante algunas lesiones que arrastra.
Es curioso. Benedetto es, posiblemente, el futbolista con mayor jerarquía individual de todo el plantel azul y oro. Desde que a mediados de 2016 llegó a Brandsen 805, jamás le pesó vestir la camiseta número 9 y pagó con goles muy importantes su incorporación. En esa primera etapa anotó 45 en 76 encuentros (0.59 de promedio). El hombre volvió hace casi un año al club de sus amores y en su debut marcó de cabeza ante Colón con una notable elasticidad, estableció en sus primeros partidos un promedio tan asombroso como en la etapa anterior (9 gritos en 14 partidos) e incluso marcó, frente a Barracas Central y con una acrobacia, uno de los goles más lindos del año.
Sin embargo, desde su regreso lucha internamente con una aparente obligación de erigirse como líder y referente, dentro y fuera del campo de juego. Eso no solo no fluye de manera natural, sino que además lo desenfoca, y lo ubica en un rol en el que pierde los estribos con facilidad. La expulsión que recibió en la final del Trofeo de Campeones 2022 con Racing (con gestos, le dio a entender al árbitro Facundo Tello que el partido estaba comprado por la Academia), fue el último capítulo de una serie de desaciertos de los que no solo sale perjudicado él, sino también el equipo.
A menos de dos meses de su regreso al club de la Ribera luego de su experiencia europea en Olympique Marsella y Elche, de España, el delantero tuvo esas fuertes críticas a Almendra ante los medios. “Hay que respetar al entrenador y a los compañeros siempre. Agustín nunca entendió la camiseta que tenía puesta, y con él no hay vuelta atrás”, sentenció Pipa a fines de febrero.
Si bien testigos de esa jornada de furia del juvenil le aseguraron a este diario que “en dos ocasiones, Agustín fue directo a quebrar al Pipa”, lo concreto es que jamás quedó claro si la voz del delantero era o no el mensaje unificado del resto del plantel. Tiempo después, el 21 de abril y en medio de un apático 1 a 1 con Godoy Cruz, criticó a sus compañeros a viva voz en la Bombonera. “¡Unos pelotudos! ¡Cinco minutos faltaban!”, vociferó el goleador cuando se iban al vestuario. Un micrófono captó esa frase, que el número 9 dijo tapándose la boca.
Apenas cinco días más tarde caminó por la cornisa de la expulsión ante Corinthians en Brasil, por la etapa de grupos de la Copa Libertadores, luego de una discusión exagerada e innecesaria. “¡Con él, no! ¡Vení conmigo, cagón!”, le repitió una y otra vez a João Victor, luego de recibir la tarjeta amarilla como consecuencia de quedar frente a frente con el defensor rival e incluso distanciarse con un cabezazo. Todo ocurrió después de que el defensor brasileño se trenzara en una acción con el “Changuito” Exequiel Zeballos. La reacción del goleador solo sirvió para que lo amonestaran y deba cumplir una fecha de sanción en un partido fundamental para las aspiraciones de Boca: contra Always Ready, en la altura de La Paz. El triunfo 1 a 0 en suelo boliviano disimuló aquella reacción.
Después de la eliminación copera con Corinthians, Benedetto mantuvo su postura de asumir el rol de líder del plantel. Eso lo llevó a otro contexto de tensión a mediados de agosto. “No puede ser que te ganen todas por arriba”, le recriminó a Carlos Zambrano, mientras ambos se iban al vestuario para el entretiempo de un partido con Racing, en Avellaneda. “Vos metete en lo tuyo y hacé un gol”, le respondió el peruano, según pudo reconstruir LA NACION.
Ese ida y vuelta dialéctico derivó en otro en el que todo pasó a la acción, con empujones y golpes de puño entre los dos protagonistas. Los hechos se dieron en la manga que lleva a los futbolistas visitantes a su respectivo vestuario. Fue tan intensa la pelea que ambos jugadores debieron ser separados por sus propios compañeros y por los agentes de seguridad ubicados en ese sector. La consecuencia fue rápida: tanto el defensor como el delantero fueron sancionados con dos partidos fuera de la lista de convocados.
No fue la única vez que Boca multó a Benedetto durante 2022. A comienzos de junio, durante la gestión de Sebastián Battaglia, el Pipa debió ver el partido con Ferro, por la Copa Argentina, desde afuera por haberse ausentado a un entrenamiento, castigo que también recibió entonces Marcos Rojo. Los dos acataron la medida, no solo con el sentido común de saberse en falta con sus compañeros, sino también para que quede claro que las reglas de convivencia son iguales para todos.
El último contrapunto se dio durante el Mundial. En medio de la pretemporada, Benedetto le pidió permiso al club para tomarse unos días y viajar a Qatar a ver la final entre la Argentina y Francia. Recibió el OK a cambio de recuperar esas jornadas de entrenamiento a su regreso, cosa que hizo. Sin embargo, el contexto cambió en este 2023. Aunque todos en Boca son conscientes de que el Pipa es una pieza muy importante, su titularidad no está garantizada. Porque, además, su presencia en el campo de juego no es tan desequilibrante. Desde el 10 de mayo del año pasado a hoy disputó 28 encuentros y apenas marcó 7 goles (uno cada cuatro partidos). Así las cosas, estará en él enfocarse en el juego y en recuperar su romance con la red para vivir más cerca de Doctor Jekyll y controlar lo máximo posible a su Mr. Hyde.