TENIS | OPEN DE AUSTRALIA / Nadal salva el estreno en Melbourne con más luz que sombra
El español pudo con Draper (38º) en un partido largo y difícil que solventó con agresividad (41 golpes ganadores) y físico. Le espera McDonald.
No fue nada fácil para un Nadal poco rodado hacerse con el control del partido, entre otras cosas por culpa de la calidad de las bolas, que criticó en la rueda de prensa previa al inicio del torneo. “No obtiene el mismo giro que de costumbre. Después de un par de golpes, pierde presión. Es más difícil acertar con el spin correcto. Y es más fácil jugar cuando le pegas más plano”, dijo Rafa.
Y tenía razón. A los dos contendientes les costó bastante darle profundidad a sus tiros y levantar la pelota en situaciones adversas, sobre todo en las condiciones iniciales de humedad y amenaza de lluvia. Eso hizo que los intercambios fueran bastante largos. El aumento del calor propicio una mejora en ese sentido. Con menos peso, costaba menos atacar y esa circunstancia ayudó bastante a un Nadal que sufrió un bajón preocupante en el segundo set después de sacar adelante con solvencia el primero, gracias a su acierto con el saque (solo perdió cinco puntos).
Movimiento y agresividad
Lo mejor que hizo el titán de Manacor fue moverse bien, rápido de piernas, y ser agresivo durante la mayor parte del encuentro, sin miedo a cometer errores, que finalmente fueron muchos (46). Con 41 golpes ganadores, superó a Draper, un tenista alto (1,93) que acabó agotado con tanto ritmo y tiroteo, pero vendió cara la derrota. En su debe, la notable diferencia de velocidad entre el primer y el segundo saque (43 km/h de media), en ocasiones muy flojo, y la falta de mano para las dejadas.
Nadal hubiera ganado con mayor facilidad de no haberse desconectado tras ganar sets, como le ocurrió en la United Cup frente a Norrie y De Miñaur. Por suerte para él, en el último caso resolvió la situación con cierta rapidez al aprovechar el hundimiento físico del inglés, que solo había disputado hasta ahora dos partidos de cuatro sets, tras perder un punto que se le hizo eterno (22 golpes), que casi le impidió sacar por un problema abdominal. El vigente campeón lo reventó con 36 años y sobrevivió en un choque que puede venirle muy bien. Como él mismo explicó hace un par de días, “la confianza se coge con victorias”. Al final del encuentro reconoció que “la necesitaba”, después de haber sumado solo una en sus siete anteriores partidos.