Un líder que ha aprendido a sufrir

A pesar de las bajas de Lewandowski y de Jordi Alba, el Barcelona supo sufrir y sacar adelante un partido que ha perdido mil veces.

Santi Giménez
As
Golpe sobre la mesa. El Barça salió del Civitas como líder en solitario de LaLIga con tres puntos de ventaja, una circunstancia que no se daba desde hace casi tres años y medio. No fue un partido memorable en lo futbolístico por parte de ninguno de los contendientes. De hecho, viendo el partido, se entiende bastante bien que ninguno de los dos equipos sea competitivo en la máxima competición europea, pero el Barça supo sufrir y competir mejor aprovechando los destellos de Dembélé y de Pedri, la garra de Araújo y de Gavi y la solidez de Ter Stegen, que sumó una nueva portería a cero. Al barcelonismo, a base de sufrir, se le han quitado las manías y antes de mirar al juego se valoran los puntos.

Cambio de película. Hubo una época en la que los partidos entre el Atlético de Madrid y el Barcelona eran imprevisibles. En esa época eran dos equipos desbocados que improvisaban el guión a medida que se rodaba la película. Ahora, en cambio, repiten sus escenas preferidas una y otra vez. Por ejemplo, el Barça. Los de Xavi volvieron a salir con una gran puesta en escena y un chispazo de genialidad de Pedri permitió a Dembélé abrir el marcador. Un minuto después, Pedri perdonó el segundo gol. El partido, que tranquilamente podía ir 0-3 a los 20 minutos iba sólo 0-1. Y entonces, los más habituales de la sala blaugrana lo saben, viene la escena en la que se apaga la luz. Y cuando la luz se apaga, todo depende del rival. El rival, por suerte para los culés, tiene menos luces aún.

Dos Simeones en la banda. El apagón en el Barça no tiene medias tintas. Después de dominar el juego a voluntad, los jugadores blaugrana consiguen un efecto que en el Metropolitano ganó brillo: son capaces de sacar a Xavi de sus casillas hasta que parezca la niña del exorcista. Eso, en casa del Cholo tiene mérito. Simeone se encontró por primera vez en mucho tiempo a un entrenador a pocos metros suyos más indignado que él. Lo que Xavi denomina “errores propios” y que son los que le sacan de quicio aparecieron en su máxima expresión y un partido que parecía dominado de salida pasó a ser un calvario que solo frenó, de manera momentánea, el descanso. Estaba por ver si había un giro de guión.

Épica blaugrana. El Barcelona se ha dado millones de veces de bruces en partidos como el que disputó en Madrid, en los que dominó y en los que no supo sufrir. Hay que celebrar no sólo que superó momentos muy complicados sino que supo hacerlo -y eso es lo más importante- en el momento justo. Después de la derrota del Real Madrid ante el Villarreal, logró ganar aprovechando una ventana de oportunidad que le permite sembrar las dudas en el equipo blanco, acudir a la Supercopa con menos carga de responsabilidad y descarrilar al Atlético de la carrera por el título. Los de Simeone están ya a 14 puntos. El Barça sigue con corriente alterna, pero es el líder. Y sin Lewandowski ni Alba.

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