Sin fondo de armario

Ancelotti cuenta con un núcleo de confianza de sólo 18 jugadores para afrontar las situaciones más exigentes. Ante el Villarreal sólo agotó dos cambios.

Fernando S.
As
Con el Madrid en la lona ante el Villarreal, Ancelotti cantó las 40 a los suyos en el descanso. “Les dije que despertásemos”. Tras el refrigerio, Ceballos y Asensio aportaron el brío que la remontada necesitaba. La Carlettina surtió efecto. Pero también desnudó una realidad: el Madrid tiene poco fondo de armario. A pesar del estado crítico y la necesidad de desfibrilar al equipo, los únicos suplentes que aparecieron en busca del milagro fueron el utrerano y el mallorquín. Tres cambios se quedaron en el limbo. Muestra inequívoca de que el técnico sólo confía en un reducido grupo de 18 jugadores (más Lunin) para situaciones límite.


Si la plantilla ya es estrecha a priori, con 23 fichas del primer equipo, Hazard, Mariano, Vallejo y Odriozola son cuatro ornamentos. El lateral donostiarra sólo ha jugado los 51 minutos del duelo ante el Cacereño; el central acumula 56′ entre el partido del Príncipe Felipe y los últimos 17′ de la manita al Celtic (5-1); Mariano está a la cola del furgón con cinco chispazos que le hacen aglutinar 25 minutos; y el belga ha agotó su crédito en Cáceres tras 68 intrascendentes minutos que dejan su cuenta en 297. La Supercopa y los octavos de Copa amplifican la evidencia. A medida que la enfermería engordaba, disminuía el número de sustituciones.

El banquillo del Madrid en La Cerámica.
El banquillo del Madrid en La Cerámica.JESUS ALVAREZ ORIHUELADiarioAS

Sin Alaba ni Tchouameni, Ancelotti completaba las cinco contra el Valencia. Sin Lucas, la cuenta se quedaba en cuatro ante el Barça y al añadir a Carvajal y Modric al parte de bajas, los únicos revulsivos en Vila-Real fueron Asensio y Ceballos. Con Hazard, Vallejo, Mariano y Odriozola a cero como denominador común. Un problema endémico que ya existía la temporada pasada y que no se ha solventado en la actual. Casemiro, Bale, Jovic, Isco y Marcelo salieron y sólo llegaron Tchouameni y Rüdiger. Si bien sólo Case era vértebra indispensable, son tres cuerpos menos en el cómputo global para una temporada donde la exigencia del calendario se aventuraba extrema. Seis títulos en juego y 64 potenciales partidos, con un Mundial a medio camino, dibujaban un curso espinoso.

Con la batería a tope, el Madrid firmó un inicio de curso que coqueteó con la historia (la primera derrota no llegó hasta el 17º partido, en Leipzig). Pero a medida que Qatar se acercaba, empezó a sangrar. El Mundial pasó aún más factura, el Sextete se quedó en anhelo y, aunque la remontada ante el Villarreal ha puesto venda a la hemorragia de resultados, la falta de fondo de armario es una realidad. Ancelotti debe tocar madera para que la enfermería empiece a dar altas y no tramite nuevos ingresos. Con un núcleo de confianza de 18 futbolistas y dos partidos semanales como modus vivendi, el Madrid necesita estabilidad física para poder aspirar a todo.

Oxígeno necesario

“El día que paren Karim, Luka o Toni de jugar, hay otros que tomarán el mando. No es el fin de un ciclo, es el inicio”. Ancelotti analizaba el presente y futuro del Madrid en la previa del encuentro ante el Villarreal y reflejaba de soslayo una certeza: hay una columna vertebral veterana que, si bien no tiene fecha de caducidad, no será eterna. Modric tiene 37 años; Benzema, 35; Kroos, 33; Carvajal, 31. Un grupo de jugadores que necesita oxigenar sus apariciones para estirar su chicle de rendimiento.

Kroos y Benzema, ante el Villarreal.
Kroos y Benzema, ante el Villarreal.Soccrates ImagesGetty

La vuelta del Mundial se le está haciendo cuesta arriba a Modric, Kroos está sobreexigido, Carvajal ha tenido un inicio de 2023 complicado en lo físico y a Benzema ya le amargaron el ocaso de 2022 las lesiones. Carletto necesita gestionar esfuerzos. Los cuartos de Copa (Atleti) están a la vuelta de la esquina, seguido por el Mundial de Clubes, los octavos de Champions (Liverpool) y trufado con la persecución al Barça en Liga. Muchas curvas y poco fondo de armario. El Madrid no se puede permitir estados de forma tambaleantes.

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